Ninguna ballena fue capturada bajo el programa de caza comercial de Islandia desde octubre pasado. Pero desde abril fueron cazadas 26 ballenas minke al amparo del programa de caza científica del Instituto de Investigaciones Marinas.
En un periodo de dos semanas iniciado a fines de septiembre pasado, siete ballenas de aleta (de una cuota de nueve) y dos minke (de un máximo autorizado de 30) fueron cazadas en el marco del programa de captura comercial.
"Los cazadores de ballenas trabajan para nosotros, y sólo comenzarán a capturarlas con fines comerciales luego de finalizado nuestro programa, lo que debería ocurrir dentro de las próximas dos semanas", dijo Droplaug Ólafsdóttir, del Instituto de Investigaciones Marinas.
Falta aún atrapar 13 ballenas minke en el marco del programa del Instituto.
Gunnar Berg Jonsson, de la Asociación de Cazadores de Ballenas Minke, lo confirmó.
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"Dejaremos de trabajar con el Instituto el 21 de junio, aunque uno de nuestros botes será usado para capturar cinco ballenas a ser investigadas en septiembre", explicó.
"Esperamos comenzar a cazar comercialmente desde comienzos de julio, aunque no está claro si completaremos la cuota. Si se da a conocer otra para el siguiente año de pesca, continuaremos atrapando ballenas minke hasta bien avanzado octubre", señaló.
Pero el destino de las ballenas de aleta todavía no está claro. Principalmente depende de si se puede vender la carne, lo que a su vez depende de los resultados del análisis químico para detectar posibles contaminantes.
Se suponía que las pruebas insumirían apenas entre dos y tres meses, pero no están aún todos los resultados.
"Un comprador de la carne está disponible una vez que todos los resultados están de vuelta", dijo Kristján Loftsson, de la compañía ballenera Hvalur, que caza la variedad de aleta.
El ministro de Pesca, Einar K. Gudfinnsson, se muestra reticente a tomar una decisión sobre un aumento de las cuotas de caza hasta que se confirme que habrá compradores para la carne. Y aunque Loftsson confía en hallarlo, muchos otros se muestran escépticos.
Loftsson había dicho a IPS que no creía que la caza comenzara antes de julio. Pero también agregó que "no vale la pena capturar solamente dos ballenas de aleta". "Necesitamos una cuota extra. Si no la obtenemos, no continuaremos", explicó.
Gudfinsson se enfrenta con algunos miembros de la nueva coalición gobernante, especialmente el ministro de Ambiente Thórun Sveinbjarnardóttir, quien se ha opuesto persistentemente a la caza de ballenas.
Tres ministros de la coalición anterior también habían expresado dudas sobre la decisión, alegando que daba una mala imagen de Islandia.
El programa de caza comercial de ballenas de Islandia concitó mucha atención, además de controversia, desde su puesta en marcha. Inicialmente, varios ministros fueron bombardeados con correos electrónicos de personas que deploraban la decisión de Islandia.
Veinticinco países, entre ellos 15 europeos y varios latinoamericanos, enviaron quejas oficiales a Islandia. Y varios emprendimientos culturales y empresariales fueron cancelados.
Muchos operadores turísticos, incluidas agencias de viajes en el exterior, percibieron que potenciales viajeros serían desalentados por la mala publicidad de la actividad ballenera.
Discover The World (DTW), una de esas compañías, declaró en su sitio web que discrepaba con la decisión de Islandia de reanudar la captura comercial de ballenas.
"Sin embargo, dejamos en claro que el sector turístico islandés también está en contra de la caza de ballenas y que es la principal fuerza contra esta práctica en Islandia", dijo Clive Stacey, director administrativo de DTW.
"Por lo tanto, al apoyar el turismo a Islandia no se apoya la caza de ballenas. Este punto de vista es ampliamente aceptado y los turistas, en general, reservan plazas allí sin ningún problema", agregó.
De hecho, se produjo el ingreso de turistas aumentó en los últimos años y también en este año. Pero eso no sorprende, pues hay vuelos disponibles desde muchos más aeropuertos, y también se redujeron los precios.
Organizaciones ambientalistas también reaccionaron ante la caza comercial de ballenas de Tailandia.
Muchos de los correos electrónicos recibidos por las autoridades fueron instigados por instituciones como Greenpeace, Sea Shepherd y el Fondo Internacional para la Protección de los Animales y su Hábitat (IFAW). Algunas anunciaron inminentes boicots a los productos islandeses.
Sea Shepherd, con sede en Estados Unidos, envió su embarcación Farley Mowat a Islandia para la denominada Operación Ragnarok.
Sea Shepherd es famosa en Islandia por haber hundido la mitad de la flota ballenera del país en 1986. La organización protesta tanto contra la caza comercial y como contra la científica.
Aunque Sea Shepherd ya no es tan radical como lo era en 1986, Gudfinnsson dijo a un periódico que los activistas serían recibidos "como cualquier otro terrorista".
Una encuesta realizada en febrero por el IFAW y la Asociación para la Conservación de la Naturaleza de Islandia mostró que 40 por ciento de los islandeses se oponían a la reanudación de la caza comercial de ballenas.