Las condiciones de trabajo de la prensa en Iraq son cada vez más peligrosas y difíciles. Este año ya murieron 31, advirtió la Federación Internacional de Periodistas (FIJ).
Esta situación llevó a organizaciones de la prensa local e internacional a diseñar una nueva "estrategia de seguridad", que incluye la creación de oficinas especiales a cargo de la protección de los periodistas amenazados de "secuestro, asesinato selectivo y otras amenazas".
Estas oficinas se instalarán en Bagdad y Arbil, y el gobierno y los medios contarán con sus representantes.
Desde la invasión estadounidense en marzo de 2003, al menos 204 periodistas cayeron asesinados en Iraq, una cifra que supera las bajas de la prensa en cualquier otra zona de guerra en la historia de la humanidad, sostuvo la FIJ.
"Ser complacientes con la situación de los medios en Iraq sería un error", dijo a IPS el secretario general de la FIJ, Aiden White.
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"La principal preocupación, por supuesto, es la seguridad física de los periodistas. Pero luego debemos crear el ambiente adecuado, eliminando presiones legales y políticas a los periodistas", agregó.
La FIJ, que representa a medio millón de profesionales en más de 100 países, responsabilizó a las autoridades de Estados Unidos por no brindar protección a los periodistas.
"Tenemos un diálogo muy difícil con los estadounidenses en Iraq por el modo en que manejan los medios de comunicación", dijo White.
Diecinueve de los periodistas asesinados recibieron en su cuerpo el impacto de balas estadounidenses, pero no hubo "explicaciones satisfactorias" sobre las circunstancias en que fueron acribillados, aseguró.
Los periodistas de medios iraquíes afiliados con algunas de las comunidades religiosas o étnicas enfrentadas en este país se han vuelto en blanco de atentado de las milicias rivales.
"La gente no trata natural y normalmente con los periodistas", dijo George Hasado, director del diario Bahra, de Bagdad. "Tienen miedo de las cámaras y de los periodistas."
Hasado también criticó la falta de una moderna ley de prensa en Iraq, casi tres años después del fin oficial de la guerra. En ese sentido, observó que sigue vigente las mismas normas que rigieron durante el régimen de Saddam Hussein (1979-2003).
"Esta vieja ley era severamente restrictiva. Como consecuencia, toda institución se atribuye el derecho de acusar a periodistas ante los tribunales basadas sobre sus propias conclusiones", dijo Hasado a IPS.
Varios periodistas fueron demandados a causa de su labor por funcionarios, aunque hasta ahora ninguno fue condenado y, además, esos casos se procesan a puertas cerradas, según el director de Bahra.
En la septentrional región de Kurdistán, que disfruta mucha más seguridad que el centro y el sur de Iraq, se constatan problemas similares.
En la ciudad kurda de Arbil, incluso, se celebró este mes una conferencia de dos días para considerar la situación de la seguridad de los periodistas, organizada por la FIJ y dos sindicatos iraquíes afiliados a la federación, uno de ellos de Kurdistán.
Un informe de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), divulgado el mes pasado, alerta sobre el "hostigamiento" sufrido por periodistas a manos de funcionarios del gobierno y dirigentes de partidos kurdos.
"El ambiente de seguridad es mucho más apropiado" en la región kurda que en el resto de Iraq, "y no sufrimos los mismos desafíos que impiden a los periodistas cumplir con nuestro trabajo", dijo Sherko Habib, del Sindicato de Periodistas de Kurdistán.
"El mayor problema acá es la falta de entendimientos entre las autoridades y los periodistas", agregó.
El informe de la ONU observa que varios periodistas fueron detenidos en Kurdistán en los últimos años, acusados de difamación por informes sobre corrupción publicados en la prensa local. Otros sufrieron detención arbitraria, agrega el estudio.
El 26 de enero, por ejemplo, las fuerzas de seguridad del partido Unión Patriótica de Kurdistán arrestaron al periodista independiente Muhammad Siyasi Ashkanayi y lo acusaron de espiar para Parastin, la agencia de inteligencia del Partido Democrático de Kurdistán.
Cuando concluía marzo, Siyasi Ashkanayi no había sido acusado de delito alguno ni remitido a un juez de instrucción, aunque permanecía detenido, señaló la ONU en su informe.
Un proyecto de ley de prensa redactada por el Sindicato de Periodistas de Kurdistán y presentado al parlamento regional despenalizaría el trabajo de los medios de comunicación e impediría que los profesionales de la prensa sean encarcelados por su labor.
La FIJ aplaudió el proyecto que, de aprobarse, sería una de las leyes de prensa más avanzadas de Medio Oriente, junto con la de Israel, dijo Aiden White.