ISRAEL: Barak busca redimirse

Cuando, a comienzos de este año, Ehud Barak anunció su regreso a la arena política con vistas a recuperar el liderazgo del centroizquierdista Partido Laborista de Israel, fue recibido con una mezcla de desdén y desagrado.

Después de todo, su breve periodo como primer ministro (1999-2001) destruyó la imagen de "muchacho maravilla" que otrora gozó entre los israelíes, y terminó con el colapso las conversaciones de paz con los palestinos y el estallido de la segunda intifada (levantamiento popular contra la ocupación) en septiembre de 2000.

Para las elecciones primarias de su partido, celebradas el lunes, las encuestas no presagiaban nada bueno, otorgándole un distante tercer puesto, muy detrás del legislador laborista Ami Ayalón que, auguraban, saldría primero. Sin embargo, Barak puso manos a la obra, abriéndose camino de modo lento pero seguro en la carrera por el liderazgo de su partido.

Los sondeos de opinión difundidos en los días previos a los comicios del lunes todavía le daban a Ayalón la delantera por cinco puntos. Los encuestadores acertaron en el abismo que resultó entre el primer y el segundo lugar, pero se equivocaron al definir quiénes los ocuparían. Barak salió primero, con 36 por ciento, mientras que Ayalón, ex jefe del Shin Bet (servicio de seguridad interna de Israel), quedó en segundo lugar, con 31 por ciento.

Ahora, rumbo a la segunda vuelta electoral del 12 de junio —para ganar la primera directamente, un candidato debe obtener 40 por ciento de los votos—, es Barak quien tiene el impulso y Ayalón quien se dispone a alcanzarlo.
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Amir Peretz, líder del partido y ministro de Defensa —cuya imagen está muy empañada por cómo manejó el gobierno la guerra contra el movimiento chiita Hezbolá en Líbano en julio y agosto del año pasado— quedó en tercer lugar. Pero al haber obtenido 22 por ciento de los sufragios, podrá jugar un rol influyente en el balotaje, si es que decide alinearse detrás de uno de los dos candidatos.

Antes de las primarias, Peretz ya había dejado en claro que, aunque ganara, no planeaba quedarse en el Ministerio de Defensa. También dijo tener la mira puesta en un ministerio "social", lo que generó rumores en cuanto a que estaba ejerciendo presión para obtener un puesto en la cartera de Finanzas.

Ahora se especula con que conseguir una promesa del primer ministro Ehud Olmert para darle al laborismo el Ministerio de Finanzas podría ser el precio que reclame Peretz a cambio de apoyar a Barak o a Ayalón.

Durante la campaña, Peretz fue particularmente crítico de Barak. El miércoles se reunió con Ayalón en el Ministerio de Defensa para discutir una posible alianza.

Por el contrario, asesores de Barak dijeron que él no tenía intenciones de reunirse con Peretz ni de ofrecerle un trato, que alegaron podría alejar a algunos de sus partidarios.

Quien sea que gane el 12 de junio, ocupará el puesto vacante de ministro de Defensa, que fue prometido al laborismo como parte del acuerdo de coalición. Y eso si el laborismo permanece en el gobierno.

Tanto Barak como Ayalón pidieron la renuncia de Olmert luego de que un panel que investigaba el manejo que el gobierno hizo de la guerra en Líbano emitió un informe interino a comienzos de este mes que criticó severamente al primer ministro.

Sin embargo, ninguno de los dos está dispuesto a decir que retirará al laborismo del gobierno. Ambos candidatos saben que los miembros de su partido detestan la idea de desligarse de la actual coalición gobernante por temor a que eso pueda disparar elecciones nacionales anticipadas.

Con el derechista partido Likud, liderado por el ex primer ministro Benjamin Netanyahu (1996-1999), que lleva una distante delantera en las encuestas, los laboristas temen que los comicios los releguen a las filas de la oposición.

Barak, de 65 años, tuvo que competir con miembros de su partido todavía indignados por su fallido primer periodo en el gobierno, y con su imagen como un solitario arrogante que no está dispuesto a aceptar consejos.

Pero su mensaje a votantes del Partido Laborista —que es improbable que cambie mientras hace campaña para el balotaje— es que, como ex jefe del Ejército, ministro de Defensa, de Relaciones Exteriores y primer ministro, solamente él posee la experiencia necesaria para liderar el país.

A comienzos de esta semana, Barak dijo a los laboristas que, cuando estén dentro de la cabina de votación, piensen bien "a quién quieren más en tiempos de guerra", en clara referencia al desempeño del gobierno durante la guerra en Líbano.

Por contraste, Ayalón, de 61 años, ex jefe de la Armada, carece de experiencia política, ya que ingresó al parlamento hace apenas un año. En su campaña rumbo a la segunda vuelta electoral, continuará retratándose a sí mismo como un político franco, limpio y que no tolera irrelevancias.

Pero corre el riesgo de empañar esa imagen, si es él quien termina sellando un acuerdo con Peretz, especialmente si surge que él le prometió al depuesto líder laborista un alto cargo ministerial a cambio de su respaldo.

Todo indica que Olmert espera un triunfo de Barak. Ayalón ha sido mucho más crítico del primer ministro israelí, quien resultó seriamente perjudicado no sólo por la guerra, sino también por una serie de escándalos de corrupción durante el año que lleva en el poder.

Con Barak a su lado como ministro de Defensa, Olmert procurará reestructurar su coalición de gobierno y, posiblemente, incluso resistir la versión final del informe sobre la guerra de Líbano, cuya presentación se espera para agosto.

Un lugar en un gobierno liderado por Olmert también podría sentarle a Barak. Él querrá tiempo para hacer entre el público general lo que intenta hacer entre los votantes del laborismo: convencerlos de que cambió y de que comprende la necesidad de consultar a quienes le rodean, y de que vale la pena darle una segunda oportunidad.

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