Informes de médicos indican que al menos 10 personas murieron en esta ciudad iraquí, ubicada 125 kilómetros al norte de Bagdad, como resultado del toque de queda impuesto por el gobierno de este país respaldado por Estados Unidos.
Quienes residen en Samarra, de 300.000 habitantes, luchan por conseguir alimentos, aguas y suministros médicos. A los vehículos se les prohibió ingresar o abandonar la ciudad desde el 6 de este mes.
El gobierno iraquí y el ejército estadounidense impusieron un estricto toque de queda en la ciudad ese día, tras el ataque con coche bomba tripulado por un suicida que mató a una docena de oficiales de policía, incluyendo a su jefe local Abd al-Jalil al-Dulaimi.
Samarra es un punto caliente de la resistencia a la ocupación estadounidense en Iraq desde casi el comienzo de la invasión, concretada el 20 de marzo de 2003.
Luego del atentado, fuerzas estadounidenses e iraquíes rodearon la ciudad y sellaron todas las entradas y salidas con bloques de concreto y sacos de arena.
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Habitantes de la zona dijeron a IPS que el principal puente de la ciudad fue cerrado, a las ambulancias no se les permite llegar y los residentes enfrentan una situación cada vez más acuciante.
"Estamos siendo masacrados aquí por estos estadounidenses. Las personas están muriendo porque carecemos de todo lo indispensable, y nuestro gobierno parece estar muy feliz por eso", dijo a IPS Majid Hamid, un maestro de escuela en Samarra.
Habitantes y proveedores de servicios dijeron a IPS que la electricidad había sido cortada.
"No hay vida en la ciudad a causa de los castigos colectivos. Privar a las personas de electricidad significa privarlas de agua, atención a la salud y todo lo indispensable para el mantenimiento de la vida, especialmente con la altas temperaturas que hay ahora", declaró a IPS un empleado de la oficina del servicio de electricidad de energía, que habló a condición de mantenerse en el anonimato.
La red eléctrica y el suministro de agua potable en Samarra ya estaban en un estado de franco deterioro.
Los dos corresponsales de IPS en Bagdad estuvieron en Samarra varias veces desde el comienzo de la ocupación y presenciaron de primera mano las tácticas militares estadounidenses de cortar el agua y la electricidad a los habitantes cuando son atacados.
La estrategia defensiva de las fuerzas lideradas por Estados Unidos e iraquíes también incluye la demolición de casas, allanamiento de hogares y detenciones masivas.
"Éste no es el primer sitio que sufrimos. Los estadounidenses lo hacen muy a menudo, y seguirán haciéndolo, dado que no aceptamos su ocupación y todos los desastres que ésta nos trajo", indicó a IPS Nahla Alwan, una farmacéutica de la ciudad.
"Ellos deberían saber que nos molestan más ahora, y les enseñaremos a las futuras generaciones a vengarse por las almas inocentes que mataron los criminales estadounidenses", agregó.
Un médico del principal hospital de Samarra, que como muchos otros habló a condición de no revelar su identidad, informó a IPS que por lo menos 10 personas, entre ellas siete bebés, fallecieron por falta de combustible para los generadores necesarios para hacer funcionar incubadoras y equipos para salvar vidas. Por lo menos dos pacientes ancianos se encontraban entre los muertos.
Pese a las súplicas de los residentes a las fuerzas estadounidenses e iraquíes para permitir el ingreso de asistencia, nadie llegó y el toque de queda continúa.
"Mi sobrino de 10 meses murió de asma porque no podíamos llevarlo al hospital", relató a IPS Nameer Aboud, un joven de 25 años del barrio de Abbasiya, en Samarra.
"Todos los servicios médicos están paralizados a causa de este sitio en Samarra, y muchas personas están muriendo. Si esto hubiera ocurrido en alguna otra parte del mundo, se habría considerado asesinato. Pero, para el mundo, la sangre iraquí es barata", añadió.
"Este castigo colectivo es injusto y muestra claramente cuán crueles son los estadounidenses. Están castigando a personas inocentes de un modo cobarde", señaló a IPS un miembro del Concejo de la ciudad de Samarra.
La organización humanitaria Médicos por Iraq emitió una declaración expresando su grave preocupación en torno al empeoramiento de la situación.
"Médicos por Iraq condena en los términos más fuertes cualquier actividad que impida a civiles acceder a asistencia de salud o humanitaria por parte de todos los actores comprometidos en el conflicto", sostuvo en una declaración.
Los médicos reclamaron un fin inmediato al bloqueo, al que llamaron "un acto de castigo colectivo". Y exigieron que las organizaciones no gubernamentales locales, así como los trabajadores de la salud, tengan acceso a la ciudad.
Un portavoz del ejército estadounidense en Iraq admitió ante los periodistas que las medidas de seguridad impuestas sobre Samarra "volvieron la vida muy difícil" a sus habitantes, pero alegaron que las "autoridades locales" las habían impuesto.
Sin embargo, el corresponsal de IPS vio varios vehículos militares estadounidenses alrededor de la ciudad y, antes, personal militar del mismo país estableciendo controles carreteros al comienzo del sitio.
"Esos cobardes disfrutan matando a nuestros hijos, igual que los funcionarios del gobierno del persa (primer ministro Nouri) Maliki", dijo a IPS Abu Nabhan, de 45 años, en Samarra.
"Ellos parecen estar necesitando más ataques de nuestros benditos hijos en la resistencia, porque este ataque contra el pueblo de Samarra solamente aumentará nuestro odio contra los estadounidenses", aseguró.
La población está cada vez más indignada con las fuerzas ocupantes.
"La situación se está volviendo mucho peor a causa de este comportamiento irresponsable de las fuerzas de Estados Unidos", dijo a IPS un trabajador de una organización no gubernamental local que se identificó como Yassin.
"Están generando más indignación e inclinación por la violencia. Todos nuestros esfuerzos por calmar al pueblo ahora son desperdiciados, dado que más personas que nunca creen en la violencia en vez de en la paz", añadió.