La «política del miedo» está polarizando el mundo y erosionando de los derechos humanos, alerta el último informe anual de Amnistía Internacional, divulgado este miércoles.
El trabajo incluye duras críticas a la política de derechos humanos de Estados Unidos, tanto a nivel nacional como internacional.
"El temor prospera en los líderes miopes y cobardes. En verdad hay muchas causas verdaderas de temor, pero el enfoque adoptado por muchos líderes del mundo es de corta vista, promoviendo políticas y estrategias que erosionan el imperio de la ley y los derechos humanos, aumentan las desigualdades, alimentan el racismo y la xenofobia, dividen y dañan a las comunidades, y siembran la semillas de la violencia y de más conflictos", dice el informe.
Amnistía, organización internacional defensora de los derechos humanos, criticó al primer ministro de Australia, John Howard, y a los presidentes George W. Bush, de Estados Unidos, Omar Al Bashir, de Sudán, y Robert Mugabe, de Zimbabwe, por practicar una política de temor para fortalecer y expandir su poder.
"A través de políticas miopes, divisivas y dedicadas al miedo, los gobiernos socavan el imperio de la ley y los derechos humanos, alimentando racismos y la xenofobia", dijo la secretaria general de Amnistía, Irene Khan.
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Tanto en economías industrializadas como emergentes, el miedo a la marginalización y a "ser invadidos por los pobres" motiva duras medidas contra los inmigrantes, violando los derechos humanos.
En Europa occidental, el miedo a una inmigración descontrolada ha sido usado para justificar leyes severas contra buscadores de asilo, refugiados o inmigrantes, que siguen siendo discriminados en todo el mundo, desde Corea del Sur hasta República Dominicana, señaló Amnistía.
La violencia entre musulmanes y no musulmanes, incluyendo incidentes de islamofobia y antisemitismo, se incrementó el año pasado, en gran medida fomentada por estrategias antiterroristas discriminatorias en Occidente.
"La creciente polarización ha fortalecido las manos de los extremistas a ambos lados del espectro, reduciendo espacio para la tolerancia y para el disentimiento", añade el informe.
Estados Unidos y Rusia fueron considerados por la organización los dos principales abusadores de la libertad de expresión, usando el miedo al disentimiento para justificar medidas que reprimen las libertades y el debido proceso.
De particular preocupación para Amnistía es la prisión en la base militar estadounidense de Guantánamo, donde el año pasado unos 200 detenidos que realizaban huelga de hambre fueron alimentados a la fuerza, y tres se habrían suicidado, en lo que el comandante de la fuerza especial estadounidense en la cárcel calificó como "guerra asimétrica".
Amnistía también citó el uso de "sitios negros" (prisiones secretas) de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos, la tortura y las "entregas extraordinarias" (operaciones en la que sospechosos de terrorismo son llevados en forma clandestina a terceros países para ser interrogados) como graves violaciones a las leyes internacionales y estadounidenses.
En Rusia, severas restricciones contra los periodistas fueron acompañadas de una polémica ley para regular el financiamiento y las actividades de las organizaciones no gubernamentales.
Cuando varias organizaciones se reunieron con el presidente ruso Vladimir Putin para analizar la nueva ley, éste respondió: "No la aprobamos para que sea revocada", señaló Amnistía.
"La creciente polarización y los temores sobre la seguridad nacional redujeron el espacio para la tolerancia y el disentimiento. Alrededor del mundo, desde Irán a Zimbabwe, muchas voces independientes fueron silenciadas en 2006", dijo Khan.
El informe señaló además que la "guerra contra el terrorismo" provocó una marcha atrás en el respeto a los derechos de las mujeres, debido al ambiente de miedo y al fundamentalismo religioso.
Amnistía condenó el uso de la "guerra contra el terrorismo" por parte de Estados Unidos para justificar violaciones a los derechos humanos y acusó a Washington de "tratar al mundo como un campo de batalla".
"La administración de Estados Unidos sigue siendo sorda a los llamados del mundo para que cierre Guantánamo. No se arrepiente de la red mundial de abusos que ha creado en nombre del antiterrorismo", señaló la organización.
Washington "es inconsciente de la angustia de miles de detenidos y sus familias, del daño al imperio de la ley internacional y a los derechos humanos, y de la destrucción de su propia autoridad moral, que cayó al nivel más bajo de todos los tiempos en todo el mundo, mientras los niveles de inseguridad siguen más altos que nunca", añadió.
No obstante, Amnistía reconoció aspectos esperanzadores, como las demandas europeas de una mayor transparencia y responsabilidad en las "entregas extraordinarias" y el consenso en la ONU para crear un tratado que controle las armas pequeñas.
También destacó que el opositor Partido Demócrata de Estados Unidos haya obtenido la mayoría en el Congreso legislativo.
"Un nuevo Congreso podría asumir la tarea de trazar otra tendencia, restaurar el respeto por los derechos humanos a nivel local e internacional", dijo Khan.
"Así como el recalentamiento planetario requiere de una acción global basada en la cooperación internacional, el derretimiento de los derechos humanos sólo puede ser frenado con la solidaridad mundial y el respeto al derecho internacional", sostuvo.