La controversia por supuesta corrupción en el Banco Mundial avanzó otro casillero: su presidente, Paul Wolfowitz, intercambia ahora acusaciones de deshonestidad con ex jerarcas de la institución y figuras destacadas de la comunidad financiera internacional.
Este jueves, Wolfowitz se manifestó "consternado y preocupado" en un mensaje de protesta a Herman Wijffels, presidente del comité especial que investiga las acusaciones de nepotismo contra el ex subsecretario (viceministro) de Defensa estadounidense.
Según las acusaciones a estudio del comité, Wolfowitz pudo haber violado normas del Banco al dar a su novia, Shaha Riza, aumentos de sueldo y compensaciones inusualmente generosas por su pasaje en "misión externa" al Departamento de Estado (cancillería) estadounidense.
La transferencia fue resuelta en 2005, cuando Wolfowitz accedió a la presidencia, porque dos funcionarios del Banco Mundial no pueden trabajar dentro del mismo "cono de autoridad", de acuerdo con las normas de la institución.
El comité elevará un informe a la Junta de Directores del Banco, de 24 miembros, que comparte la responsabilidad de dirigir los asuntos cotidianos de la institución con los gerentes. Está previsto que la Junta decida el destino de Wolfowitz la semana próxima.
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El presidente del Banco también exhibió en la carta su malestar por el tono de recientes declaraciones del ex director administrativo del Banco, Roberto Dañino, y del ex presidente del Comité de Ética de la Junta de Directores, Ad Melkert.
Ambos pusieron en duda el relato de Wolfowitz sobre el modo en que determinó el lucrativo paquete en beneficio de Riza, que disparó las acusaciones de nepotismo. Muchos advierten que el presidente no obtuvo para estas decisiones el aval del Departamento de Personal del Banco o el de la Junta.
La semana pasada, Wolfowitz aseguró haber actuado de buena fe y que buscó una recusación temprana del asunto.
Melkert y Dañino cuestionaron estas declaraciones. Ambos sostuvieron que Wolfowitz insistió en mantener contacto profesional con Shaha Riza mientras estuviera en el cargo, lo que constituye una violación a las reglas del Banco.
"Contrariamente a lo que permitían las normas sobre personal, la propuesta del señor Wolfowitz insistía explícitamente en la posibilidad de mantener contactos profesionales con la señora Riza. Él mantuvo esa opinión incluso después de seguir a regañadientes el consejo del Comité de Ética", dijo Melkert.
"El Comité de Ética no fue consultado, ni aprobó los términos y condiciones de la colocación laboral externa", agregó.
En el acalorado intercambio, Melkert acusó al abogado de Wolfowitz de difundir mentiras.
"Yo solamente me involucré con la prensa cuando se volvió claro que quienes hablaban por el señor Wolfowitz estaban decididos a continuar propagando información errónea sobre el rol y las acciones del Comité de Ética", señaló.
Por su parte, Dañino también dijo que Wolfowitz parece engañar deliberadamente al público al difundir de modo selectivo ciertos documentos. Y discrepó con la definición de "recusación" de Wolfowitz, diciendo que el presidente no quería "cumplir con las reglas del Banco".
Dañino indicó que las declaraciones seleccionadas omiten una de Wolfowitz en la que expresamente indicaba que mantendría contacto profesional con Riza.
"La omisión, por lo tanto, presenta una media verdad que engaña al lector y esconde el deseo de Paul Wolfowitz de no cumplir con las reglas del Banco", enfatizó Dañino.
Fuentes internas del Banco dijeron que Dañino originalmente había rechazado los términos de la transferencia de Riza al Departamento de Estado. Esa actitud llevó a Wolfowitz a excluirlo de las negociaciones, aseguraron.
Pero en su mensaje del jueves, Wolfowitz urgió al comité a rechazar sus acusaciones de que carecía de credibilidad. Nuevamente sostuvo que había actuado dentro de las pautas del Banco Mundial.
"Aunque estoy preparado para reconocer que todos actuamos de buena fe en el momento y que tal vez hubo alguna confusión y mala comunicación entre nosotros, es groseramente injusto y equivocado sugerir que intenté engañar a alguien, y urjo al comité a rechazar la acusación de que carecí de credibilidad", dijo Wolfowitz.
Sin embargo, críticos del Banco que siguieron la controversia desde el comienzo dicen que Wolfowitz, aparentemente por consejo de su abogado Robert Bennett, manejó engaños al explicar su rol en el asunto.
"Wolfowitz y Bennett se están comprometiendo en un juego de palabras con el término 'recusación', a fin de engañar al público sobre lo que realmente ocurrió", dijo Bea Edwards, del Proyecto de Responsabilidad del Gobierno.
Esta organización, que brinda protección a quienes denuncian prácticas corruptas dentro de organizaciones públicas con sede en Washington, fue la que divulgó originalmente la información sobre el controvertido aumento de sueldo a Shaha Riza.
"El hecho es que el señor Wolfowitz nunca intentó poner fin al contacto profesional con Shaha Riza. La 'recusación' de Wolfowitz no era tal", agregó.
La controversia continuó esta semana, con más voces exigiendo la renuncia de Wolfowitz y citando el impacto negativo de la polémica en la imagen del Banco Mundial.
El martes, cinco ex ministros de Finanzas de América Latina firmaron una carta a
El periódico británico The Financial Times publicó el martes una carta firmada por cinco ex ministros de Finanzas de América Latina que se mostraron preocupados por "el estado de agitación sin precedentes en el Banco Mundial, derivado del enfrentamiento de Paul Wolfowitz con la Junta de Directores y el personal".
Los ex ministros latinoamericanos urgieron a destituir a Wolfowitz.
"En el interés de la cooperación multilateral para el alivio de la pobreza, el señor Wolfowitz debería renunciar", dice la carta, entre cuyos firmantes figuran los ex ministros de Economía Domingo Cavallo, de Argentina, y Rubens Ricupero, de Brasil.
El Banco ha sido acusado a menudo de someter la economía de los países en desarrollo a los intereses de gobiernos y compañías del Norte industrial. Las acusaciones de nepotismo debilitaron aun más su reputación.
La controversia fue particularmente embarazosa para Wolfowitz y el Banco porque desde que llegó a la presidencia del organismo el ex subsecretario de Defensa estadounidense definió la lucha contra la corrupción como prioridad de su gestión.
El año pasado anunció una "estrategia a largo plazo" que prevé el uso de los fondos y la experiencia del Banco para ayudar a los países pobres a librar a sus gobiernos de sobornos y otras prácticas deshonestas.
Muchos críticos e incluso funcionarios de gobiernos y de la comunidad internacional creen que, al aferrarse a su cargo, Wolfowitz se ha convertido en un lastre que podría hundir al Banco con él.