CORRUPCIÓN: Círculo íntimo de Wolfowitz se desmorona

Kevin Kellems, mano derecha del atribulado presidente del Banco Mundial, Paul Wolfowitz, renunció a su cargo en esa institución. El gesto fue percibido por observadores como un esfuerzo para salvar a su jefe.

Kevin Kellems, alto asesor de Wolfowitz y ocasional fotógrafo en las giras del presidente del Banco Mundial, captó esta feliz imagen en China en octubre de 2005. Crédito: Kevin Kellems/Banco Mundial
Kevin Kellems, alto asesor de Wolfowitz y ocasional fotógrafo en las giras del presidente del Banco Mundial, captó esta feliz imagen en China en octubre de 2005. Crédito: Kevin Kellems/Banco Mundial
"Kevin Kellems, director de estrategia en asuntos externos y alto asesor, me informó de su intención de renunciar a su puesto en el Grupo del Banco Mundial", y la dimisión se hará "efectiva la semana próxima", informó en un comunicado el vicepresidente del Banco para asuntos externos, Marwan Muasher.

Esta información no detallaba ninguna razón para la renuncia de Kellems, pero observadores no dudan en vincularla con el escándalo en torno de su jefe y ex compañero suyo en el gobierno del presidente estadounidense George W. Bush.

En sus explicaciones a diversos medios de prensa, Kellems atribuyó su decisión a las malas condiciones de trabajo dentro del Banco y a la búsqueda de nuevas oportunidades profesionales.

Según acusaciones a estudio de la Junta de Directores del Banco, Wolfowitz pudo haber violado normas de la institución al dar a su novia, Shaha Riza, aumentos de sueldo y compensaciones inusualmente generosas por su pasaje en "misión externa" al Departamento de Estado (cancillería) estadounidense.
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La transferencia fue resuelta en 2005, cuando Wolfowitz accedió a la presidencia, porque dos funcionarios del Banco Mundial no pueden trabajar dentro del mismo "cono de autoridad", de acuerdo con los reglamentos de la institución.

"La renuncia de Kellem es, tal vez, un esfuerzo de último momento para evitar un voto de censura en la Junta", dijo el director ejecutivo del no gubernamental Centro de Información sobre el Banco, Manish Bapna.

"Es demasiado poco y demasiado tarde. Parece sugerir, si sugiere algo, que el futuro de Paul Wolfowitz en el Banco Mundial es increíblemente precario y que sus días están contados", opinó Bapna.

Las acusaciones de nepotismo contra Wolfowitz encabezan una larga lista de quejas sobre su estilo de dirección y desataron una revuelta dentro del personal del Banco.

Algunos de los principales gerentes de la institución unieron en las últimas semanas sus voces a los pedidos de renuncia del presidente.

Tratando de apaciguar a los críticos, Wolfowitz ofreció hace dos semanas la cabeza de dos de sus principales asesores, Kellems y Robin Cleveland, con quienes los funcionarios del Banco se han malquistado por su estilo agresivo y sus altos salarios, que, según diversas versiones, ascienden a unos 250.000 dólares anuales por cada uno.

Kellems, en particular, es una de las figuras clave de la controversia Riza-Wolfowitz.

Fue su oficina la que inicialmente desacreditó cualquier posibilidad de conducta errónea por parte del presidente del Banco Mundial y ex subsecretario (viceministro) de Defensa de Estados Unidos.

En ese sentido, Kellems dijo al diario The Washington Post que la Junta de Directores había autorizado el aumento de salarios y el ascenso para Riza, lo cual luego fue desmentido airadamente por la propia Junta y por altos gerentes del Banco.

Miembros del Comité de Ética de la Junta, otro órgano con potestades de aprobar un paquete de beneficios como el que se asignó a Riza, informaron que este cuerpo no tuvo ningún conocimiento del acuerdo.

Riza, oficial de comunicaciones de la Oficina de Medio Oriente del Banco, recibió un aumento de 35,5 por ciento de su salario tras la llegada de Wolfowitz a la presidencia en 2005. Así, alcanzó en primera instancia un monto de 180.000 dólares anuales.

Al año siguiente, el sueldo de la funcionaria, ya transferida al Departamento de Estado, se elevó un 7,5 por ciento adicional, hasta completar 193.590 dólares al año.

Kellems, ex portavoz del vicepresidente estadounidense Dick Cheney y ex asesor del senador oficialista Richard Lugar, fue designado director de estrategias externas del Banco el año pasado.

Muchos funcionarios del Banco no ocultaron su indignación, pues consideraron que la designación para el cargo, de carácter técnico y tradicionalmente provisto por concurso, fue política. Kellems fue muy pronto objeto de críticas por su falta de experiencia en materia de desarrollo internacional.

La responsabilidad de Kellems era integrar el rol del Departamento de Asuntos Externos con todas las instancias de acción del Grupo del Banco Mundial, así como "fortalecer" el "impacto global de los asuntos públicos" de toda la institución.

En enero de 2006, salió a la luz la queja anónima de un funcionario del Banco por la afirmación de Wolfowitz según la cual "las normas y procedimientos" del organismo "fueron estiradas por la designación de asesores cercanos" a su presidente.

Esta declaración, que fue objeto de una gran difusión pública, también cuestionaba la lógica detrás de los altos salarios y contratos por tiempo indefinido en favor de Kellems y Ceveland, ex directora adjunta de la oficina de gerencia y presupuesto de la Casa Blanca que jugó un papel clave en la reconstrucción del Iraq de posguerra.

Observadores pronostican que la renuncia de Kellems podría no ser la última dentro del círculo íntimo que Wolfowitz construyó en torno suyo desde su designación a instancias del presidente Bush.

"¿Acaso esta renuncia será el preludio de otras esta semana? Así lo espero", escribió Alex Wilks, del sitio web http://worldbankpresident.org. "Recuérdese que Wolfowitz también ofreció el sacrificio de su otra colaboradora, Robin Cleveland, oferta que el personal del Banco rechazó."

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