BIODIVERSIDAD-JAPÓN: A la caza de estrellas de mar

En el parque marino Kushimoto, 640 kilómetros al sudoccidente de Tokio, los buzos arrancan estrellas de mar, que se alimentan de los famosos arrecifes de coral locales y amenazan su existencia.

Los buzos realizan esa tarea voluntariamente, en el marco de un proyecto apoyado por el gobierno local, que proporciona equipamiento de buceo y asesoramiento de biólogos marinos.

"La temperatura del océano que rodea a Kushimoto aumentó un grado desde los años 70. Por eso proliferan las estrellas de mar que destruyen el coral. Sacar a esos animales es un trabajo duro, pero nuestros buzos están ansiosos por ayudar", dijo Keiichi Nomura, biólogo del parque marino.

Nomura, director del proyecto, instruye a los buzos para que extraigan las estrellas de mar "corona de espinas (Acanthaster planci) con tenacillas. A veces arrancan en el proceso trozos de coral. Pero los biólogos consideran que eso es más seguro que recurrir a productos químicos.

El esfuerzo vale la pena. Kushimoto tiene las mayores colonias de coral de Japón. Sus arrecifes son, también, los más septentrionales del planeta.

El valor especial del sitio fue reconocido en noviembre de 2005 por la Convención de Ramsar (1971), tratado internacional firmado con la finalidad de preservar pantanos y otros humedales de importancia internacional.

Aunque Kushimoto mantiene una pesca comercial y deportiva y actividades que van desde el turismo hasta la investigación científica, su delicada ecología marina se considera amenazada por el cambio climático.

En este caso, el fenómeno no sólo se vincula al recalentamiento planetario, sino también al repliegue de corrientes marinas cálidas que dotan al sitio de su riqueza coralina y de otras especies propias de los trópicos.

"Japón desarrolla un muy necesario plan de acción para proteger arrecifes bajo amenaza. El objetivo es lograrlo a través de una asociación mundial basada sobre la coordinación entre gobiernos y otros sectores", explicó Keisuke Takahashi, del Ministerio de Ambiente.

Junto con Palau, Japón fue sede en abril de la Iniciativa Internacional para los Arrecifes Coralinos. En la ocasión se lanzó el plan de acción para cumplir los objetivos establecidos para 2008, Año Internacional de los Arrecifes.

Según datos presentados en la conferencia, 30 por ciento de los arrecifes de Asia, que albergan una biodiversidad extraordinariamente rica, desaparecerán en 30 años, a menos que se adopten medidas urgentes.

Como todos los años desde 2000, este 22 de mayo se celebra el Día Internacional para la Diversidad Biológica, consagrado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para generar conciencia sobre la importancia de su preservación.

Casi 80 por ciento de los arrecifes japoneses están cerca de Okinawa e islas circundantes, amenazadas por el turismo y las bases militares estadounidenses.

Las actividades humanas, que provocan el ingreso de tierras con óxido en el mar y aguas más cálidas alrededor de Japón, son señaladas como responsables del rápido crecimiento de las estrellas de mar que, en muchos lugares, comenzaron a cubrir los corales y a asfixiarlos.

La situación de los arrecifes es crítica, según el biólogo Kazuhiko Sakai, experto en larvas de corales del departamento de biodiversidad de la Universidad Ryukoku.

"La falta de conocimientos, el efecto del recalentamiento planetario y la reticencia a desarrollar políticas de administración de recursos ecológicamente sólidas acosan los proyectos de conservación de Japón", dijo.

En la conferencia de Tokio, expertos conscientes de la dura lucha que tienen ante sí discutieron un marco de trabajo para la conservación, basado sobre la intervención de sectores como el agrícola y la industria de la construcción, con el fin de controlar el flujo de tierras con óxido en el mar.

"La mejor manera de combatir la destrucción de corales es reunir a varios sectores. Esperamos que esta medida siente las bases para permitir que Japón juegue un rol de liderazgo en la protección de los arrecifes de coral en el área Asia-Pacífico", explicó Takahashi.

Como parte de la iniciativa, el Ministerio de Ambiente presentará un comité de promoción nacional para el Año Internacional de los Arrecifes 2008, que dará forma al nuevo modelo de conservación.

Japón ya involucra a expertos en otros ecosistemas relevantes, como manglares y bosques tropicales, en la conservación de arrecifes.

Los daños que sufren las 96.000 hectáreas de arrecifes coralinos de Japón ilustran cómo la política de desarrollo a gran escala es priorizada por encima del ambiente.

La rápida expansión económica de los años 70 y 80 causó estragos, porque no estuvo acompañada por leyes de protección ambiental, como el establecimiento de reservas naturales protegidas.

Un ejemplo importante de trabajo cooperativo es Sango Mura (Aldea de Coral), en una isla meridional cercana a Okinawa.

Este proyecto comunitario, iniciado en 2005, es desarrollado en conjunto por el Ministerio de Ambiente, el gobierno local de Okinawa y la filial japonesa del Fondo Mundial para la Naturaleza.

Satoshi Maekawa, del Fondo Mundial para la Naturaleza, afirmó que el éxito sólo es posible si se logra "un equilibrio entre la protección de los medios de subsistencia y la protección de los arrecifes".

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