Con pasos graduales, firmes y decididos, Angola se perfila cada vez más como la potencia económica, política y militar africana que puede en pocos años hacerle sombra a Sudáfrica en la región.
El Ave Fénix angoleña ya levantó vuelo desde las cenizas dejadas por las guerras, de independencia contra Portugal (1961-1974) y civil (1975-2002), que devastaron este país hoy con 16 millones de habitantes y que se saldaron con más de un millón de personas muertas y cerca de cuatro millones de desplazadas.
El año pasado registró un crecimiento económico de 15 por ciento y se calcula que ese indicador se duplicará este año.
Los próximos pasos en busca de apuntalar su condición de país fuerte de África serán dados hacia la opción nuclear, para lo que contaría con el apoyo de China según se desprende de las declaraciones a una radio estadounidense hecha por el ministro angoleño de Ciencia y Tecnología, João Baptista Ngandajina, reproducidas por la prensa portuguesa.
Pese a ser uno de los principales exportadores de petróleo del mundo, Angola "tiene limitaciones para la producción de energía, entonces ¿porqué no comenzar a pensar en proyectos que en el futuro, pueden producir energía a partir de fuentes nucleares?", se interrogó Ngandajina, quien descartó de plano que esa estrategia implique el desarrollo de armas atómicas.
El parlamento elabora una Ley de Energía Nuclear, la que una vez aprobada, permitirá el desarrollo de esta opción energética.
El gobierno José Eduardo dos Santos ha reiterado que al comienzo se dará prioridad a los proyectos de investigación y a la formación de cuadros y la nueva ley, según el ministro, "definirá todo lo referente a la adquisición, transporte, uso y almacenamiento que quisiésemos hacer de equipos radioactivos en el país".
Ngandajina reveló que ya fueron identificadas yacimientos de minerales radioactivos, tales como uranio, pero declinó indicar las regiones de Angola donde se encuentran.
En declaraciones reproducidas el 8 de este mes en la versión electrónica del semanario portugués Expresso, el especialista en energía nuclear António Costa e Silva sostuvo que los abundantes yacimientos de uranio existentes en Angola atraen el interés de China, que intentará ofrecer como moneda de cambio, "la formación de cuadros y la apertura de una o dos centrales nucleares"
Costa e Silva, profesor del Instituto Superior Técnico de Lisboa, se confiesa escéptico en cuanto a las posibilidades de Angola para implementar la opción nuclear, debido a la necesidad de contar con tecnologías avanzadas.
Ese avance se hace difícil para un país como Angola, con una economía primaria basada en la exportación de materias primas, por lo cual "ganaría más exportando uranio que desarrollando una política nuclear dentro de sus fronteras", apuntó.
"¿Angola en el club nuclear?", se pregunta el politólogo angoleño residente en Portugal, Eugénio Costa Almeida, doctorado en el Instituto de Ciencias Sociales y Políticas de la Universidad Técnica de Lisboa, una de las voces analíticas más autorizadas de la prensa lusa e internacional sobre temas africanos.
"A pesar de que Angola en este momento es más una potencia local, todo se conjuga para ser a breve plazo, una fuerte potencia regional, dijo en entrevista a IPS.
"Por ahora cuentan más los factores políticos y militares que los económicos, pero con una tendencia concertada a ser una combinación de los tres factores, los que harán de Angola una potencia regional", auguró.
Costa Almeida citó como ejemplo "la importante influencia política de José Eduardo dos Santos, aliada a una fuerte máquina militar, la que consiguió colocar, mantener y consolidar en el poder a los líderes de los dos Congos".
Recordó que en la República del Congo, Denis Sassou-Nguesso "fue derrotado, en las urnas en 1997 y sólo regresó al poder en 1999 a través de su fuerza militar privada, los Cobras, que derrotaron a los Zoulous, el ejército casi privado del presidente electo Pascal Lissouba, con la ayuda de las Fuerzas Armadas de Angola, según crónicas de la época".
El experto apuntó que también en la República Democrática del Congo, "el apoyo político, militar y económico de Angola permitió que (el presidente, Joseph) Kabila tomase el asiento del poder en Kinshasa" en 2001, ratificado en el cargo en elecciones sólo en 2006.
En Santo Tomé y Príncipe, el poder de Angola "es más evidente en lo económico, pese a que el político no está tan adormecido como se pretende hacer creer", expresó el politólogo.
Citó al presidente de esa pequeña ex colonia insular portuguesa, Fradique de Menezes, cuando al asumir el cargo en 2001 acusó "clara e incisivamente" a Angola de ingerencia en la campaña electoral y recordó que fue Luanda la que en 2003 logró evitar un golpe de Estado encabezado por el mayor de ejército Fernando Pereira.
En la región, "Angola encuentra un fuerte rival en Sudáfrica, que siempre que siente algún protagonismo angoleño coloca a su figura política más importante, Nelson Mandela, como negociador en los diferentes conflictos, hasta cuando éstos son fuera de su zona acción e intervención efectiva, que es el cono austral" del continente, precisó el especialista.
Consultado por IPS sobre si la pujante presencia de China en Angola podrá condicionar los intereses de otros países que allí operan en fuerza, en especial Portugal y Brasil, Costa Almeida subrayó que "no necesariamente, ni me parece que eso vaya a ocurrir", porque Beijing "tiene una visión amplia de sus relaciones" y nunca intentan alejar a eventuales competidores.
"Los chinos actualmente son un pozo sin fondo en la búsqueda y en la absorción de más y más conocimientos que refuercen su predominancia en el actual sistema internacional" y Angola, "que desea consolidar su capacidad y su independencia regionales, no descarta ayudas, vengan de donde vengan, mientras éstas no choquen con sus intereses", opinó.
El especialista en relaciones internacionales subrayó que, como es sabido, la amistad sólo existe entre las personas, "los países no tienen amigos sino intereses para defender", motivo por el cual Angola desea mantener "buenas relaciones con Portugal y Brasil".
Sin embargo, fustigó los complejos que afloraron en los últimos años del imperio luso-africano, "muy en especial en la izquierda portuguesa, que todavía persiste en pensar que colaboraciones políticas, económicas y/o militares, pueden configurar métodos neocoloniales".
En cuanto a Brasil, ese país sudamericano es valorado en Angola "como un importante asociado económico, que, además, presenta la ventaja de hablar la misma lengua y tener casi la misma cultura y que sólo les separa el (océano) Atlántico", indicó.
Las relaciones entre Angola y sus dos principales asociados lusófonos, Portugal y Brasil, "son muy importantes para China, que no sólo no intenta minar esa relaciones, sino en cambio incentivarlas".
Al concluir, Costa Almeida precisó que para ser una potencia regional efectiva, Angola tiene aún un largo camino que recorrer en el sendero de la paz y la democracia, "derribando los últimos obstáculos que impiden su concreción: la corrupción y el vasallaje de la comunicación social, o sea, ganar una libertad efectiva".