Reformas legales, manuales de buenas prácticas, códigos de ética y escuelas para activistas son algunas herramientas que la sociedad civil organizada de América Latina quiere para perder opacidad y ganar legitimidad.
Especialistas de nueve países de la región y de España estudian el grado de transparencia y rendición de cuentas de este sector, "como respuesta a demandas externas y responsabilidades internas", dijo a IPS Anabel Cruz, directora del no gubernamental Instituto de Comunicación y Desarrollo (ICD) de Uruguay, encargado de coordinar la investigación.
"Ya no alcanza con esgrimir fines altruistas, es necesario demostrar legitimidad y mejorar las prácticas de rendición de cuentas", precisó.
Desde Montevideo, Cruz coordina el proyecto "Rendición de cuentas y transparencia de las organizaciones de la sociedad civil en América Latina" que se lleva adelante en Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Costa Rica, Honduras, Paraguay, República Dominicana, Uruguay y España con apoyo de la estadounidense Fundación Kellogg.
Desde agosto de 2006 se llevan a cabo estudios en el llamado tercer sector de cada país, para diagnosticar cómo operan las organizaciones no gubernamentales (ONG) en materia de transparencia y rendición de cuentas, cuáles son sus instrumentos, sus limitaciones y sus necesidades.
La investigación involucró a múltiples actores —organizaciones sociales, donantes, agencias de cooperación, funcionarios, beneficiarios—, a través de encuestas y entrevistas breves y en profundidad. En total, más de 500 entidades aportaron sus puntos de vista.
La sociedad civil organizada es vasta en intereses —ambientalistas, feministas y de mujeres, derechos humanos, trabajo social, infancia, comunicación, promoción del desarrollo, etcétera— y en tamaños y recursos.
Un adelanto de los resultados de los estudios se presentará el 24 de mayo en un taller moderado por Cruz en Glasgow, Escocia, durante la Séptima Asamblea Mundial de Civicus – Alianza Mundial para la Participación Ciudadana, entre el 23 y el 27 de este mes.
"Las organizaciones de la sociedad civil tienen un protagonismo creciente en la región y eso llevó a que se las someta a mayor escrutinio", dijo Cruz. Son "cuestionadas en muchos aspectos, hay voces que dudan de su representatividad, a veces para desacreditarlas y otras con sana intención", observó.
"Por otra parte, hay connotaciones éticas. Si somos organizaciones con fines públicos y manejamos fondos públicos, hay una obligación moral de rendir cuentas de nuestro trabajo. No se trata de responder a la defensiva sino de asumir el liderazgo en un tema que nos compete", remarcó.
Un resultado de la investigación, todavía en marcha en varios países, fue constatar "el clamor desde todos los ámbitos sobre la necesidad de transparencia" y la convicción de que rendir cuentas no es sólo justificar los gastos, sino medir y exponer el impacto del activismo en el logro de la misión de cada organización.
"En muchos países se ve como necesario crear un marco legal más propicio", señaló como ejemplo.
En Argentina, el estudio realizado por la Asociación de Graduados en Organizaciones y Dirección Institucional detectó escasez de recursos para hacer efectiva la rendición de cuentas reclamada por todos los actores, dijo a IPS uno de sus autores, Pablo Marsal.
"Con el Estado, el tercer sector tiene una relación pendular, pero nunca logra una buena articulación y eso afecta la transparencia", añadió.
En los años 90, el Estado argentino delegó funciones sociales en actores privados y no gubernamentales y ahora hay mayor intervencionismo, pero sin un trabajo coordinado, dijo.
Para mejorar la rendición de cuentas, el informe propone un nuevo marco legal que contemple la actividad de las ONG, manuales de buenas prácticas, códigos de ética, herramientas de auto-evaluación y recursos para la capacitación de activistas y trabajadores sociales.
En Brasil, según un adelanto del informe presentado en abril en Montevideo, se recogió "gran insatisfacción" entre los actores por procesos de rendición de cuentas muy formales y burocráticos, con cargas pesadas para organizaciones chicas.
En Bolivia, la forma más usual de rendir cuentas es la asamblea, un mecanismo propio de la democracia directa. Sin embargo, los investigadores advirtieron "muchos casos de corrupción" en el manejo de fondos y sanciones "escasas" a los desvíos.
En Chile, el informe realizado por la Fundación Soles constató la ausencia de estudios sobre transparencia financiera de las ONG, en parte porque la legislación no les exige hacer públicas sus cuentas, salvo ante el Ministerio de Justicia, dijo a IPS Adolfo Castillo.
Esa carencia se nota "en toda la sociedad y el Estado de Chile" y "las organizaciones responden a este patrón de falta de transparencia de larga data", sostuvo Castillo, miembro de la Fundación.
Pero en los últimos tiempos, hay un "cambio gradual" en virtud del cual las ONG "comienzan a proveer información al público sobre sus ingresos y gastos, como una tendencia que lentamente avanza", dijo.
En Uruguay hay múltiples formas de rendición y la más extendida es la auto-evaluación. Pero los consultados expusieron la necesidad de nuevos diseños orientados a los beneficiarios, poniendo énfasis en los resultados de la labor desarrollada.
Según Cruz, resulta imposible saber con exactitud cuántas organizaciones hay en la región. "Sólo en Uruguay estimamos hace mucho tiempo unas 3.000, en Argentina 100.000, ó 7.000 en Honduras". Pero nuevos estudios en este último país indican que el número "podría multiplicarse fácilmente por 10", advirtió.
No se trata de un registro caótico, sino de la amplitud del concepto de organización sin fines de lucro. "La realidad es muy cambiante, y se deben considerar como organizaciones de la sociedad civil a las de base, a los sindicatos, a las ONG y a los movimientos sociales", abundó.
Por eso también es difícil saber cuántos fondos maneja el tercer sector en la región. "Hay datos por países y no siempre son recientes", explicó. Por otro lado, casi en ningún caso está cuantificado el valor del trabajo voluntario, que constituye "un aporte inmenso" al desarrollo social.
Los investigadores de la Fundación Acceso hallaron en Costa Rica conciencia de la necesidad de mejorar la transparencia para ganar en "legitimidad, credibilidad, sostenibilidad e impacto social".
Pero la falta de recursos técnicos y financieros convierte en "débiles o nulos" los mecanismos de transparencia, dijeron. Las formas de rendir cuentas son tan diversas como públicos intervienen en las ONG, y se expresan sobre todo en informes.
El estudio recoge una idea extendida en Costa Rica y otros países acerca de la necesidad de mejorar la transparencia sin sacrificar recursos y tiempo del trabajo fundamental de las ONG, y propone crear una escuela de formación y fortalecimiento para líderes de la sociedad civil.
La investigación incluyó a la Fundación Jubileo de Bolivia, la Red de Información para el Tercer Sector de Brasil, el Centro Hondureño de Promoción para el Desarrollo Comunitario, Sumando de Paraguay, Alianza ONG de Republica Dominicana y el Observatorio del Tercer Sector de España.