AMBIENTE-CHILE: Santiago se queda sin aire

La capital chilena vive este jueves su segundo estado de «preemergencia» ambiental del año por la contaminación del aire, sin que el gobierno tome medidas contundentes para revertir una situación que amenaza con agravarse.

"Los episodios críticos han sido más intensos y las concentraciones de contaminantes son más altas que en años anteriores", aseguró a IPS el académico del departamento de física de la Universidad de Santiago, Patricio Pérez, quien lleva cerca de 10 años estudiando el problema del aire santiaguino.

La intendenta de la Región Metropolitana, Adriana Delpiano, decretó en la víspera preemergencia ambiental para este jueves por las malas condiciones de ventilación de la cuenca santiaguina, que está rodeada de un cordón montañoso.

En lo que va del año, la Intendencia ya ha declarado siete alertas ambientales y, con ésta, dos preemergencias.

A las 16 horas de este jueves, la estación de monitoreo ubicada en la comuna (barrio) de Pudahuel, en el oste de la capital, marcaba un Índice de Calidad del Aire Particulado (ICAP) de 369, considerado crítico. Las otras seis estaciones en funcionamiento marcaban niveles buenos (dos) y regulares (cuatro).
[related_articles]
El ICAP es un indicador creado en 1998 para calcular el promedio diario de la concentración de partículas sólidas PM 10 (material particulado con menos de 10 micrómetros de diámetro), medida en microgramos por metro cúbico de aire.

Las cuatro categorías del ICAP son bueno (menos de 100 microgramos por metro cúbico), regular (entre 100 y 200), malo (entre 200 y 300) y crítico (entre 300 y 500).

Si el ICAP es superior a 200 se decreta estado de alerta ambiental, si es mayor a 300 se declara preemergencia y cuando supera 500, la emergencia, por el daño que estas partículas representan al ingresar al sistema respiratorio humano.

Las mediciones de las estaciones son publicadas en la página web de la Secretaría Ministerial Regional de Salud de la Región Metropolitana y actualizadas cada hora.

"Las autoridades están manejando los episodios críticos, lo cual es necesario, pero no están apuntando a una solución a largo plazo", dijo a IPS la ecologista Sara Larraín, directora del no gubernamental Programa Chile Sustentable.

"Para ello se requiere frenar el crecimiento de Santiago, disminuir los desplazamientos en la ciudad —reestructurando los subcentros urbanos—, mejorar la calidad de los combustibles usados en la industria y aumentar en 3.600 hectáreas las áreas verdes", sostuvo.

Según Larraín, todas estas disposiciones son parte del Plan de Prevención y Descontaminación Atmosférica de la Región Metropolitana, elaborado en 1998 y con plazo hasta 2010. "Pero el Plan está enormemente atrasado", advierte, pese a que ya se actualizó en 2004.

Para esta preemergencia, la Intendencia dispuso prohibiciones parciales de circulación a vehículos con y sin convertidor catalítico, prohibió el uso de todo tipo de estufas o chimeneas a leña y las quemas agrícolas y obligó a 514 fuentes fijas de contaminación, como industrias y calderas, a paralizar sus funciones.

A la ciudadanía se le recomendó evitar actividades físicas y deportivas exigentes, principalmente en las zonas más críticas.

El director de la gubernamental Comisión Regional del Medio Ambiente (Corema) de la Región Metropolitana, Alejandro Smythe, señaló el miércoles que el Plan de Prevención no considera medidas más estrictas para este año, como prohibir definitivamente las estufas a leña o los vehículos sin convertidor catalítico.

Hasta ahora, tanto la intendenta como la ministra de Ambiente, Ana Lya Uriarte, se han limitado a llamar a la población a respetar las medidas dispuestas por las autoridades.

Pero las propias autoridades reconocen dificultades para fiscalizar sobre todo el no uso de chimeneas. De igual forma, los noticieros de canales de televisión muestran desinformación e incumplimiento por parte la ciudadanía.

"Si no se toman medidas más radicales, no es raro pensar que llegaremos a tener una emergencia ambiental", aseguró Pérez, quien aclara que un ICAP superior a 100 ya genera daño a la salud de las personas. En la preemergencia del 12 de este mes, se registró un ICAP superior a 400, el más alto desde 1999.

"Anoche tuvimos cinco horas con 500 microgramos por metro cúbico de PM 10. Después comenzó a bajar. Pero si ese nivel se mantiene las 24 horas vamos a llegar a un ICAP 800, lo que significará una emergencia gravísima", alertó el académico.

Según la ministra Uriarte, entre julio y agosto se realizará un estudio para medir la calidad del aire y compararlo con igual período de 2006. Con este informe se podrá determinar el impacto del fallido nuevo plan de transporte capitalino, Transantiago, que se puso en marcha el 10 de febrero, entre otros aspectos.

Durante este año también debería culminar la segunda actualización del Plan de Prevención. Pero cualquier medida nueva y más contundente que se tome en este marco comenzaría a regir en 2008.

Larraín reclamó normas sobre el material particulado fino (PM 2,5 o menor de 2,5 micrómetros de diámetro) que, pese a que es medido, no se lo considera para determinar la calidad del aire. Según la ecologista, "el PM 2,5 daña más la salud de la población dado que penetra los alvéolos pulmonares".

Por otra parte, la directora de Chile Sustentable consideró "absurda" la lenta actualización del inventario de emisiones contaminantes.

El miércoles, la Corema de la Región Metropolitana hizo público el catálogo de 2005, elaborado por la Dirección de Investigaciones Científicas y Tecnológicas de la Universidad Católica de Chile, que se utilizará para modificar el Plan de Prevención.

Entre las principales conclusiones del informe se destaca que la participación de las residencias en la contaminación atmosférica subió de cinco por ciento a 11 por ciento entre 2000 y 2005, debido al mayor uso de chimeneas a leña.

La responsabilidad de los vehículos livianos subió de 14 por ciento a 18,2 por ciento, la de los camiones y la industria se mantuvo estable, en 14 por ciento y 24 por ciento, respectivamente, y la de los autobuses bajó de 22 por ciento a ocho por ciento gracias al retiro de 2.700 máquinas viejas.

Pero Larraín advirtió que el escenario ha cambiado radicalmente desde 2005 debido a dos razones: "parte importante del sector industrial ha vuelto a quemar petróleo por el desabastecimiento de gas natural importado desde Argentina, y (la fallida implementación de) Transantiago ha significado que la gente use más sus automóviles".

"El inventario se debería actualizar cada seis meses o un año. Si no, no tiene sentido como herramienta de gestión", destacó. En una carta publicada por el diario La Tercera, la coordinadora del Programa de Medio Ambiente de la no gubernamental Fundación Terram, Paola Vasconi, señaló que "la crisis atmosférica y la mala calidad del aire confirman la tesis que hemos mantenido desde el año 2000 respecto de que el problema en la región metropolitana es de tipo estructural".

"Con una población que supera los seis millones de habitantes, con un parque automotriz cercano al millón de automóviles, con creciente actividad económica, con pésimo transporte público, con la crisis del gas natural y la expansión territorial de la ciudad, los problemas de contaminación de la capital no se resolverán" pronto, sostuvo.

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe