La posibilidad de que se realice la Conferencia de Reconciliación Nacional prevista para Somalia parece cada vez más lejana luego de que su capital, Mogadiscio, fue sacudida por duros enfrenamientos, calificados como los más violentos en 15 años.
Cientos de personas habrían muerto o resultado heridas en los combates que enfrentaron a las fuerzas del gobierno interino, respaldado por efectivos etíopes, contra partidarios de la Unión de Tribunales Islámicos y miembros hawiye, el principal clan de la capital.
La Unión de Tribunales Islámicos controló gran parte del sur de Somalia hasta diciembre, cuando fue desplazada por fuerzas etíopes supuestamente respaldas por Estados Unidos, que la acusa de tener vínculos con la red terrorista Al Qaeda del saudita Osama bin Laden.
Esa situación se suscitó tras de meses de tensiones entre el grupo islámico y el gobierno federal de transición, que no ha podido extender su influencia más allá de la meridional ciudad de Baidoa.
Funcionarios gubernamentales trataron de mostrarse confiados acerca de la evolución de los acontecimientos en su país al presentarse ante la prensa de Nairobi, la capital keniata.
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"El gobierno está haciendo lo mejor para poner fin a los combates y para que haya paz en Somalia", declaró el miércoles de la semana pasada Mohammed Ali Nur, embajador somalí en Kenia.
"Creemos que el pueblo se va a reconciliar y que más temprano que tarde habrá paz. Estamos seguros que la Conferencia tendrá un efecto positivo", añadió en referencia a la reunión en busca de la reconciliación entre las partes, pautada para el 16 de este mes en Mogadiscio.
Nur también informó que el primer ministro somalí Ali Mohammed Gedi tiene prevista una reunión de emergencia con el presidente Abdullahi Yusuf, integrantes del gabinete y líderes de clanes para encontrar la forma de salir de la crisis actual.
"El encuentro es importante, en especial por la presencia de los líderes de clanes. Los ancianos pueden dirigirse a sus miembros para que mantengan la paz en toda Somalia", apuntó.
Una frágil tregua se había declarado la semana pasada para así permitir el retiro de los cuerpos que yacían en las calles.
Según la representación en Somalia de la Oficina de las Naciones Unidas de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA, por sus siglas en inglés), en los últimos días "llovieron proyectiles de mortero y artillería pesada en forma indiscriminada en la ciudad, golpeando zonas residenciales y provocando una gran cantidad, aún no determinada, de muertos y heridos".
Un soldado ugandés, integrante de la Misión de la Unión Africana en Somalia (Amisom) para el mantenimiento de la paz, murió 1 de este mes y cinco más resultaron gravemente heridos.
Los países miembro de la Unión Africana (UA) prometieron enviar 8.000 efectivos, pero hasta ahora sólo fueron despachados 1.500 soldados ugandeses que llegaron el mes pasado a esa nación del Cuerno de África.
La OCHA también reveló que "un hospital que recibe heridos y enfermos habría sido golpeado el 30 de marzo, dejando una persona muerta y varias heridas mientras, otros centros de salud estaban saturados de pacientes". "Muchos heridos quedan atrapados en medio de los combates y mueren en las calles por no poder llegar hasta un servicio de atención médica", apuntó.
Salad Jiimale, residente de Mogadiscio, fue víctima de los combates. Su casa fue blanco de un mortero, que mató a un menor e hirió a dos más.
"Los llevé al hospital, pero no los pudieron admitir por falta de espacio. Los atendieron afuera con mínima supervisión. Se les acabaron los medicamentos y no supe qué hacer", relató a IPS desde la capital somalí.
El deterioro de la situación en Mogadiscio fue tal que a mucha gente no le quedó otra alternativa que escapar.
"Miles de personas huyen desde que estallaron los combates más duros. Salen de Mogadiscio en vehículos cargados, algunas van a pie y cargan sus pertenencias en la cabeza o en la espalda o van empujando carritos", contó un periodista que trabaja para una agencia de noticias extranjera, desde la capital somalí.
"Otras pocas huyeron en avión hacia Somalilandia (en el noroeste). No hay campamentos de las agencias humanitarias preparados para recibir a los desplazados, las pocas personas que tuvieron suerte fueron albergadas en pueblos fuera de Mogadiscio. Hay miles viviendo bajo los árboles, una familia por cada uno", continuó relatando el periodista.
Según la OCHA, casi 100.000 personas huyeron de Mogadiscio desde que empezaron los enfrentamientos en febrero, y "la cifra aumenta a diario". La falta de acceso a la ciudad y sus alrededores dificultó seriamente el trabajo de las organizaciones humanitarias que no pueden ampliar su respuesta para cubrir las muchas y crecientes necesidades.
Somalia quedó sumergida en este conflicto en 1991, cuando el dictador Mohamed Siad Barre fue derrocado, tras lo cual líderes de distintos clanes se enfrentaron por el control del país, dejándolo dividido en feudos.
Hubo varios intentos de restablecer el orden en Somalia, pero fracasaron todos. Sin embargo, los dos años de negociaciones en Kenia bajo los auspicios de la Autoridad Gubernamental para el Desarrollo (IGAD, por sus siglas en inglés) resultaron en un gobierno interino, inaugurado en 2004.
La dependencia del gobierno somalí en las fuerzas etíopes lo enfrentó a varios sectores de la población que no simpatiza con ese país vecino. Somalia y Etiopía tienen una historia de desacuerdos mutuos.
Un encuentro del Grupo Internacional de Contacto sobre Somalia realizado el día 3 en El Cairo resolvió suministrar "apoyo logístico y técnico a la UA y a los países que aportan efectivos para facilitar el despliegue total de Amisom y permitir el retiro de las tropas etíopes", entre otras.
Ese Grupo, formado en junio, lo integran Estados Unidos, Gran Bretaña, Italia, Noruega, Suecia, Tanzania, la Unión Europea y otros.