Una semana después de que el presidente de Irán, Mahmoud Ahmadinejad, ordenó la liberación de los 15 marines británicos acusados de ingresar en aguas iraníes sin autorización, no está claro si se benefició en algo de este incidente que bien pudo haber desatado una nueva guerra en Medio Oriente.
El domingo, el presidente de la Asamblea Consultiva Islámica, Gholam-Ali Haddad Adel, dijo a IPS que la liberación de los infantes de la Marina Real Británica, arrestados el 23 de marzo por la elite de la Guardia Revolucionaria Iraní (IRGC), fue "apropiada y correcta".
Pero algunos comentarios de lectores publicados en el sitio web de noticias Baztab, vinculado a Mohsen Rezaiee, ex comandante en jefe de la IRGC y ahora secretario del poderoso Consejo de Conveniencia (órgano de consulta), cuestionaron la forma en que se manejó la crisis.
"Si ellos (los británicos) en verdad hubieran transgredido aguas iraníes, entonces no debieron haber sido liberados. Si no lo hicieron, entonces no debieron haber sido arrestados. Fue incorrecto de todas formas", sostuvo un comentario en el sitio.
"¿Para qué fue todo ese ruido, con los británicos pidiendo perdón o reconociendo la violación de territorio iraní, si se los quería liberar? Era mejor que se mostrara clemencia islámica desde el comienzo y luego se los dejara en libertad", señaló otro.
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"¡Mi Dios, me avergoncé, señor presidente! ¡El presidente, el canciller y el asesor presidencial despidiéndose de los agresores! Fuimos humillados ante los ojos del mundo", opinó otro.
El sitio Baztab fue censurado el jueves pasado por una orden judicial.
"La liberación de los británicos de esta manera fue preparada como una suerte de publicidad para Ahmadinejad, quien obtuvo una nueva oportunidad de aparecer ante las cámaras como un héroe, perdonando a los británicos y enviándolos a casa como un regalo para el pueblo británico", dijo a IPS un observador en Teherán que pidió no ser identificado.
La entrega de los marines fue anunciada en vísperas del aniversario del nacimiento del profeta Mahoma y de las Pascuas cristianas.
En todo esto debe haber jugado la presión interna contra Ahmadinejad, que aumentó luego de que el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) aprobara una resolución el 24 de marzo con sanciones a Teherán por negarse a detener su programa nuclear.
Los iraníes están preocupados por el impacto de esas sanciones. Muchos creen que los marines británicos fueron arrestados para desviar la atención internacional del tema nuclear.
También hubo especulaciones de que Teherán intentaba intercambiar a los británicos por los cinco diplomáticos iraníes detenidos el 11 de enero por las fuerzas de Estados Unidos en la septentrional ciudad iraquí de Erbil.
Pero el canciller iraní acabó con estas teorías cuando pidió al Consejo de Seguridad de la ONU que interviniera en el caso.
Según un comunicado de prensa de la cancillería, Mottaki pidió a ese organismo del foro mundial que evitara una "doble moral".
"A pesar de las repetidas demandas de los gobiernos de Irán y de Iraq por la libertad de los cinco diplomáticos, estos siguen en custodia de fuerzas externas en territorio iraquí", señaló el canciller.
"Lamentablemente, el Consejo de Seguridad de la ONU no prestó atención a las demandas para que examinara la violación de las leyes internacionales y de los principios que rigen los asuntos diplomáticos y consulares", añadió.
Según el ejército estadounidense, los detenidos no eran diplomáticos, sino miembros de la IRGC involucrados en el traspaso de armas para insurgentes chiitas iraquíes.
"Ahmadinejad no pudo haber tomado solo la decisión de liberar a los británicos, pero tendrá que pagar el costo de haber tenido que justificarla ante el público iraní, que ya está mostrando señales de malestar", dijo el observador.
Por su parte, diarios de línea dura iraníes elogiaron a Ahmadinejad. El periódico "Iran", portavoz del gobierno, calificó la decisión de "aplastante diplomacia".
Sin embargo, líderes reformistas criticaron al gobierno durante toda la crisis de 12 días, al menos tanto como la estricta censura se los permitió.
Aunque reconocieron el derecho del país a defender su territorio y aplaudieron la liberación de los marines, los reformistas en general sostuvieron que la crisis se agravó en forma innecesaria y pudo haber sido evitada o manejada con más elegancia y menos costos para el país.
Si los marines británicos iban a ser perdonados, eso podría haber ocurrido antes o pocos días después de las amenazas a Teherán del primer ministro de Gran Bretaña, Tony Blair, sostuvo en su editorial el diario reformista moderado Aftab-e Yazd.
"Una apropiada respuesta a la amenazadora declaración de Balir, evitando cualquier acción que pudiera perjudicar el orgullo nacional iraní, parecía ser lo más adecuado", sostuvo el periódico, y añadió que "la liberación 24 horas después de la amenaza de Blair no supuso ningún orgullo para nuestros ciudadanos".
Alí Akbar Velayati, principal asesor de asuntos exteriores del líder espiritual supremo iraní, el ayatolá Jamenei, dijo a la televisión estatal que Gran Bretaña había pedido disculpas por el incidente en una carta enviada a Teherán un día antes de la liberación.
Sin embargo, Londres niega enfáticamente esa versión.
Tras el regreso de los marines a Londres y un atentado terrorista en la meridional ciudad iraquí de Basora, en el que murieron cuatro soldados británicos y un intérprete iraquí, Blair volvió a acusar a Irán, diciendo que "hay elementos del régimen iraní que apoyan, financian y arman al terrorismo en Iraq".
Observadores dijeron que los esfuerzos de la televisión oficial iraní para mostrar imágenes de los detenidos en buena salud y de buen humor fueron un tiro por la culata para Ahmadinejad.
El canal en árabe Al Alam mostró el fin de semana imágenes de los británicos relajados, comiendo o jugando al tenis de mesa. "Esas imágenes contradicen lo que ellos dijeron cuando llegaron a su país", admitió un presentador del canal.