HUNGRÍA: Radar de la OTAN causa tensión

La instalación de un radar de la OTAN en el sur de Hungría es fuertemente resistida por los residentes de la zona, que temen problemas sanitarios y ambientales. Pero sus representantes municipales parecen estar cediendo a la presión del gobierno.

La estación de radar será construida en la región de Transdanubia Meridional, en un sitio llamado Tubes Hill.

El radar será integrado al sistema de defensa de advertencia temprana de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte). El bloque declaró oficialmente que le resulta indiferente la ubicación exacta, siempre y cuando Hungría cumpla con sus obligaciones como estado miembro.

Organizaciones de ciudadanos advierten que el radar y la radiación que produce pondrán en peligro el hábitat natural, la salud humana y el suministro de agua, además de perjudicar al turismo.

El radar también fue criticado desde el punto de vista militar por su ubicación a baja altura. Algunos incluso señalan que la idea de su instalación data de las guerras de los Balcanes, a inicios de los años 90, cuando la geopolítica de la región era muy diferente.
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El sistema estaría situado en un área forestada a apenas un kilómetro de tierra habitada y a cuatro del centro de Pécs, histórico pueblo universitario de 160.000 habitantes considerado patrimonio de la humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Ciencia, la Educación y la Cultura, y designado Capital Europea de la Cultura para 2010. Pécs se encuentra unos 200 kilómetros al sur de Budapest.

La coalición socialista-liberal que gobierna Hungría arguye que el radar protegerá el espacio aéreo del país y ayudará a controlar el tráfico de aeronaves. El Ministerio de Defensa asegura que la radiación no perjudicará a la población de la zona.

"Las regulaciones dicen que los niveles de radiación serán seguros, pero no están basadas en experimentos a largo plazo, y el radar podría estar aquí por 20 años", dijo a IPS Alex Solyom, activista del Movimiento Cívico por el Mecsek, la región de colinas y montañas que rodean Pécs.

Tras la presión ejercida por movimientos de ciudadanos, que recabaron unas 18.000 firmas contra el radar, 94 por ciento de la población de Pécs votó contra su instalación en un referendo celebrado el 4 de marzo.

El resultado del referendo podría obligar al gobierno a buscar una nueva ubicación para el radar, aunque la prensa húngara señala que esto ya se discutió en el seno de la OTAN. Sin embargo, el hecho de que a las urnas hayan concurrido apenas 34 por ciento de los ciudadanos habilitados impide que el resultado sea vinculante.

En una declaración oficial, el Ministerio de Defensa sostuvo que la escasa asistencia a las urnas demostró que "la abrumadora mayoría de votantes no vio ningún obstáculo a la construcción de la estación de radar".

El alcalde y los representantes de todos los partidos en el gobierno local habían prometido cumplir con el resultado del referendo aunque no se llegara al umbral de 50 por ciento.

Las esperanzas de los residentes fueron traicionadas cuando, el 23 de marzo, la mayoría socialista liberal en el concejo municipal rechazó una resolución que exigía modificaciones de ciertas regulaciones locales, y que habría permitido una inmediata interrupción de la construcción del radar.

Aunque insisten en que no están conformes con el proyecto, concejales socialistas decidieron postergar su decisión, y prometieron intentar convencer al gobierno de instalar el radar en la ubicación original, Zengo Hill, a unos 15 kilómetros de Tubes Hill.

Al Ministerio de Defensa le corresponde por ley conceder los permisos, y ya inició los procedimientos necesarios a efectos de iniciar la construcción del radar.

"Se supone que la ley local cambiará para impedir la construcción, pero para cuando se la modifique no será suficiente para detener la construcción", dijo Solyom a IPS.

El gobierno asegura que respetará los estándares ambientales y consultará con las autoridades de Pécs, pero fue criticado por no brindar información y por no mantener consultas ni con el público ni con organizaciones no gubernamentales.

"Es problemático que se haga todo esto sin consultar a la población", dijo Solyom.

Algunos en Pécs se sienten abandonados por quienes impidieron que se instalara el radar de Zengo, desde que se anunció la nueva ubicación en noviembre de 2005.

El radar no se instaló en Zengo gracias a la fuerte presión de ambientalistas, apoyados por el propio presidente Lászlo Solyom. La Suprema Corte de Justicia resolvió entonces que esa ubicación para el radar era inapropiada, pues degradaría el ambiente y perjudicaría la calidad de vida de la población.

La manifestación de los ambientalistas, que escalaron la colina Zengo y se encadenaron a los árboles, recibió una atención sin precedentes en los medios húngaros.

"Para nosotros, este radar es más dañino que el de Zengo, al que también nos opusimos, pero parece paradójico sacar el radar de una reserva natural donde tendría efectos ambientales para (instalarlo en) un área donde, en cambio, habrá efectos sobre la salud humana", dijo Solyom a IPS.

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