FINANZAS-CHINA: Tres billones de dólares… ¿para qué?

A medida que continúa la explosiva expansión de las reservas en divisas extranjeras de China, los mandarines financieros discuten cómo manejar esa riqueza dentro y fuera del país.

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El gobierno pretende inversiones seguras y estables a largo plazo, pero afrontan presión dentro del país para que ese dinero se use en emprendimientos que beneficien los intereses económicos y estratégicos de China, aunque eso implique una diversificación a apuestas más riesgosas pero también más lucrativas.

Las reservas internacionales de China llegaron a 1,2 billones de dólares a fines de marzo, lo cual confirmó al gigante asiático como el mayor tenedor mundial de divisas extranjeras. Y, al amparo del creciente superávit comercial, aumentan a un ritmo de 20.000 millones de dólares mensuales.

El modo en que se use esa riqueza tendrá consecuencias en los mercados financieros y de productos básicos de todo el mundo, como fue evidente el año pasado cuando, al trascender que China se aprestaba a comprar grandes cantidades de oro, subió el precio del metal.

En el pasado, Beijing usó sus reservas para recapitalizar sus principales instituciones financieras. Tres de los cuatro grandes bancos del gobierno recibieron 60.000 millones de dólares en total.
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Mientras las reservas crecían aceleradamente en los últimos cinco años, funcionarios gubernamentales comenzaron a considerar que China contaba con suficientes recursos financieros como para contrarrestar posibles conmociones externas y que las inversiones futuras podían elegirse con más cuidado.

En marzo, el gobierno anunció que se asignarían entre 200.000 millones y 300.000 millones de dólares a una nueva agencia de inversiones, aún sin nombre.

Si se le diera autoridad suficiente, el nuevo organismo podría utilizar cientos de miles de millones de dólares para adquirir bienes financieros o estratégicos en todo el mundo, particularmente en África y América Latina, entre otras regiones en desarrollo.

China, durante mucho tiempo conservadora en sus inversiones externas, es considerada una administradora bastante cautelosa de su dinero, más preocupada por la seguridad que por la lucratividad.

El primer ministro Wen Jiabao dijo que el objetivo de la nueva agencia será "preservar y aumentar" el valor de las divisas extranjeras y sugirió que su enfoque sería conservador.

"La diversificación de nuestras reservas extranjeras se basa sobre consideraciones de seguridad", explicó Wen al cerrar la sesión anual del parlamento chino en marzo.

Estas declaraciones se dirigían a quienes pronosticaban un plan de inversiones mundiales que alteraría el orden financiero mundial.

La mayoría de las reservas chinas están denominadas en bonos del Tesoro estadounidense, lo cual le depara a Beijing un retorno lento pero seguro.

Figuras del gobierno de George W. Bush y operadores financieros de todo el mundo temen que, en algún momento, China decida desembarazarse de sus papeles en dólares, poniendo en peligro la economía de Estados Unidos.

Pero las autoridades chinas están sometidas a cierta presión interna para que las reservas se usen de manera más productiva y en beneficio de la población.

"China es un gran país en desarrollo con una enorme población, pero con recursos inadecuados", dijo Lui Yuhui, del Instituto de Investigación Financiera de la Academia Nacional de Ciencias Sociales.

"Una vía de inversión de los fondos disponibles para ayudar a sostener el desarrollo del país sería adquirir campos petroleros, minas e incluso tierras arables", sostuvo el experto.

Este argumento no sólo se escucha en la academia, sino también dentro del gobierno. El viceprimer ministro Zeng Peiyan anunció en diciembre que las reservas extranjeras serían empleadas para comprar recursos vitales como carbón, hierro y petróleo, según informó entonces la agencia noticiosa estatal Xinhua.

Otros sugirieron que ese dinero se asigne a "propósitos patrióticos", como fortalecer los intereses de las empresas estatales en el exterior.

La agencia informativa Shanghai Securities News propuso utilizar parte de los fondos en inversiones estratégicas en compañías de energía, como China National Offshore Oil Corporation, o en la adquisición de tecnología extranjera para apuntalar la modernización de las empresas nacionales.

Pero muchos muestran aprensión ante esa estrategia, pues podría dar argumentos a quienes acusan a Beijing de pretender consolidar a "China Sociedad Anónima".

El fallido intento chino de comprar la compañía petrolera estadounidense Unocal provocó en 2005 una ola proteccionista en Washington. Legisladores de Estados Unidos sugirieron que Beijing financiaba esa operación con fondos atraídos al país mediante la contención del precio de la moneda nacional, el yuan.

Sólo el establecimiento de una agencia nacional especializada en inversiones puede resguardar los intereses chinos del peligro proteccionista, según el experto en asuntos bancarios Guo Tianyong, de la Universidad Central China de Finanzas y Economía.

"El menor rumor sobre posibles compras de China puede elevar instantáneamente los precios", explicó. "Sin un vehículo apropiado de inversiones que opere en condiciones de secreto comercial, estaríamos en desventaja y pagaríamos precios superiores."

Funcionarios apuntan como modelo a Temasek Holdings, el órgano a cargo de las inversiones del gobierno de Singapur, que maneja un enorme portafolio de fondos estatales.

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