DARFUR: Bush se compromete a actuar

El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, se comprometió este miércoles a imponer nuevas sanciones contra Sudán «en breve» si el gobierno de ese país no permite el despliegue de 20.000 soldados de la ONU y la Unión Africana en la región de Darfur.

Soldados de la Unión Africana en Darfur Crédito: Derk Segaar/IRIN
Soldados de la Unión Africana en Darfur Crédito: Derk Segaar/IRIN
Bush advirtió, en un discurso en el Museo del Holocausto en Washington, que las gestiones en curso del secretario general de la ONU (Organización de las Naciones Unidas), Ban Ki-moon, para persuadir al presidente sudanés Omar Hassan al-Bashir constituyen "la última oportunidad de cumplir las justas demandas de la comunidad internacional".

"Si el presidente Bashir no cumple con sus obligaciones ante Estados Unidos de América, actuaremos", declaró Bush, antes de enumerar una serie de pasos previstos que por su gobierno y denominados con la fórmula genérica de "plan B".

Entre ellos figura la imposición de una zona de exclusión aérea sobre Darfur para impedir que aviones sudaneses ataquen blancos civiles.

El discurso tuvo un tono muy duro, sin antecedentes en la política de Bush hacia Sudán. Sin embargo, activistas por los derechos de la población de Darfur esperaban que el presidente estadounidense aprovechara la oportunidad para anunciar la aplicación efectiva de sanciones, más que nuevas amenazas.
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"La Coalición Salvar a Darfur está desilusionada porque el presidente Bush no anunció la inmediata imposición de duras sanciones contra el régimen sudanés para poner fin al genocidio", dijo el director ejecutivo de esta alianza de 100 organizaciones religiosas y humanitarias, David Rubenstein.

"El presidente tampoco fijó plazos específicos para la aplicación de esas sanciones para el caso de que Sudán mantenga sus acciones genocidas", agregó.

El experto en asuntos sudaneses John Prendergast, del Grupo Internacional de Crisis (ICG), fue menos diplomático. "Después del destaque que el propio gobierno dio al discurso, francamente me parece bastante chocante que haya lanzado este malvavisco", dijo Prendergast a IPS.

"Sus amenazas fueron más específicas" que las formuladas en el pasado, pero "sin acción, no significan nada", añadió.

El discurso de Bush se registró en momentos de intensa actividad diplomática por Darfur. El gobierno de Sudán anunció esta semana que admitiría el ingreso en la región de 3.000 soldados de paz de la ONU, respaldados por seis helicópteros, para unirse a los 7.000 de la Unión Africana (UA) ya apostados allí.

Ban aplaudió la aceptación del despliegue, al que consideró un avance hacia el cumplimiento de la resolución aprobada en agosto por el Consejo de Seguridad de la ONU aprobando el envío de 21.000 soldados y policías.

"El mundo escuchó antes las mismas promesas de Sudán", advirtió Bush. "El tiempo de las promesas se acabó. El presidente Bashir debe actuar."

Los problemas de Darfur, reino independiente del tamaño de Francia anexado por Sudán en 1917, comenzaron en los años 70 como una disputa por las tierras de pastoreo entre nómadas árabes y agricultores indígenas negros. Ambas comunidades étnicas comparten la fe islámica.

Pero la tensión se transformó en una guerra civil en febrero de 2003, cuando guerrilleros negros respondieron con violencia al hostigamiento de las milicias Janjaweed.

Los Janjaweed son acusados de llevar adelante una campaña de limpieza étnica contra tres tribus negras que respaldan a los dos grupos guerrilleros. Se presume que las milicias árabes tienen apoyo de Jartum, o que éste hace la vista gorda ante sus crímenes.

Organizaciones humanitarias calculan que entre 200.000 y 450.000 personas murieron como consecuencia directa de la violencia, y que hasta 2,5 millones abandonaron sus hogares.

Siguiendo el ejemplo del Congreso legislativo estadounidense, el gobierno de Bush acusó a Jartum en 2004 de "genocidio", acusación que el mandatario repitió en varios pasajes de su discurso este miércoles.

Organizaciones de derechos humanos como Amnistía Internacional y Human Rights Watch no adhieren al término "genocidio", pero reclamaron en numerosas ocasiones por mayores acciones de la ONU para detener la violencia, incluidas sanciones duras contra el régimen y las milicias Janjaweed.

La violencia atravesó el año pasado la frontera de Sudán con Chad, donde viven más de 200.000 refugiados de Darfur, y en la República Centroafricana.

En la propia región sudanesa se agravó la situación humanitaria, principalmente como consecuencia de la fragmentación de organizaciones regeldes, uno de los cuales firmaron con Jartum en mayo un acuerdo de paz patrocinado por Estados Unidos y la ONU.

Luego del acuerdo, el Consejo de Seguridad aprobó el aumento de la presencia militar internacional en la zona con la finalidad de proteger a los civiles. Pero Bashir se ha rehusado a admitir su despliegue.

Según un informe confidencial de la ONU filtrado este miércoles por el diario The New York Times, y destacado por Bush en su discurso, el ejército de Sudán ha enviado armas y equipamiento bélico pesado en Darfur, violando resoluciones del Consejo de Seguridad.

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