Algunas de las instituciones neoconservadoras que hoy defienden al presidente del Banco Mundial, Paul Wolfowitz, en el ojo de la tormenta por haber favorecido a su novia en el organismo, fueron las que más agresivamente atacaron en su momento al ex secretario general de la ONU Kofi Annan por supuesto nepotismo.
Los editorialistas del periódico estadounidense The Wall Street Journal, los columnistas de la revista derechista National Review y un alto miembro de la Fundación para la Defensa de las Democracias (FDD), grupo neoconservador cuya periodista residente Claudia Rosett lideró una campaña contra Annan y su hijo Kojo, han apoyado a Wolfowitz y responsabilizan de sus problemas a una afianzada oficialidad dentro del Banco que se resiste a las reformas y a la lucha contra la corrupción que impulsó.
"La única forma de que este fiasco empeore es que el señor Wolfowitz renuncie", sostuvo en su editorial del lunes el diario The Wall Street Journal, que ofreció una detallada justificación de las acciones tomadas por Wolfowitz, ex subsecretario de Defensa de Estados Unidos y arquitecto de la invasión a Iraq.
"Estamos contentos de que la administración de (George W.) Bush no esté cediendo ante este golpe de los medios y de la burocracia europea", añadió en la segunda de dos columnas consecutivas sobre el tema.
"Paul Wolfowitz es mi amigo, y una de las personas más decentes y rectas que he tenido el privilegio de conocer", escribió en National Review Online el analista Andrew McCarthy, de la FDD y experto en antiterrorismo.
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"Si dependiera de mí, no existiría el Banco Mundial. Pero si vamos a tener uno, debemos estar agradecidos de que Paul Wolfowitz lo presida, erradicando la corrupción e intentando cambiar su cultura, para que ayudar a los pobres sea el criterio que rija al organismo, y no sólo dar préstamos", añadió.
El enfoque de la polémica que rodea a Wolfowitz dado por estos medios contrasta drásticamente con los ataques al anterior secretario general de la ONU (Organización de las Naciones Unidas), quien fue primero acusado por Rosett en un artículo del National Review hace tres años de haber avalado un contrato por 10 millones de dólares, bajo el programa Petróleo por Alimentos para Iraq en 1998, a la compañía suiza Cotecna, para la cual había trabajado su hijo.
Ese fue el primero de más de 30 artículos publicados durante los dos años y medio siguientes por National Review y su sitio en Internet sobre lo que calificó de caso de nepotismo y conflicto de intereses de parte del máximo funcionario del foro mundial.
El programa Petróleo por Alimentos, que rigió entre 1996 y 2003, permitía adquirir y distribuir entre 7.000 y 10.000 millones de dólares anuales de asistencia humanitaria a la población de Iraq, obtenidos de la venta de su petróleo.
Bagdad estaba bajo un embargo internacional por haber invadido Kuwait en 1990 y por intentar desarrollar armas de destrucción masiva.
Esta campaña neoconservadora se vio fortalecida por la cadena de noticias Fox News y The Wall Street Journal. El periódico publicó más de una decena de editoriales y columnas sobre el caso, incluyendo varios de Rosett, que vinculaban a Kojo con denuncias de corrupción en la ONU entre 2004 y el fin de la administración de Annan en diciembre pasado.
De hecho, cuando Rosett informó en el también derechista The New York Sun a fines de noviembre de 2004 que Cotecna había seguido pagando a Kojo Annan un salario de 2.500 dólares mensuales durante cuatro años luego de que éste abandonó la firma a inicios de 2000, los neoconservadores insistieron en la renuncia del secretario general de la ONU.
"Si Annan es honorable tiene que renunciar, y debería ser despedido si no lo hace", señaló entonces el National Review, en tanto que The Wall Street Journal publicó una columna editorial titulada "Kofi Annan debe irse", escrita por el senador republicano Norm Coleman.
"Si esta propagada corrupción hubiera ocurrido en cualquier otra organización internacional, su director habría sido expulsado hacía tiempo", señaló el legislador.
Finalmente, una comisión independiente presidida por Paul Volcker, ex presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, concluyó en su informe final publicado en septiembre de 2005 que, aunque Annan debió haber sido más diligente en examinar las relaciones de su hijo con Cotecna, no influyó para conceder el contrato a esa compañía ni estaba al tanto de si Kojo aprovechó su apellido para sus propios intereses.
La fuerte presión neoconservadora para desacreditar a Annan y forzar su renuncia contrasta con sus esfuerzos para proteger a Wolfowitz de similares acusaciones. El presidente del Banco promovió un inusualmente alto incremento de sueldo para su novia, Shaha Riza, también funcionaria del organismo, como parte de un pase a comisión de servicio en el Departamento de Defensa de Estados Unidos.
Según informó el martes The New York Times, Wolfowitz también habría jugado un importante papel en otorgar un contrato a la compañía de servicios de inteligencia Science Applications International Corporation (SAIC) en 2003, cuando trabajaba en el Pentágono.
En dos editoriales, The Wall Street Journal arguyó que Wolfowitz intentó siempre distanciarse de cualquier decisión que tuviera que ver con la carrera de Riza, pero se vio obligado a ordenar los arreglos a su sueldo él mismo luego de que el comité de ética de la junta directiva del Banco lo instruyera a hacerlo.
Coincidiendo con un informe de Fox News publicado en Internet y transmitido el fin de semana, el periódico señaló el lunes que el presidente de ese comité, Ad Melkert, en efecto había aprobado el pase a comisión de servicio de Riza, y sugirió incluso que Wolfowitz habría caído en una trampa tendida por la junta del organismo para atraparlo en un conflicto de intereses.
Documentos divulgados el viernes por el Banco "nos hacen preguntar si algunos funcionarios del organismo no intentaban tenderle una emboscada a Wolfowitz desde el comienzo", indicó el diario, y añadió que "está claro que sus enemigos, especialmente los europeos, que quieren para ellos la presidencia, están usando esto para forzar su renuncia".
El escándalo es en realidad una "venganza por Iraq", sostuvo Victor Davis Hanson, del National Review, el mayor defensor de Wolfowitz en Washington y cuyas opiniones por lo general reflejan las del vicepresidente Dick Cheney.
Irónicamente, lo mismo dijeron los partidarios de Annan durante el escándalo por Kojo.
"La realidad es que los actuales pedidos por la cabeza de Annan son motivados por su oposición a la guerra preventiva de Estados Unidos contra Iraq", señaló Ian Williams, corresponsal en la ONU del semanario The Nation, a fines de 2004, luego de que el senador Coleman pidiera la renuncia del jefe del foro mundial.