El máximo exponente mexicano de la fotografía en cine, Gabriel Figueroa, murió hace una década, pero sus herederos continúan bebiendo de su estilo, que marcó época y dio identidad a la industria local del celuloide.
Figueroa, fallecido el 27 de abril de 1997, fue "un profesional que hizo una obra majestuosa y fue un ejemplo para todos aquellos que quisimos seguir sus pasos", dijo Guillermo Navarro, fotógrafo del cine mexicano que en febrero obtuvo el premio Oscar, de Hollywood, por su trabajo en el filme "El Laberinto del Fauno", del también mexicano Guillermo del Toro.
Con sus tomas de alta elaboración, elevado contraste y a contrapicada, gran parte de ellas en blanco y negro, Figueroa marcó visualmente la época dorada del cine mexicano en los años 40 y 50. La fuerza que logró dar a las imágenes fue tal, que muchos críticos sostienen que dejó en segundo plano a los argumentos.
"Nadie podrá igualar a Figueroa, pues él hizo una revolución y eso marcó al cine de México y de muchos países latinoamericanos", señaló a IPS el crítico de cine Rey Ojeda.
"Estoy seguro que en todas las escuelas de cine Figueroa se mantiene como una referencia ineludible", consideró el crítico.
La mirada de Figueroa quedó plasmada en 224 películas filmadas bajo la batuta de directores de destaque universal como el español Luis Buñuel, el estadounidense John Huston y el mexicano Emilio Fernández.
Sus imágenes lograron plasmar "los conceptos de la mexicanidad", a través de un dominio absoluto del blanco y negro, "que es un arte en sí mismo muy profundo", sostuvo Navarro.
Figueroa hizo "una marca en la historia de la cinematografía mexicana y de América Latina", añadió el galardonado con el Oscar de la Academia de las Artes y de las Ciencias Cinematográficas de Hollywood.
La estatal Cineteca Nacional ofreció este mes, cuando también se conmemoró el centenario del nacimiento del maestro, una retrospectiva de sus cintas. Además, se editaron catálogos y se montaron exposiciones sobre su obra.
"Cualquier homenaje es merecido para alguien que hizo historia y que jamás se olvidará", opinó el crítico Ojeda.
Los cinefotófragfos mexicanos de la actualidad como Navarro, Emmanuel Lubezki, nominado varias veces al Oscar, y Rodrigo Prieto, responsable de la fotografía de la multipremiada cinta Babel, del mexicano Alejandro González Iñárritu, han señalado que gran parte de su inspiración y preparación están ligadas al legado de Figueroa.
En diversos momentos, los tres reconocieron que lo consideran el "gran maestro".
De la mano de la actual camada de fotógrafos de cine y de directores de reconocimiento, como González Iñárritu y Del Toro, el cine mexicano vive uno de sus mejores momentos en cuanto a fama internacional, la misma que algunos críticos comparan con la proyección ganada en las décadas del 40 y del 50.
Para Rafael Aviña, experto en cine y columnista del diario local Reforma, "Figueroa estableció un lenguaje y una reglas propias", al transitar "del rancho a la capital, del cine revolucionario al melodrama cabaretil y del arrabal urbano, al drama social".
Figueroa "un día descubrió el poder de la luz, no sólo para otorgar al cine nacional su primer premio internacional (el galardón por la mejor fotografía en el Festival de Venecia de 1936), sino para crear una estética fulminante de aún perdura", añadió.
De la larga y rica trayectoria del cinefotógrafo destacan películas como "María Candelaria", dirigida por Fernández, con la que obtuvo el premio a la mejor fotografía en el festival de Cannes en 1946 y "Los olvidados", de Buñuel.
También participó en el filme "La noche de la iguana", dirigida por Huston, con la que logró una nominación al Oscar en 1964.
Cuando murió, el gobierno de entonces de Ernesto Zedillo (1994-2000) le rindió tributo y cientos de personas acudieron al lugar donde fue velado. A 10 años de ese hecho, el legado de Figueroa se mantiene y los homenajes a su figura se multiplican.