El Grupo de los 77 (G-77) países en desarrollo, la mayor coalición dentro de la ONU, acusó al Consejo de Seguridad de violar la Carta de la organización al planear un debate la semana próxima sobre energía, seguridad y cambio climático.
La principal responsabilidad del órgano políticamente más poderoso de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) es impedir guerras y preservar la paz mundial, tal como está estipulado por la Carta del foro mundial, según el G-77, que engloba a 130 países.
Los otros asuntos, incluidos los vinculados al desarrollo social y económico, le competen al Consejo Económico y Social (Ecosoc, por sus siglas en inglés) y a la Asamblea General, como también está establecido en la Carta.
La fuerte reacción del bloque por la reunión del Consejo de Seguridad prevista para el 17 de este mes quedará consignada en una carta al embajador de Gran Bretaña, Emyr Jones Parry, actual presidente de ese órgano de 15 miembros.
El G-77 tomó esa decisión en una reunión a puertas cerradas el jueves.
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La misiva denunciará que la creciente trasgresión del Consejo de Seguridad en los papeles y responsabilidades de otros órganos de la ONU constituye una distorsión de los principios y propósitos de la Carta y compromete los derechos de todos los miembros del foro mundial.
El actual presidente del G-77 y representante permanente de Pakistán ante la ONU, Munir Akram, señaló que algunos de los miembros del bloque consideran que el Consejo de Seguridad excedió su mandato.
También indicó que asuntos como la no proliferación nuclear e incluso el terrorismo son competencia de todos los miembros.
"El propósito del Consejo de Seguridad, como lo pude leer yo mismo en la Carta de la ONU, es actuar cuando hay amenazas reales o abusos que pongan en riesgo la paz", dijo Akram a IPS.
En otras oportunidades, el Consejo de Seguridad también "invadió" terreno del Ecosoc y de la Asamblea General al mantener reuniones sobre cuestiones de género, VIH/sida, terrorismo, mantenimiento de la paz y logística de la ONU.
El año pasado, el G-77, entonces presidido por Sudáfrica, protestó contra un debate en torno a cuestiones de logística en el Consejo de Seguridad. Pero el presidente de ese órgano, en ese momento el estadounidense John Bolton, se negó a retirar el tema de la agenda.
Akram sostuvo que estos temas no suponen una amenaza a la paz internacional, aunque reconoció que es una cuestión de interpretación.
El terrorismo puede significar una amenaza a la seguridad mundial, pero el Consejo de Seguridad debería afrontar situaciones concretas y no involucrarse en la creación de normas y leyes internacionales, sostuvo el embajador pakistaní.
"La potestad para crear normas, según mi interpretación de la Carta, es una clara competencia de la Asamblea General y no del Consejo de Seguridad", añadió.
Parry Jones declaró en conferencia de prensa la semana pasada que el hecho mismo de realizar una reunión para tratar cuestiones relativas al cambio climático era algo destacable.
El encuentro será presidido por la canciller británica Margaret Beckett y no se prevé la aprobación de una declaración ni de una resolución, según ella misma adelantó.
Por su parte, el Movimiento de Países No Alineados (Noal), de 117 miembros, también criticó la propuesta británica de realizar una reunión del Consejo de Seguridad sobre cambio climático.
La representante de Cuba y actual presidenta del Noal, Ileana Nuñez Mordoche, expresó "la preocupación del Movimiento por la continua y creciente trasgresión del Consejo de Seguridad de las funciones y potestades de la Asamblea General, el Ecosoc y otros órganos tratando asuntos que son competencias exclusivas de estos últimos".
China, integrante del Consejo de Seguridad con poder de veto, es un miembro clave del G-77, junto con Ghana, Indonesia, Panamá, Perú, Qatar, República Democrática del Congo y Sudáfrica, todos miembros rotativos no permanentes de ese órgano.
Akram señaló que cada miembro individual tiene todo su derecho a expresar la opinión de su país.
"Algunos de ellos adelantaron que iban a hablar en la reunión del Consejo de Seguridad, y otros dijeron que no lo harían porque van a desafiar la competencia de ese órgano para tratar el asunto", explicó a IPS.
Las cuestiones vinculadas a energía y cambio climático se consideran vitales para el desarrollo sostenible.
La Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sostenible realizada en Johannesburgo en septiembre de 2002 confirió responsabilidades a ese respecto a la Asamblea General, al Ecosoc, a la Comisión sobre Desarrollo Sostenible, al Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma), a la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático y al Protocolo de Kyoto.
En cambio, "ningún papel fue otorgado al Consejo de Seguridad", indicó Akram.
Un delegado asiático cuyo país integra el G-77 dijo a IPS que intuitivamente podría decirse que hay un nexo entre la degradación ambiental producida por el cambio climático y la ocurrencia de conflictos.
Eso es evidente para cualquiera que piense que los conflictos suelen originarse en la necesidad de asegurar ciertos recursos que escasean en el planeta, como el agua.
Pero el problema a la hora de elaborar un argumento en ese sentido, como para sustentar por qué el Consejo de Seguridad debe discutir esos asuntos, es que en forma concluyente no se puede citar ningún conflicto en particular como ejemplo, sostuvo.
"¿Por qué supone una amenaza para la paz y la seguridad internacional?", se preguntó. Parece no haber estudios concluyentes como para que la argumentación se base en investigaciones científicas exhaustivas.
"Esa situación generó la idea de que el debate se hace por el simple interés de discutir o nada más que para promocionar el asunto", añadió.
De lo contrario, Gran Bretaña hubiera tratado de incluir el tema en la agenda formal del Consejo de Seguridad. El hecho de que no se estén planeando reuniones posteriores, refuerza esa idea, sostuvo.