El gobierno socialista español decidió aplicar prisión atenuada al etarra Iñaki De Juana, en huelga de hambre durante 114 días, lo que dio pie a duras críticas del opositor y derechista Partido Popular (PP).
El permiso para que De Juana cumpla su pena en domicilio y su traslado este jueves a un hospital del País Vasco levantaron las protestas del PP, que acusa al gobierno de "ceder al chantaje" de ETA, para dejar abierta una negociación con el objetivo de que el grupo terrorista y separatista abandone definitivamente la violencia.
El Poder Ejecutivo, presidido por el socialista José Luis Rodríguez Zapatero, respondió que sólo cumplía con la ley y el respeto a la vida.
De Juana purgó 18 años de los más de 3.000 años de reclusión a los que había sido condenado por 25 asesinatos, y debía salir en libertad en 2005, acogiéndose a beneficios penitenciarios contemplados en la ley.
Pero antes de ello, un fiscal pidió su procesamiento por amenazas terroristas proferidas, según falló luego la justicia, en dos artículos de opinión de su autoría. La Audiencia Nacional lo sentenció a 12 años de prisión, pero el Tribunal Supremo de Justicia rebajó la pena a tres años, de los que ya cumplió dos tercios.
El Juzgado de Vigilancia Penitenciaria decidió clasificar su condena como de segundo grado, lo que significa que podrá cumplir prisión domiciliaria, tras lo cual el Ministerio del Interior dispuso la medida.
A inicios de noviembre, el etarra se declaró en huelga de hambre en reclamo de su libertad y la sostuvo hasta este jueves, si bien los médicos lo sometían a alimentación forzosa mediante sonda.
De Juana perdió unos 20 kilogramos, y ahora pesa unos 55 kilos, pero las dudas sobre su estado de salud persisten. Por un lado, Askatasuna (libertad en vascuence), un grupo político afín a la ETA, afirmó que el preso estaba en una situación "muy grave" y que ya no se podía levantar de la cama.
Por otra parte, hay constancias de que su salud no es tan mala. El sábado 24, un policía que pasaba frente a la sala donde De Juana estaba recluido hasta este jueves, lo vio "acompañado" por su novia en la cama, ante lo cual entró con otros dos agentes y le señaló a la visitante que debía estar "de pie".
Entonces se desató un incidente con gritos entre los guardias, el detenido y su acompañante, que fue notificado por el agente policial a sus superiores a través del telefonema 81, al que tuvo acceso IPS.
El preso fue trasladado escoltado y en ambulancia desde Madrid hasta un hospital en la norteña ciudad vasca de San Sebastián, donde lo esperaban dos centenares de personas que lo saludaron con gritos y aplausos.
El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, declaró en rueda de prensa que "Ignacio De Juana cumplirá su condena en régimen atenuado, dado su grave estado de salud, para evitar su fallecimiento y tratar de que se recupere", sometido a vigilancia.
Lo que nos diferencia de los terroristas es que "a nosotros sí nos importa la vida, es nuestra mayor legitimidad moral", pues "el Estado debe aplicar la ley, ser humanitario, firme e inteligente", añadió.
Esa posición recibió el apoyo del moderado Partido Nacionalista Vasco, que gobierna esa comunidad autónoma. El portavoz en el parlamento, Josu Erkoreka, calificó la medida de "impecable desde el punto de vista jurídico y muy aconsejable desde el punto de vista humanitario", criterio compartido por Izquierda Unida, Convergencia y Unión y otros partidos regionales.
Las críticas, además del PP, llegaron desde dos organizaciones próximas al mismo, la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) y el Foro de Ermua.
También se sumaron al coro asociaciones de policías y de la militarizada Guardia Civil. José Manuel Sánchez Fornet, secretario general del Sindicato Unificado de Policía, manifestó que si de ellos dependiera "no saldría nunca vivo de la cárcel".
El secretario general de la Asociación Unificada de la Guardia Civil (AUGC), Joan Miquel Perpinyá, manifestó "un profundo disgusto", pero a la vez destacó que "hay que respetar la ley, las decisiones judiciales y las de instituciones penitenciarias", en base a las cuales se dispuso el traslado a San Sebastián.
De Juana nunca manifestó arrepentimiento, sino que reivindica el terrorismo. En 1998, al enterarse en la cárcel de que la ETA había asesinado al concejal del PP, Alberto Jiménez-Becerril y a su esposa, Ascensión García, escribió una carta consignando que "sus llantos son nuestras sonrisas y terminaremos a carcajada limpia".
En 1992 envió una carta al juez de vigilancia penitenciaria amenazándolo y diciéndole que estaba en las listas de ETA como "ejecutable". Tres años después, tras otra muerte atribuida Al grupo, pidió que le enviaran a su celda champagne y langostinos para celebrarlo.
En 2006 y en lo que va de este año, en plena huelga de hambre exhibió carteles reivindicando a ETA, y realizó declaraciones similares a un periódico británico, en una entrevista que la policía está investigando, pues fue realizada sin autorización.
El secretario de organización del gobernante Partido Socialista Obrero Español, José Blanco, calificó a los dirigentes del PP de "hipócritas" porque durante su gobierno (1996-2004) varios presos etarras fueron liberados sin cumplir su pena íntegramente. Uno de ellos, Iñaki Bilbao, una vez liberado "asesinó a un concejal socialista", afirmó.