La constitución de un gobierno de unidad en Palestina impidió que la crisis entre los partidos Hamas y Fatah degenerara en una guerra civil, pero podría no lograr su segundo objetivo: el levantamiento de las sanciones económicas internacionales.
Luego de meses de complicadas negociaciones y choques violentos que acabaron con un centenar de vidas, Hamas (Movimiento de Resistencia Islámica) y el secular Fatah lograron finalmente un acuerdo político el fin de semana.
Cuando el primer ministro Ismail Haniyeh, de Hamas, propuso un gabinete al presidente Mahmoud Abbas, líder de Fatah, planteó pocos detalles del programa del nuevo gobierno. Todo lo que dijo fue que la prioridad sería acabar con la "anarquía de la seguridad" en Gaza.
La plataforma del gobierno de unidad incluye la preservación de la tregua con Israel y una vaga referencia a cumplir con tratados interinos de paz firmados antes por la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) y el estado judío.
Pero no cumple con las tres demandas clave de la comunidad internacional para que el nuevo gobierno sea reconocido y las sanciones, levantadas: no hubo una clara renuncia a la violencia, ni un compromiso claro a adherir a los acuerdos existentes, ni un reconocimiento al estado de Israel.
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Como era de prever, el domingo 18 el gabinete israelí votó por amplia mayoría mantener su boicot al gobierno palestino.
"Israel espera que la comunidad internacional no se deje engañar por la formación de un gobierno palestino de unidad, y que persista en su posición de aislar al gobierno que rechaza los principios propuestos por el Cuarteto (instancia de mediación integrada por Estados Unidos, Rusia, la Unión Europea y la Organización de las Naciones Unidas)", dijo el primer ministro Ehud Olmert.
Pero Olmert dejó en claro que mantendrá sus contactos con Abbas, a quien considera un interlocutor moderado y confiable.
El gobierno de Estados Unidos y las autoridades de la Unión Europea anunciaron que mantendrán vínculos con miembros del nuevo gobierno de unidad no pertenecientes a Hamas, y Noruega informó que restablecería relaciones plenas con la Autoridad Nacional Palestina.
Pero Noruega no integra la Unión Europea y tanto funcionarios de ese bloque como de Estados Unidos dejaron en claro que no están dispuestos a levantar el embargo económico en vigor desde que Hamas formó gobierno, cuando ganó las elecciones de enero de 2006.
Algunos funcionarios europeos expresan ahora un cauto optimismo, sugiriendo que el nuevo gobierno palestino terminará cumpliendo con las condiciones requeridas para el levantamiento de las sanciones.
Pero el Departamento de Estado (cancillería) estadounidense insistió esta semana en que no hubo ningún cambio en las condiciones que llevaron al Cuarteto a disponer las sanciones.
La secretaria de Estado (canciller), Condoleezza Rice, dijo que quería saber qué significaba, en la plataforma del nuevo gobierno, la referencia al "derecho a la resistencia" del pueblo palestino.
"No voy a intentar interpretar qué significa el derecho a la resistencia, pero les diré que no me suena muy bien cuando uno habla sobre todas las formas de resistencia", señaló.
"Así que yo trasladaría la pregunta al gobierno palestino y a su primer ministro. ¿Ustedes se refieren al derecho a la resistencia por medio de la violencia? Esperamos una respuesta", agregó.
Mientras Rice realizaba estos comentarios el lunes, el ala armada de Hamas se hacía responsable de un tiroteo cerca de la franja de Gaza en el que resultó herido un civil israelí.
El alto representante para la Política Exterior y de Seguridad Común de la Unión Europea, Javier Solana, también advirtió que el nuevo gobierno palestino no había cumplido con las condiciones planteadas por el cuarteto para levantar las sanciones.
"Esperamos que este gobierno adopte las posiciones del Cuarteto, ahora en lo que pueda, y finalmente, por completo", expresó.
Luego de completado el acuerdo entre Fatah y Hamas, Haniyeh se refirió a lo que percibía como posiciones discrepantes entre Estados Unidos y la Unión Europea.
"Sin duda, hay una posición diferente por parte del gobierno estadounidense y los israelíes", afirmó. Otros funcionarios palestinos también manifestaron esperanzas de que los líderes europeos comiencen a restablecer lazos con la perspectiva de levantar el embargo.
Pero Abbas es consciente de que, aunque la formación de un gobierno de unidad puede haber impedido una lucha sangrienta entre Fatah y Hamas —al menos por ahora—, no solucionó el acertijo de las sanciones.
Es claro que Abbas quiere mantener contactos con Israel, pues tuvo sumo cuidado en no designar a sus principales colaboradores en puestos ministeriales. Así, habilitó al estado judío a mantener contacto con ellos sin vincularse directamente con el gobierno palestino.
El primer ministro israelí, en tanto, lucha por su supervivencia política. Un comité que investiga la campaña militar en Líbano en julio y agosto pasados, percibida como desastrosa por muchos israelíes, publicará sus primeras conclusiones en breve.
En este contexto, a Olmert el gobierno de unidad palestina no le presenta ningún dolor de cabeza nuevo.