Muchos iraquíes aspiran a contar con líderes políticos que llenen los amplios vacíos existentes en un gobierno fracturado, que no logra brindar seguridad ni satisfacer las necesidades básicas de la población.
"Los iraquíes se sienten perdidos entre demasiadas corrientes que devastaron el país con sus estrechos intereses sectarios y personales", dijo a IPS Mohammad Jaafar, un dirigente político que vive en Bagdad y que participó, en otros tiempos, en el gobierno interino formado tras la ocupación estadounidense.
"Me avergüenza decir que soy político, después de todo el daño que causamos a nuestro país. Es enteramente nuestra culpa y no hay dudas sobre eso", afirmó.
Jaafar no es el único que piensa así. "La única solución para el dilema iraquí es cambiar todo el equipo de políticos, incluyéndome", dijo a IPS Thafir al-Ani, parlamentario iraquí por la lista sunita Al-Tawafuq.
"Debemos admitir que le fallamos a nuestro pueblo y abrirle paso a los recién llegados, que pueden mejorar la situación", confió Al-Ani.
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Los iraquíes quedaron confundidos por las turbulentas maquinaciones políticas que se originaron cuando Saddam Hussein, que estaba en el poder desde 1979, fue depuesto en marzo de 2003 a raíz de la invasión encabezada por Estados Unidos.
Otro motivo de confusión fue la posterior toma de control de Iraq por parte de la Autoridad Provisional de la Coalición, dirigida por el diplomático estadounidense L. Paul Bremer.
Luego se conformó el Consejo de Gobierno Iraquí, cuyos miembros fueron designados por Estados Unidos. Y a este organismo lo sucedió un gobierno interino liderado por Iyad Allawi, también respaldado por la potencia invasora.
El 30 de enero de 2005, los iraquíes concurrieron a las urnas para elegir gobierno, con la expectativa de que exigiera la retirada a las fuerzas ocupantes y lograra la estabilidad y seguridad en su país, devastado por la guerra.
Pero dos años después, Iraq arde por la violencia, y la reconstrucción no se percibe. Buena parte de la población apenas sobrevive. El malestar con el gobierno del primer ministro Nouri al-Maliki es generalizado.
"Los iraquíes sueñan con un político nuevo, con un rostro nuevo, que los conduzca a la seguridad y la prosperidad, aunque sea un nuevo dictador", dijo a IPS Aziz Nazzal, analista iraquí radicado en Bagdad.
"Los iraquíes probaron con reyes, comunistas, nacionalistas árabes, dictadores y ahora con islamistas, pero nunca hallaron un sistema que pudiera explotar el enorme potencial del país de modo que cumpliera con las esperanzas de alcanzar un país desarrollado y seguro", agregó.
Muchos ciudadanos también manifiestan frustración hacia sus líderes religiosos, la mayoría de los cuales encontraron un lugar en el actual gobierno.
"Nosotros seguimos a nuestros clérigos y confiamos en ellos durante cuatro años, pensando que nos salvarían luego de nuestro prolongado sufrimiento", dijoó a IPS Foad Hussein, un profesor que ahora trabaja como taxista en Bagdad.
"Pero todo lo que obtuvimos fue muerte y terror. Parecen interesados solamente en proteger sus intereses personales y los de sus familiares cercanos", se lamentó.
Ahora comienza a surgir un movimiento civil que podría dar un viraje hacia la política nacional.
"Vayamos a casa y hagamos algo", es un llamado que ahora se escucha a menudo en los centros de refugiados. Algunos creen que la respuesta puede radicar en convenios entre tribus. Otros quieren ver en el gobierno a políticos "que no se hayan ensuciado las manos".
"En Iraq las tribus no son sectarias. Nuestros jefes tribales son la mejor solución interina", dijo a IPS Mukhlis al-Bahadly, del barrio Ciudad Sadr, en Bagdad. "Son los únicos que nos pueden liderar este país hasta que encontremos la manera de salir de este caos".
Hay pocas esperanzas de que eso ocurra mientras Iraq esté ocupado por Estados Unidos.
"Sabemos quiénes son los buenos, y los elegiremos si alguna vez tenemos esa opción, pero ellos se niegan a participar en cualquier solución mientras persista la ocupación", dijo el jeque Jassim al-Badri, un clérigo de Bagdad.
"Las manos limpias no podrían comer del plato de la ocupación, pero definitivamente asumirán sus puestos apenas la ocupación termine o se llegue a algún acuerdo aceptable", añadió.
Circulan por todo Iraq rumores sobre "gobiernos en las sombras" formados en el exterior, pero lo iraquíes tienen poca confianza en aquellos que huyeron.
Se dice que el general Nizar al-Khazraji, ex jefe del Estado Mayor del viejo ejército anterior, y Naji al-Hadithi, ex ministro de Asuntos Exteriores, así como algunos otros, formaron uno de esos "gobiernos".
"Necesitamos un líder que realmente se preocupe por nosotros", dijo a IPS una profesora de 55 años que reside en Bagdad y que pidió ser identificada como Fátima.
"Todos ellos dicen que nos quieren, pero ¿dónde está ese amor? Todo lo que hicieron fue arrastrarnos hacia la pobreza y hacia una guerra fratricida", aseguró.
Algunos, simplemente, dejan el problema en manos de Dios.
"Solamente Dios nos puede salvar, dándonos un hombre que realmente se preocupe por nosotros", opinó Jamal Hakki, de 35 años, que vive en el distrito bagdadí de Ghazaliya. "Todos los seres humanos en otros países están en contra nuestra o bien con nosotros, mientras nosotros enfrentamos nuestro destino por nuestra cuenta".