Para sorpresa de muchos, la secretaria de Estado (canciller) de Estados Unidos, Condoleezza Rice, designó como consejero a un prominente neoconservador promotor de la guerra en Iraq. Pero analistas creen que esto es sólo una estrategia para frenar posibles críticas.
Eliot A. Cohen, profesor de Historia en el Colegio Johns Hopkins de Estudios Internacionales Avanzados y miembro de la Mesa de Políticas de Defensa del Departamento de Defensa desde 2001, ocupará a partir del mes próximo el lugar que dejó vacante el año pasado el antiguo confidente de Rice, Philip Zelikow, del ala "realista" en el gobierno del presidente George W. Bush.
Cercano amigo y protegido del ex secretario de Defensa Paul Wolfowitz —hoy presidente del Banco Mundial—, y miembro asesor del derechista American Enterprise Institute, Cohen lideró recientemente el duro ataque neoconservador contra el Grupo de Estudio sobre Iraq, creado por el Congreso legislativo e integrado por figuras tanto del opositor Partido Demócrata como del gobernante Partido Republicano.
El Grupo propuso en diciembre un repliegue gradual de la mayoría de las tropas de combate estadounidenses hoy en el territorio iraquí para los próximos 14 meses y una intensificación de los esfuerzos diplomáticos para que Irán y Siria, entre otros países vecinos, se comprometan en la estabilización de Iraq.
Como sus compañeros "halcones" —el ala más belicista del gobierno de Bush—, Cohen condenó las recomendaciones del Grupo, entre ellas la de reactivar el proceso de paz palestino-israelí, ideas que Rice explícitamente apoyó en las últimas semanas.
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"Éste es un grupo compuesto, en su mayor parte, por eminentes funcionarios públicos retirados, la mayoría con experiencia limitada o nula en la práctica o el estudio de la guerra", escribió Cohen en una columna publicada por el periódico The Wall Street Journal al día siguiente de que el Grupo divulgó sus recomendaciones.
Dentro de la administración de Bush, los llamados realistas, cuyo baluarte es el Departamento de Estado, prefieren la acción multilateral y dan prioridad al fortalecimiento de las alianzas tradicionales de Washington, en especial la Organización del Tratado del Atlántico Norte.
En cambio, los neoconservadores o halcones, encabezados por el vicepresidente Dick Cheney y con dominio en el Departamento de Defensa, son hostiles a los procesos multilaterales en general y a la Organización de las Naciones Unidas en particular. Sus postulados sobre política exterior rechazan el pragmatismo y formulan los conflictos en términos morales.
"Eliot aporta mucho a la mesa como consejero. Es alguien que puede funcionar como una 'caja de resonancia' intelectual para" Rice, señaló el portavoz del Departamento de Estado, Sean McCormack, al confirmar el viernes el nombramiento de Cohen.
Sin embargo, algunos analistas señalan que la designación tiene el objetivo de acallar críticas previas de neoconservadores, dentro y fuera del gobierno, por las decisiones que tome Rice en política exterior, sobre todo en relación a Medio Oriente.
El consejero del Departamento de Estado no tiene autoridad ejecutiva y puede ser considerado —o ignorado— a discreción de Rice.
La secretaria de Estado "quizás siente que necesita a un neoconservador a su lado para proteger sus flancos", señaló Chris Nelson, editor del boletín sobre asuntos de gobierno The Nelson Report.
"Si ella realmente planea presionar a los israelíes, lo cual es necesario si quiere lograr un verdadero proceso de paz con los palestinos como parte de un acuerdo regional más amplio con los sauditas y los iraníes, entonces alguien como Cohen en el séptimo piso (del Departamento de Estado) puede ayudar", añadió.
"Traer a Cohen puede ayudar a inocularla de las críticas que vengan desde el campo de Cheney", dijo por su parte Steven Clemos, director del Programa Estrategia Estadounidense en la New America Foundation
"Algo que ha sido constante es que Rice es muy cuidadosa en no llamar a alguien que luego se le pueda oponer", agregó.
En este sentido, Cohen es casi la elección ideal. Como Cheney, fue miembro fundador en 1997 del Proyecto para el Nuevo Siglo Estadounidense, cuyas posiciones sobre cómo avanzar en la "guerra contra el terrorismo" —incluyendo la invasión de Iraq— siempre ha apoyado.
Aunque carece de cualquier experiencia en el diseño de políticas, Cohen ha sido en los últimos años un autor prolífico de análisis sobre el papel de Estados Unidos en Medio Oriente.
Cohen ganó fama poco después de los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington, cuando publicó en The Wall Street Journal una columna titulada "La Cuarta Guerra Mundial" —concepto rápidamente adoptado por los demás neoconservadores—, en la que señaló al "Islam militante" como el nuevo enemigo de Estados Unidos.
Cohen sostuvo que, tras derrotar al movimiento islamista afgano Talibán, Washington no sólo debía "rematar" al presidente iraquí Saddam Hussein (1979-2003), a quien acusó de haber colaborado con la red terrorista Al Qaeda, sino que también debía derrocar a "los mulás" en Irán, cuyo reemplazo por un "gobierno secular o moderado no sería una victoria menos importante en esta guerra que la aniquilación de (Osama) bin Laden".