La abolición de la pena de muerte en el mundo y otras aspiraciones en materia de derechos humanos pueden lograrse por medio de mecanismos similares a los Objetivos de Desarrollo del Milenio adoptados por la ONU, propuso el gobierno de Brasil.
Una iniciativa presentada al Consejo de Derechos Humanos de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) por el secretario de Derechos Humanos de la Presidencia de Brasil, Paulo Vannuchi, propugna el establecimiento de metas con plazos variables para erradicar algunos de los males que restringen las libertades y garantías de las personas.
El funcionario brasileño observó que los países disponen de gran diversidad de legislaciones en cuestiones humanitarias.
En un encuentro realizado en noviembre por la Sociedad China de Estudios de Derechos Humanos, Vannuchi comprobó que la China moderna, fundada en 1949 con el triunfo de la revolución encabezada por Mao Zedong, se basa en un pensamiento teórico que excluye la pena de muerte de una sociedad futura.
En consecuencia, China, que impone la pena capital, y Brasil, que la descarta, coinciden en la supresión de ese castigo a largo plazo aunque difieran en la posibilidad de su abolición inmediata, explicó.
Por tanto, debe abrirse un debate sobre la pena de muerte en el Consejo de Derechos Humanos, el máximo organismo de la ONU especializado en esa materia, que tome en consideración la posibilidad de adoptar una decisión, en 10 años o en 20, si fuera necesario, para "establecer un futuro en el mundo sin pena de muerte", precisó Vannuchi a IPS.
Pero el funcionario brasileño reconoció que con la abolición de la pena capital "no basta".
En Brasil y en otros países donde este castigo no está previsto en las leyes "tenemos un problema muy complejo, que es la pena de muerte extrajudicial", ejecuciones sumarias perpetradas por fuerzas policiales o por escuadrones de la muerte, explicó.
A la derogación de la pena de muerte se podrían agregar otros objetivos para constituir una cesta de temas de derechos humanos, agregó.
En primer lugar figuraría el combate contra el racismo. La iniciativa comenzaría por la ONU y se extendería a las legislaciones de todos los países, siguiendo el ejemplo de Brasil y otras naciones, que ya disponen de normas que tipifican al racismo como un delito.
Las personas podrán recurrir a la ley y denunciar, por ejemplo, "fui agredido por ser negro", con lo cual se producirían las primeras condenas, previó el funcionario brasileño.
En esa cesta de derechos humanos se incluiría la discriminación de carácter religioso, de género o de orientación sexual. Este último aspecto ha sido tratado en la ONU, pero se lo considera un tema tabú, dijo Vannuchi.
"Hay fundamentalistas en todos lados" en muchos países islámicos y también en muchos cristianos que tratan la diversidad como pecado, dijo. La posición del gobierno brasileño es muy clara, pues la Secretaría de Derechos Humanos dispone de un programa en favor de un "Brasil sin homofobia", indicó.
En el país sudamericano se ha creado una red para sostener ese criterio y periódicamente se realizan grandes manifestaciones, de hasta un millón de personas, los denominados desfiles gay, que defienden ese enfoque, dijo Vannuchi.
El funcionario también propuso la adopción de una fórmula de compromiso de la ONU, según la cual el foro mundial no tolerará, en un plazo determinado, la tortura ni las desapariciones forzadas.
El experto recordó que en febrero se firmó en París una convención contra la desaparición forzada adoptada por la Asamblea General de la ONU. El tratado, impulsado por Francia y Argentina, comenzó a gestarse en 1981, cuando muchos argentinos estaban exiliados en ese país europeo, recordó.
El tratado no responde al problema de las desapariciones en Brasil, Chile, Argentina y otros países sojuzgados por dictaduras militares, pero crea un marco adecuado para evitar esas violaciones de los derechos humanos, evaluó.
Vannuchi propuso al Consejo de Derechos Humanos la creación de un grupo de trabajo que prepare un plan de metas específicas que serán perseguidas en forma paralela a los objetivos de desarrollo del milenio.
Los países de la ONU decidieron en septiembre de 2000 establecer ocho metas de desarrollo con la aspiración de alcanzarlas en 2015. El compromiso asumido pretende, entre otros objetivos, reducir la pobreza y el hambre, universalizar la enseñanza primaria y promover la igualdad de género.
Las metas de derechos humanos favorecerán una apertura internacional que reforzará los Objetivos de Desarrollo de las Naciones Unidas para el Milenio, estimó Vannuchi.
La importancia de las metas del milenio radica en el compromiso, por primera vez en la historia de las naciones, con objetivos de desarrollo concretos, aunque no todos los países puedan alcanzarlos, lo que dependerá de sus procesos internos, de las situaciones de guerra o de la propia economía mundial, justificó.
La iniciativa brasileña pretende que el plan de nuevas metas sea lanzado el año próximo, con motivo del sexagésimo aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos adoptada por la ONU en 1948.
Con esta idea, la delegación brasileña intenta desviar al Consejo de Derechos Humanos de una tendencia a enfrascarse en debates de cuestiones retóricas, más propias del Consejo de Seguridad de la ONU, y dedicarse de lleno a metas concretas.
Vannuchi expuso el ejemplo de Brasil, donde los esfuerzos por alcanzar los objetivos de desarrollo del milenio dieron lugar a un encuentro de distintos sectores comprometidos, como sindicatos, organizaciones no gubernamentales, empresarios y universidades, entre otros. (FIN/IPS/pp/dc-mj/wd ip hd md dp/07)