Cuatro jóvenes mujeres sueñan hacer de la música su instrumento de supervivencia y realización, pero tienen que enfrentar numerosos obstáculos para mantenerse fieles al sueño. Es la simple historia de «Antonia», un filme singular en el cine de Brasil.
Este es el tercer largometraje de Tata Amaral y, como los anteriores, trata del universo y la mirada de las mujeres. "Antonia", además de la juventud femenina en un mundo hostil, machista y violento, desvela la realidad de los barrios pobres de São Paulo y la importancia que tiene allí el rap.
El filme tiene la apariencia de un documental por el naturalismo del argumento, del paisaje y de la actuación de las cuatro cantantes convertidas en actrices.
Lo singular es que forma parte de un proyecto audiovisual que combina televisión y cine. Primero surgió como una "miniserie" televisiva, exhibida el año pasado. Ahora el filme está en las salas desde el 9 de febrero, con fuerte presencia en los barrios periféricos, donde se supone está su principal público.
Es algo similar a "Ciudad de Dios", filme de excelente taquilla y carrera internacional que mostraba la violencia delictiva en una favela de Río de Janeiro. Pero en ese caso, la televisión vino después, con pequeñas historias específicas para la pantalla chica. Ambas fueron producciones independientes aprovechadas por la Red Globo, que domina la televisión de Brasil.
En el caso de "Antonia", hubo una serie televisiva antes y habrá otra después del filme.
"Antonia" es el nombre del grupo vocal que deciden componer las cuatro cantantes, todas negras y amigas de infancia en Brasilandia, el barrio pobre de la zona norte de São Paulo, donde el hacinamiento aparece en las casas de por lo menos dos de los personajes.
Una escena impresionante muestra a las amigas cargando al hermano de Barbarah, un adolescente que se fracturó el hueso de una pierna al ser agredido en la calle. Las mujeres tienen que llevarlo con la pierna enyesada a través de una larga y casi vertical escalera, con gran esfuerzo.
El joven fue agredido aparentemente por ser homosexual. Su compañero tuvo una suerte peor, murió a causa de las heridas. El caso revela los prejuicios que imperan en el barrio, y ése es sólo uno de los dramas de Barbarah, la mulata más clara del grupo.
Mas tarde, ella soporta al menos un año encarcelada por matar al adolescente que la molestó presentándose como el agresor de su hermano. Aficionada a las artes marciales e impulsiva, lo arroja contra un muro provocándole la muerte.
Se suman peleas entre dos cantantes, la dificultad de una para sobrevivir separada del marido con una hija pequeña, el embarazo de otra seguido de matrimonio con un hombre que le prohíbe seguir cantando. Los problemas acaban por deshacer el grupo.
Es la perseverancia de Barbarah desde la cárcel, al acercarse su liberación, la que restablece el sueño y la unidad de las cuatro cantantes, que finalmente disfrutan del éxito.
Por su argumento, la película es comparada a la estadounidense "Dreamgirls", que tuvo varias postulaciones al premio Oscar entregado el domingo, y a la brasileña "Dos hijos de Francisco", pues también cuentan historias de cantantes que debieron luchar tenazmente para obtener éxito en sus carreras.
Pero en el caso del nuevo filme brasileño, además del destino de las cuatro cantantes, se trata de la afirmación de mujeres en un mundo demasiado masculino, donde los hombres aparecen más como obstáculos que apoyo, y el rap como una manifestación cultural que se hizo muy popular en las periferias metropolitanas de Brasil.
La estética, que no embellece ni recurre a la sangre para hacer más atractiva o impactante la realidad, tampoco trata el tema con piedad o lamentaciones. Con toda la naturalidad, usa la ficción para contar la vida de personas comunes que luchan por mejorar y tener alguna perspectiva más allá de sus dramas diarios.
Es la historia de la mayoría de los brasileños, pero particularmente de los millones que se amontonan en las favelas de São Paulo, Rio de Janeiro, Recife y otras urbes que crecieron en las últimas décadas con el flujo de migrantes ilusionados con los horizontes amplios de la gran ciudad.