Cuarenta y cinco programas del gobierno de Brasil benefician a los jóvenes, según la Secretaría Nacional de la Juventud. Pero la situación para ellos sigue siendo dramática, en especial por la violencia criminal que sufren y practican y por la alta desocupación.
El índice de asesinatos de jóvenes entre 18 y 24 años, que eran de 30 por cada 100.000 habitantes en 1980, subió a 51,7 en 2004, según un estudio de la Organización de Estados Iberoamericanos recién publicado.
Los brasileños de esta franja etaria fueron las principales víctimas de los casi 800.000 homicidios que se registraron en ese periodo en todo el país.
También son jóvenes los más afectados por el aumento del desempleo desde la década pasada. Suman 45 por ciento del total de desempleados del país, aunque representan apenas la cuarta parte de la población económicamente activa.
El desempleo para los trabajadores de 15 a 24 años alcanzó 19,4 por ciento en 2005, más que triplicando el del resto de la fuerza de trabajo, de 6,2 por ciento, y más que duplicando el índice general de 9,3 por ciento, según un estudio realizado por Marcio Pochmann, profesor de la Universidad de Campinas.
La urgencia en abrir horizontes a una capa de la población que creció mucho en las últimas décadas, al mismo tiempo que la economía se estancaba y creaba pocos empleos, produjo una multiplicación de programas asistenciales y educativos dirigidos a la juventud.
El gobierno se apresta a ofrecer una beca a adolescentes de 15 a 17 años que permanezcan en la escuela: les depositará 15 reales (7,15 dólares) al mes en una cuenta de ahorro, de la cual solo podrán disponer cuando concluyan la enseñanza primaria o secundaria.
Este programa representaría una extensión del "beca-familia", dirigido a familias de niños y niñas de hasta 14 años.
En cambio, el Ministerio del Trabajo pretende poner fin al programa Primer Empleo, un subsidio bimestral de 250 reales (120 dólares) con que el gobierno estimula a las empresas a contratar jóvenes.
Creado en 2003, el programa no obtuvo el éxito esperado: apenas promovió la contratación de 350.454 jóvenes en cuatro años, menos que la meta de un solo año.
Los programas que tienen la finalidad de promover el empleo juvenil fracasan por su "sentido equivocado", pues los estimula a "entrar en un mercado de trabajo donde ya hay un exceso de jóvenes de 15 a 24 años", dijo Pochmann a IPS.
En los países industrializados solo tres en cada 10 de esos jóvenes están empleados o buscan trabajo, mientras en Brasil son siete de cada diez, comparó.
Tal presión en un país de crecimiento económico escaso y mano de obra poco calificada solo puede resultar en "precarización del trabajo y desempleo", señaló..
Mejor sería "postergar la entrada al mercado de trabajo" y ofrecer a los jóvenes actividades comunitarias y otras ocupaciones, además de capacitación, recomendó.
En Italia, cooperativas de jóvenes organizan bibliotecas municipales, un buen ejemplo para Brasil, 60 por ciento de cuyas ciudades carecen de estos establecimientos. Cuidar ancianos es otra actividad cada día mas demandada, acotó.
En relación a los numerosos programas que se dedican a la población juvenil brasileña sin solucionar sus dramas, que terminan por afectar toda la sociedad, Pochmann opinó que aún se buscan caminos, que hasta ahora adolecen de "visiones parciales" del problema.
Capacitación, regreso a la escuela, deportes, servicio militar y trabajos comunitarios son algunas de las actividades ofrecidas por los numerosos programas gubernamentales que intentan evitar que los jóvenes se dediquen al delito o los preparan para ingresar en el mercado de trabajo.
El presidente Luiz Inacio Lula da Silva concurre este viernes al acto en que 4.200 jóvenes de Recife, capital del nororiental estado de Pernambuco, concluyen su enseñanza primaria o cursos profesionales.
Se trata del Programa Nacional de Inclusión de Jovenes (Projoven), que ya atendió a 164.000 personas de 18 a 24 años que habían abandonado la escuela.
Las demandas son crecientes. Tres mil jóvenes procedentes de todo el Brasil clausuraron el jueves en Brasilia el primer Festival Nacional de la Juventud Rural, reclamando mas escuelas de calidad en el campo y acceso a actividades culturales y deportivas.
La cantidad de iniciativas es positiva, pero el problema es integrarlas, dijo a IPS Regina Novaes, que dejó esta semana la Secretaria Nacional de la Juventud, organismo en que se desempañaba como secretaria adjunta.
El gobierno está dedicado a esa tarea, intentando articular la acción de varios ministerios como los de Desarrollo Social, Educación, Justicia, Trabajo y Cultura, para revisar los programas en conjunto, explicó
Extender a jóvenes la beca-familia es importante, pero, sin sacrificar otros programas, el Primer Empleo debería "ser reformulado", para corregir "su diseño, distinto de lo que querían los empresarios" que, en general, "no tienen tradición de apoyar políticas sociales", arguyó.
El gobierno "tiene que entender que la juventud exige un tratamiento global, que comprende educación, esparcimiento, trabajo" y otras dimensiones de la vida, concluyó Pochmann.