PINTURA-VENEZUELA: Se hizo la luz en Nueva York

El artista que intentó atrapar la luz del trópico en rústicos lienzos, el venezolano Armando Reverón (1889-1954), comenzó a ser admirado en el templo del arte moderno, el MoMA de Nueva York.

Con 100 piezas en cuatro salas del sexto piso, Reverón, uno de los más celebrados pintores venezolanos de todos los tiempos, es el cuarto latinoamericano con una muestra individual en el mítico Museo de Arte Moderno (MoMA, Museum of Modern Art), después del mexicano Diego Rivera (1931), el brasileño Cándido Portinari (1940) y el chileno Roberto Matta (1967).

"El arte de Reverón difiere mucho de la imagen de arte latinoamericano que tenemos en Estados Unidos, que, por razones de proximidad geográfica y volumen de producción, es la del arte mexicano", comentó el director del MoMA, Glenn D. Lowry.

Se trata de "un pintor acromático, que buscó la ausencia de color y que se dio cuenta de que, ante la luz tropical, el impresionismo quedaba deshecho", dijo su compatriota Luis Pérez Oramas, curador de la muestra y comisionado de arte latinoamericano en el MoMA.

¿Quién fue Reverón y qué fue lo que hizo? Estudiante de pintura desde los 13 años, viajero por Europa a los 22, se instaló desde 1918 en el litoral caribeño vecino a Caracas y desarrolló "un trabajo sostenido sobre el lugar, el lugar que se es, sobre la reconstrucción que el imaginario de las personas hace del lugar que habitan", según describió la crítica Sandra Pinardi.

En sus pinturas recogió el entorno, primeramente, con períodos que historiadores de arte señalan como azul, blanco y sepia, según el color dominante en sus lienzos. Pero, al tiempo que experimentaba colores, trazos y formas, buscaba también materiales inéditos, como arcillas y "coletos" (yute) que reemplazaban los finos lienzos y pigmentos.

De niño padeció fiebre tifoidea, que se tradujo en desórdenes psíquicos cuando joven y adulto, y "contribuyeron a que el artista se construyese un mundo paralelo al real, una introspección que se plasmó en su esfuerzo por hacer visible lo invisible", comentó a IPS otro pintor venezolano, Ismael Mundaray.

No sólo produjo cuadros con dibujos y pinturas, sino remedos de máscaras como autorretratos, numerosas muñecas con figuras femeninas, algunas de ellas de tamaño natural, y hasta una pajarera o imitación de jaula poblada de aves que sirvió al MoMA para el cartel que identifica la exposición, inaugurada el 11 de este mes y que se extenderá hasta mediados de abril.

En obras como "La cueva", "El playón" y "Fiesta en Caraballeda", de su período azul (1918-1924) hay una intensa búsqueda de la luz, que se convierte en obsesión durante su período blanco (1924-1935), con "Luz tras mi enramada", "El pueblo de La Guaira" o "El pozo de Ramiro", en los que apela al trazo blanco para recoger la cegadora luz tropical.

Temprano conoció a su compañera, musa y modelo de toda la vida, Juana Ríos, "Juanita" en muchas de sus obras, seriales como sus autorretratos, mientras que, apartándose del mundo, construyó con sus manos y materiales recolectados una casa en el poblado caribeño de Macuto, conocido como "El Castillete" del artista.

Reverón "demostró que los límites del arte no son los de la representación, que si bien las obras pueden comunicar una serie de evidencias semánticas, su especificidad radica en la potencia que ellas tienen para generar efectos perceptivos", señaló Pérez Oramas.

Sus paisajes blancos mostrarían que Reverón "es un ácromo". "Enfoca crudamente el problema de las construcciones de los objetos, de hacerlos imagen cuando están en una luz en la que se disuelven y en la que los colores dejan de existir", estimó John Elderfield, curador del MoMA y considerado una autoridad en la modernidad temprana.

Del medio millar de obras que produjo, las 100 que se muestran en el MoMA "coloca de nuevo miradas en Nueva York sobre arte latinoamericano", según Mundaray. "Debe subrayarse que se exhibe más una individualidad que una tendencia", agregó.

Aunque en Caracas integró el Círculo de Bellas Artes, un reducido movimiento plástico de comienzos del siglo XX, y se le ubica en las primeras líneas de la modernidad, Reverón no formó \parte de una escuela o tendencia como el universalismo constructivo del uruguayo Joaquín Torres García (1874-1949), agregó Mundaray.

La muestra ha cosechado éxito de público en sus primeros días de exhibición, incluidos centenares de venezolanos que conocieron algunas de sus obras en la estatal Galería de Arte Nacional o en colecciones privadas, mientras que la del MoMA puede ser la mayor muestra reunida del artista.

Mientras tanto, El Castillete, que Reverón construyó con sus propias manos a menudo con materiales recolectados en las playas de Macuto, y que se conservaba como museo en homenaje al artista, resultó destrozado por los deslaves que asolaron el litoral caribeño venezolano en 1999 y causaron miles de muertos y desaparecidos.

"Desde la tragedia hubo mucha desidia sobre El Castillete y quienes más nos involucramos en su rescate y cuido de los escombros hemos sido los vecinos, que ahora quisiéramos celebrar su presencia en el MoMA", dijo Fátima Rodríguez, profesora de Macuto.

Teresa Zóttola, presidenta de la estatal Fundación de Museos Nacionales, explicó que "no podíamos actuar allí mientras no se liquidase la fundación Armando Reverón, que manejaba el inmueble".

Agregó que, según sus estudios, lo que queda de El Castillete deberá ser demolido y en su lugar erigir jardines y otros recordatorios de la presencia del artista y la intensidad con la que buscó hacerse con la cegadora luz del trópico.

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe