IRÁN: Israel prefiere retórica del «segundo Holocausto»

Cuando el primer ministro de Israel, Ehud Olmert, dijo que su país no se arriesgaría a otra «amenaza existencial» como la del Holocausto perpetrado por los nazis en la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), solo estaba repitiendo el leitmotiv de la campaña en curso contra Irán.

La idea es que Israel no tolerará que el gobierno iraní desarrolle una tecnología que pueda ser usada para fabricar armas nucleares, ya que ese país islámico está decidido a la destrucción física del Estado judío y no se lo podrá disuadir de ese objetivo.

Sin embargo, la opinión del aparato israelí de seguridad nacional es más realista de lo que la retórica pública del gobierno indica.

Desde que el presidente iraní Mahmoud Ahmadinejad llegó al poder, en agosto de 2005, el gobierno israelí lo presentó como un fanático decidido a destruir a Israel y comenzó a hablar de la amenaza de un "segundo Holocausto" con armas nucleares.

Ya en los años 90, los israelíes comenzaron a decir que a Teherán no se lo podría disuadir de lanzar una ofensiva devastadora contra Israel si alguna vez adquiría armas atómicas, según un informe del analista independiente Trita Parsi sobre las relaciones estratégicas entre ambos países, que será publicado en marzo.
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Sin embargo, la visión de los expertos en seguridad israelíes "es completamente diferente" al discurso oficial, dijo Parsi a IPS.

Parsi, quien entrevistó a muchos funcionarios de seguridad nacional de Israel para su libro, señaló que estos "saben que Irán es un régimen racional, y han actuado en base a esa presunción". Ello no consideran que un ataque atómico iraní sea algo inevitable, y reconocen que Teherán es capaz de evaluar los costos políticos de una acción así.

Su evidencia principal para tal afirmación es que, en 1999 y en 2004, los israelíes compraron a Alemania submarinos Dolphin, capaces de transportar misiles crucero con ojivas nucleares.

Generalmente se reconoce que el único propósito de esos submarinos es disuadir a un enemigo de intentar usar sus armas nucleares, mediante un ataque sorpresa.

Pese a que durante mucho tiempo se supo que Israel posee por lo menos 100 armas nucleares, funcionarios israelíes se niegan a discutir su propia capacidad nuclear y cómo se relaciona ésta con la disuasión a Irán.

El teniente coronel retirado de la Fuerza Aérea estadounidense Rick Francona, ex funcionario del Pentágono, señaló que, cuando visitó Israel en noviembre, los jefes de seguridad de ese país dijeron unánimemente creer que Irán estaba "perfectamente dispuesto a lanzar un primer ataque" si obtenía armas nucleares.

Pero, cuando se les preguntó sobre sus propias capacidades nucleares en general y sobre la flota de submarinos en particular, los israelíes no hicieron comentarios, según Francona.

En efecto, los estrategas israelíes sí se preparan para disuadir a Irán.

Un artículo en el periódico online del derechista israelí Centro Ariel para la Investigación Política, divulgado en agosto de 2004, reveló que "una de las opciones considerada si Irán declara públicamente que tiene armas nucleares es que Israel ponga fin a su política de 'ambigüedad nuclear' u 'opacidad'".

El autor, Shalom Freedman, dijo que a la luz de la acumulación israelí de unas 100 armas nucleares y su gran sistema de lanzamiento, la "tremenda desproporción entre la fuerza de Israel y un Irán nuclear emergente debería servir como disuasor".

Incluso después de la elección de Ahmadinejad, a mediados de 2005, un destacado académico y experto militar israelí insistió en que su país aún puede disuadir a un Irán nuclear.

En dos ensayos publicados en septiembre y octubre de 2005, Ephraim Kam, vicepresidente del Centro Jaffee para los Estudios Estratégicos de la Universidad de Tel Aviv y ex analista de las fuerzas de defensa israelíes, sostuvo que Teherán debía asumir que cualquier ataque nuclear contra Israel provocaría una represalia de Estados Unidos.

Por lo tanto, aunque reconoció que un Irán atómico sería más agresivo, Kam consideró "dudoso que realmente use una bomba nuclear a pesar de su rechazo básico a la existencia de Israel".

Kam también señaló que la elección de un radical como Ahmadinejad no cambió fundamentalmente la política de Teherán hacia Israel, pues ya el gobierno del moderado presidente Mohammad Jatami (1997-2005) había sostenido la idea de establecer un Estado palestino en el lugar del israelí.

Pese a la existencia de una valoración más realista del equilibrio de poder, los funcionarios israelíes no están dispuestos ni siquiera a insinuar públicamente la posibilidad de disuadir a Teherán.

"Ellos no hablan sobre eso porque no quieren admitir la posibilidad de derrota sobre el programa nuclear de Irán. Quieren detenerlo", dijo a IPS el analista iraní Meir Javedanfar, residente en Tel Aviv.

Ocasionalmente, funcionarios deslizan señales de que sus temores sobre Irán son menos extremos de lo que indicaría la retórica del "segundo Holocausto".

En noviembre, el viceministro de Defensa, Ephraim Sneh, explicó cándidamente en una entrevista con el periódico The Jerusalem Post que el temor no es que las armas iraníes sean lanzadas contra Israel, sino que causen tal tensión que dificulte los esfuerzos de su país por atraer inmigrantes y haga que más israelíes emigren a otros países..

Sneh declaró que Ahmadinejad podría "matar el sueño sionista sin presionar un botón. Es por eso que debemos impedir a toda costa que este régimen obtenga una capacidad nuclear".

La frecuente amenaza de Israel de atacar las plantas nucleares de Irán tampoco concuerda con su evaluación interna de la viabilidad y deseabilidad de semejante ofensiva.

Es bien sabido en Israel que el caso iraní no se asemeja al del reactor nuclear iraquí Osiris, bombardeado por aviones israelíes en 1981.

A diferencia del programa de Iraq, que estaba centrado en una sola planta, el iraní está disperso. A las dos centrales principales, Natanz y Arak, las separan cientos de miles de kilómetros de distancia, lo que hace muy difícil que sean atacadas en forma simultánea.

A mediados de 2005, Yossi Melman, quien cubre temas de inteligencia para el periódico Haaretz, escribió que, "según expertos militares en Israel y otras partes, la fuerza aérea israelí no tiene el poder que se necesita para destruir los sitios en Irán en un ataque preventivo".

Agregó que la conciencia de esa realidad estaba "deslizándose hacia el sistema político-militar".

* Gareth Porter es historiador y experto en políticas de seguridad nacional de Estados Unidos. "Peligro de dominio: Desequilibrio de poder y el camino hacia la guerra en Vietnam", su último libro, fue publicado en junio de 2005.

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