DARFUR: Sudán pone palos en la rueda de la ONU

El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, acusó a Sudán de no cumplir con la promesa de entregar visas a los miembros de una misión a cargo de inspeccionar la situación en Darfur.

El objetivo de la misión es evaluar la situación de los derechos humanos en esa región occidental sudanesa, política y militarmente problemática para el régimen islámico.

Ban aseguró haber discutido el asunto personalmente con el presidente sudanés Omar al-Bashir en su última reunión en Adis Abeba, según afirmó a la prensa el jueves. En la ocasión, aseguró, Al-Bashir le prometió que entregaría las visas.

"Dijo que no tendría ningún problema. Yo estoy muy decepcionado por la decisión del gobierno sudanés", agregó el secretario general de la ONU (Organización de las Naciones Unidas).

Los seis miembros de la misión presidida por la premio Nobel de la Paz Jody Williams preveían visitar Darfur para investigar las múltiples denuncias sobre abusos a los derechos humanos y genocidio.
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La misión, establecida por consenso en una sesión especial del Consejo de Derechos Humanos de la ONU en diciembre, completó sus investigaciones preliminares en Adis Abeba y su viaje a Darfur estaba programado para esta semana.

La misión indicó el jueves, a través de un comunicado emitido desde la capital de Etiopía, que sus integrantes "ya no pueden permitir la continua incertidumbre en relación a las visas de Sudán", la cual atribuyó a la intención de "impedir" su trabajo.

Williams dijo que la misión continuaría y recabaría toda la información posible desde fuera de Sudán. "El informe de la misión ante el Consejo de Derechos Humanos será presentado tal como se le mandató", agregó.

Hasta ahora, la misión mantuvo reuniones con expertos, organizaciones no gubernamentales, especialistas en derechos humanos y funcionarios de la ONU y de la Unión Africana.

También son miembros de la misión Sima Samar, relatora especial de la ONU sobre la situación de derechos humanos en Sudán; Mart Nutt, miembro de la Comisión contra el Racismo y la Intolerancia del Consejo de Europa, y el profesor Bertrand Ramcharan, ex alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos.

El jueves, Ban hizo lo que se entendió como un último llamado a Al-Bashir: "Urjo nuevamente a que el gobierno sudanés coopere plenamente con la decisión unánime del Consejo de Derechos Humanos."

"Si el presidente sudanés cree que no hay ningún problema, entonces debería ser capaz de recibir a la misión investigadora sobre los derechos humanos", añadió.

El presidente sudanés también es acusado de incumplir otra promesa: permitir que una fuerza "híbrida" de mantenimiento de la paz, integrada por la ONU y la Unión Africana, ingrese en Darfur.

En un momento, la ONU quiso que la actual fuerza de la Misión de la Unión Africana en Darfur (AMIS), de apenas 7.000 soldados y mal equipada, fuera transformada en una fuerza mayor y a cargo del foro mundial, de 10.500 militares y 2.200 policías.

Pero el presidente sudanés se opuso. Se acordó que la propuesta fuerza de mantenimiento de la paz sería un híbrido, compuesto por personal de la ONU y de la Unión Africana. Pero el despliegue de esta fuerza también fue muy lento, debido a demoras burocráticas.

Consultado sobre la tardanza, Ban dijo el jueves a la prensa que "esta situación de continuo deterioro en Darfur es simplemente inaceptable".

"Todavía estoy esperando una respuesta oficial del presidente Bashir a mi carta del 24 de enero, que plantea nuestras detalladas posiciones sobre las fuerzas y su comando, control y financiamiento", advirtió.

Con una respuesta afirmativa, expresó: "Podemos allanar inmediatamente el camino hacia una misión híbrida Unión Africana-ONU."

Ban también espera un informe de su enviado especial Jan Eliasson sobre el despliegue.

Al-Bashir accedió a permitir una fuerza combinada porque dijo no confiar en una fuerza de paz de la ONU para Darfur. El año pasado afirmó que admitiría el ingreso de efectivos militares del foro mundial a su país solamente sobre su cadáver.

"Estas son fuerzas coloniales. Y no permitiremos el ingreso de fuerzas coloniales al país", dijo.

Entre 200.000 y 500.000 personas fallecieron en Darfur, y otros dos millones fueron desplazados de sus hogares en los últimos casi cuatro años.

El conflicto en Darfur, reino independiente anexado por Sudán en 1917, comenzó en los años 70 como una disputa étnica de baja intensidad entre nómades árabes y agricultores negros sobre las tierras de pastoreo en esta región, proclive a las sequías.

Pero la tensión evolucionó hacia una guerra civil que estalló en febrero de 2003, cuando indígenas negros respondieron al hostigamiento de las milicias árabes Janjaweed —"hombres a caballo"—, apoyadas por el gobierno.

En una misiva al presidente de Estados Unidos, George W. Bush, la semana pasada, David Rubenstein, director de la Coalición Salven a Darfur, dijo que "no es una exageración temer que la degradación de la situación humanitaria en Darfur pronto pueda resultar en una catástrofe que eche por tierra todo lo ocurrido antes".

La coalición, que representa a unas 180 organizaciones religiosas, comunitarias y de derechos humanos, exigió una serie de medidas para frenar la violencia en Darfur, incluyendo sanciones contra la dirigencia sudanésa.

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