La violencia y el caos en Iraq están provocando un colapso en el suministro de alimentos.
"Mírenos a nosotros pidiendo comida a pesar de las fortunas que tenemos", dijo a IPS Um Muthanna, un bagdadí de 60 años, en un mercado de verduras del centro capitalino.
"Un país con dos grandes ríos debería ser el mayor exportador del mundo, pero ahora rogamos por comida a los que ayudaron a matarnos", señaló.
Este país es rico en recursos petroleros y agrícolas.
La ayuda alimentaria internacional comenzó a llegar a Iraq en 2004, el año siguiente a la invasión, pero gran parte del suministro quedó detenido tras el secuestro de muchos trabajadores voluntarios.
[related_articles]
La asistencia alimentaria no fue por lo general lo que la población necesitaba, o quería.
"Los iraquíes no se sienten a gusto recibiendo ayuda cuando exportaron alimentos en el pasado", dijo a IPS el economista Jassim al-Rikabi.
"Iraq ha sido un campo de ayuda de las organizaciones no gubernamentales desde que comenzó la ocupación estadounidense, y muchos de esos grupos trajeron alimentos a los que los iraquíes no estaban acostumbrados. De todas formas, tuvieron que aceptarlos porque tenían una gran necesidad", añadió.
El trigo, las legumbres y los famosos dátiles iraquíes son alimentos básicos, y también son exportados. Entre los alimentos más comunes en Iraq se destacan el arroz, el cordero, el pollo. Los vegetales más cultivados son el pepino, la cebolla y el tomate.
Bajo la ocupación, los iraquíes reciben alimentos de compañías de Australia y de otros países que colaboraron con Estados Unidos en la invasión y ocupación. Esta comida por lo general es de mala calidad.
En julio de 2006, el Ministerio de Comercio de Iraq rechazó o destruyó toneladas de alimentos contaminados o vencidos. Muchos paquetes de comida causaron problemas de salud en la población.
Rikabi responsabiliza tanto al gobierno iraquí como a las fuerzas de ocupación por la falta de alimentos. "Para fines de 2005, la mayoría de las organizaciones no gubernamentales internacionales se habían retirado de Iraq por orden de sus gobiernos debido a la creciente violencia sectaria", indicó.
La inseguridad y la falta de petróleo impiden a los granjeros llevar sus alimentos a los mercados para venderlos.
Los cambios en las leyes de importación iraquíes, introducidos por el ex administrador provisional estadounidense Paul Bremer, hacen imposible que los productores locales puedan competir. Un sinnúmero de granjas iraquíes han quebrado.
La mayoría de los alimentos en los mercados iraquíes son importados, y más caros debido al incremento de los costos de combustible y la ausencia de una regulación gubernamental. Alimentos traídos desde el exterior como el pollo, las frutas y las verduras ahora cuestan más que los producidos localmente.
"La producción agrícola local es casi nula", dijo a IPS el ministro de Agricultura, Majid al-Dulaymi. "Los préstamos limitados dados por el Ministerio a los cultivadores son mal usados debido a que no es posible mantener la producción agrícola. Ahora el sector privado importa todo, y los precios son demasiado altos", añadió.
Un funcionario del Ministerio de Comercio aseguró que esa cartera sigue esforzándose para proveerle a los iraquíes raciones de comida, pero dijo que las circunstancias lo hacen cada vez más difícil.
"Hay una tragedia en materia de seguridad, y además tuvimos problemas con muchas compañías que nos dieron alimentos en mal estado", dijo a IPS.
Australia proveyó trigo a Iraq el año pasado pero, cuando fue distribuido a la población, se descubrió que tenía fragmentos de acero. Aún ninguna firma ha sido responsabilizada por lo ocurrido, a pesar de que existe una investigación en curso.
La mayoría de los iraquíes todavía dependen de una ración mensual de alimentos de un programa creado durante el período de sanciones económicas internacionales, adoptadas contra el país luego de la guerra del Golfo en 1991.
Sin embargo, muchos ya no reciben su ración debido a la corrupción y al favoritismo sectario.