TAILANDIA: Tras las bombas, las culpas

Es la hora de buscar chivos expiatorios en Tailandia: el gobierno militar acusa a sus adversarios políticos de tener parte en la serie de atentados con bomba que sacudieron esta ciudad la víspera de Año Nuevo.

La junta militar no cesa de sugerir que los simpatizantes de Thaksin Shinawatra —el dos veces electo primer ministro derrocado en septiembre— fueron los responsables de las explosiones que mataron a tres personas e hirieron a otras 40 el domingo.

Mientras, las pesquisas sobre los atentados son objeto de polémica luego de que el forense más respetado de este país, Porntip Rojanasunan, acusó a la policía de haberle impedido a él y a su equipo de investigadores independientes recolectar evidencia en los sitios de las detonaciones.

En la mañana de este martes, menos de 48 horas después de las primeras bombas, la escena donde ocurrió la mayor explosión, una hilera de paradas de ómnibus cerca del monumento a la Victoria, había sido totalmente limpiada.

Para los militares, las explosiones no podían haber llegado en un peor momento, cuando comienzan a llover las críticas sobre su administración del país apenas tres meses después de sacar del poder al partido Thai Rak Thai (Tailandeses que Aman a Tailandia), de Thaksin.

"Esto pone en jaque la credibilidad de la junta, pues se trata de un gobierno militar, y la seguridad nacional es su prioridad. Las personas esperan más de ellos en ese frente", dijo a IPS el analista político independiente Laurent Malespine.

Lo que las investigaciones sobre los atentados revelen añadirá tensión al escenario político, justo cuando la nueva Asamblea Constituyente acaba de comenzar sus tareas para redactar una nueva carta magna, la número 18 de este país desde que se convirtió en monarquía constitucional en 1932.

El gobierno militar y algunos simpatizantes del golpe son acusados por activistas pro-democráticos de intentar limitar la participación del público en el proceso político.

"El proceso de redacción de la Constitución será muy tenso. Aparecerán muchas divisiones ", pronosticó Malespine.

Analistas creen que el primer ministro Surayud Chulanont, ex jefe del Ejército, podría haber puesto a su propia administración contra la pared al reducir la lista de posibles sospechosos a "personas que perdieron beneficios políticos" en los últimos meses, en vez de abrir una puerta a otras hipótesis.

"No tiene sentido que el Thai Rak Thai haya colocado esas bombas, pues va en contra su estrategia de intentar ganar votos por vías populistas", dijo a IPS el politólogo Giles Ungpakorn, de la Universidad Chulalongkorn, de Bangkok.

"Las bombas sólo alienarán al electorado y llevarán a las personas a las manos de los militares", añadió.

El gobierno no debió haber rechazado otros posibles vínculos, como la creciente insurgencia en las provincias malayo musulmanas del sur, donde más de 1.700 personas han muerto en los últimos tres años, sostuvo Ungpakorn.

Sin embargo, el gobierno rechaza esta hipótesis debido a la naturaleza de los químicos y componentes usados para fabricar los explosivos, incluyendo nitrato de amonio, clavos, piezas de metal y relojes digitales.

Al menos un experto estadounidense en terrorismo en Asia sudoriental dijo no estar convencido de que los insurgentes malayos sean los responsables de los ataques, ya que "las bombas eran más pequeñas y menos sofisticadas" que las usadas en el sur.

"Aunque los insurgentes tienen capacidad técnica para atacar en Bangkok, carecen de infraestructura de apoyo. ¿Por qué Bangkok si están ganando en el sur?", dijo a IPS el profesor de política internacional Zachary Abuza, del Simmons College, en el nororiental estado estadounidense de Massachusetts.

Y, como es típico en muchos países gobernados por militares, Tailandia se llenó de rumores y teorías de conspiración, como divisiones dentro del mismo régimen.

"Una alta fuente política dijo que aquellos detrás de los ataques podrían ser hombres 'de uniforme' pero se negó a ser más específico hasta que haya evidencia más concreta disponible", informó este sábado el periódico The Nation.

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