Akiko Ozaki, de 41 años, empezó 2007 dando vueltas por la capital japonesa, felicitando a las personas y celebrando al calor de una copas de sake (licor de arroz) con fieles clientes de su agencia de viajes.
"Frecuentemente solía sentirme tonta por seguir la misma rutina cada año, diciendo las mismas cosas, expresando los mismos deseos a fin de año y encontrándome con la misma gente", dijo Ozaki, jefa de ventas de una compañía mediana. "Pero este es un asunto importante que nadie cuestiona. ¿Por qué lo haría yo?"
A diferencia de otros países asiáticos, Japón sigue el calendario gregoriano que marca al 1 de enero como el primer día del año, una práctica que empezó, de acuerdo con los historiadores, en 1873, durante la era del emperador Meiji, cuando este país optó por la modernización al estilo de Occidente.
Las celebraciones son consideradas como un buen augurio. En el calendario chino, el próximo año será el del cerdo de fuego, que empezará el 18 de febrero gregoriano, y que se prevé como bueno para los negocios. Este es un buen ejemplo, de cómo los japoneses combinan las influencias china y occidental, en muchos asuntos, incluida la cultura y la tradición.
Según las predicciones basadas en el zodíaco, Ozaki dijo que se espera que este año la economía mejorará como resultado de los grandes cambios emprendidos por Japón bajo el liderazgo del primer ministro, Shinzo Abe. "Es por esto que estoy mucho más ocupada con esto de las felicitaciones", agregó la jefa de ventas.
Miles de empleados, como Osaki, tuvieron la misma prioridad al reintegrarse al trabajo en 2007: dar su mensaje de año nuevo personalmente a sus clientes ubicados en diferentes ciudades y pueblos.
"Acostumbraba dejar el trabajo a las 18 horas (local) el primer día laboral del año. Pero ahora regreso a casa hacia la medianoche. Estoy exhausta, incluso ya estaba cansada desde antes de retomar mi trabajo en 2007", dijo esta empleada sonriendo y picando algo de comer.
Las grandes compañías van aún más lejos en la práctica de felicitar a sus clientes con motivo del año nuevo. Algunas organizan fantásticas fiestas con socios de negocios, donde todos llegan con sus tarjetas personales para intercambiar, otra costumbre japonesa.
"Brindar en año nuevo, especialmente entre los círculos de empresarios es una práctica muy enraizada en Japón y simboliza la estrecha vinculación entre la red social y la de negocios en este país. Si usted no cumple esta costumbre, será considerado como una persona descortés y esto repercutirá negativamente en su comercio", explicó el experto social Minako Terai.
Según analistas, ni siquiera el advenimiento de Internet ha cambiado la práctica japonesa de ofrecer felicidades de manera personal más de 3,700 millones de tarjetas de celebración fueron enviadas este año, lo cual exigió la contratación de empleados extras por parte de las oficinas de correos.
El antropólogo Mitsuru Haneda, empero, se quejó de que "muchas de las tradiciones japonesas se han debilitado en las últimas décadas, pues como país industrializado ha aceptado el estilo de vida de Occidente".
Por ejemplo, en el pasado, los primeros días de enero eran dedicados a estar en el hogar con la familia. Las agencias de viajes informan que hoy en día millones de japoneses empiezan el año tomando unas vacaciones largas en el extranjero.
Los jóvenes puede que visiten a sus familiares, pero lo hacen por un corto período para dejar tiempo para sus vacaciones, ya sea que viajen solo o con sus amigos. Esto ha llevado a que los supermercados estén abiertos hasta tarde el 1 de enero, una práctica impensable en el pasado.
"Estuvimos la noche del 31 de diciembre con mis familiares políticos, y el 1 de enero volamos a Guaján para disfrutar de tres merecidos días de descanso, antes de empezar con la temporada de felicitaciones de año nuevo", dijo Eiko Yorozu, de 37 años, quien, junto con su esposo Osamu, tiene un restaurante.
Más japoneses recurren a los supermercados para pedir los platos típicos de Año Nuevo, tales como el Kobumaki (atún enrollado en algas), o fríjoles negros, que simbolizan buena suerte. A medida que la vida se vuelve más rápida y las familias más pequeñas, la costumbre de preparar esas exquisiteces en casa está desapareciendo.
"En resumen, la tradición del año nuevo reservado a la familia y la comunidad ha cambiado a medida que la comercialización se ha ido tomando la vida de la gente", dijo Haneda soltando un suspiro.