Las organizaciones civiles ambientalistas tomaron esta semana con precaución las noticias de la nueva vocación ecológica del Foro Económico Mundial (FEM), que dedica al examen del cambio climático buena parte de su sesión anual, que finalizará este domingo.
El FEM podría llegar a ser útil, pero por el momento no parece serlo a causa de que sigue promoviendo soluciones erradas y a veces ni siquiera eso, comentó a IPS el vicepresidente de Amigos de la Tierra Internacional, Tony Juniper.
A su vez, el director de Greenpeace Internacional, Gerd Leipold, invitó a "no ser ingenuos". El cambio climático progresaba mientras era negado y continúa avanzando ahora que se lo reconoce, dijo.
Leipold sostuvo que, en tanto las chimeneas sigan arrojando gases de efecto invernadero, los causantes del recalentamiento planetario, carece de importancia "cuantas lágrimas de cocodrilo se derraman en Davos o en las páginas de los denominados informes de sustentabilidad".
No sin sorpresa, se conoció el anuncio, formulado por el fundador y líder del FEM, Klaus Schwab, de que la cuestión del cambio climático figuraba en el primer lugar del programa de las sesiones de este año en la reunión iniciada el miércoles en la localidad turística suiza de Davos.
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En los 35 años de vida del también llamados Foro de Davos, un punto de encuentro entre gobernantes y lo más granado de los dirigentes de empresas transnacionales, las preocupaciones por el deterioro del ambiente habían estado prácticamente ausentes de los debates.
Singularmente, en el mismo año en que nacía el Foro de Davos, en 1972, la Organización de las Naciones Unidas celebraba en Estocolmo la primera conferencia de la comunidad internacional sobre ambiente y desarrollo, la base de todo el sistema actual de fomento del desarrollo sustentable.
La transformación operada en el Foro de Davos "parece un avance sorprendente", observó el dirigente de Greenpeace. Lo que hace unos años se decía en el Foro Social Mundial se ha convertido ahora en el lenguaje de Foro Económico Mundial, apuntó.
El hecho de que las discusiones en el FEM versen este año en los temas que la sociedad civil exponía una década atrás, demuestra la importancia del papel de las organizaciones no gubernamentales de promover los avances de los debates para ayudar a la sociedad a preguntarse cuáles son las salidas hacia el futuro, dijo Leipold a IPS.
De esa manera, el debate no se ocupa sólo de las cuestiones de la ganancia y del progreso económico, sino de las formas de crear un mundo sustentable para las generaciones venideras, insistió.
Juniper coincidió en que los empresarios reunidos en Davos insisten en la misma clase de políticas comerciales y económicas que ponen en primer lugar sus intereses. Mientras ellos no cambien esas visiones económicas fundamentales "no podrán resolver los problemas ambientales", deploró.
Pero la metamorfosis del Foro de Davos, una "conversión en masa" como la describió el líder de Greenpeace, no distrae a los activistas ambientales de la realidad ecológica.
El mundo afronta desafíos ambientales muy serios y apremiantes, que cada año se agravan, refirió Juniper. El cambio climático es alimentado por la combustión de carburantes fósiles y la deforestación, lo cual conduce a la desaparición de especies, a pérdidas de decenas de miles de vidas humanas y a costos económicos de gran escala, enumeró.
El panorama se completa con el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero, el deterioro de los suelos, la captura descontrolada de peces y la escasez de agua potable.
A ese cuadro se suman las dramáticas desigualdades en el mundo. Aunque el desarrollo perjudicial para el ambiente es justificado, a veces con el argumento de la promoción del crecimiento, miles de millones de personas siguen viviendo en la pobreza, refirió el experto de Amigos de la Tierra.
En ese plano, recordó que, si no se adoptan disposiciones para manejar los recursos naturales de una manera más sustentable, resultará imposible alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio.
El objetivo número siete, de los ocho con plazo de cumplimiento en 2015 que aprobó la Organización de las Naciones Unidas en 2000, establece garantizar el uso sostenible de los recursos naturales, además de abatir la pobreza extrema y el hambre, lograr la enseñanza primaria universal y promover la igualdad de género y la autonomía de la mujer.
Otros objetivos acordados fueron reducir la mortalidad infantil, mejorar la salud materna, combatir el VIH-Sida y otras enfermedades graves, y fomentar una asociación mundial para el desarrollo.
Leipold sumó otro factor, como la tala de bosques añosos para cultivar soja y producir maderas desechables y papel higiénico, pero también las guerras que se libran para asegurar el acceso al petróleo.
A no equivocarse, llamó el dirigente de Greepeace, pues muchas de las personas que han cambiado de esa manera el planeta, y que lo siguen haciendo, participan de este Foro de Davos.
Sin embargo, Leipold defendió la intervención de Greenpeace en las sesiones del FEM, porque "es importante no dejar que lo poderosos establezcan los planes".
A pesar de ello, el activista manifestó a IPS que, "si se observa quienes hablan en el Foro de Davos, quienes participan en los paneles importantes, la sociedad civil desempeña un papel minúsculo".
La parte que representa ahora es probablemente inferior a la de años atrás. No puedo decir que sea hecho intencionalmente, pero lo cierto es que los líderes industriales pretenden ser los únicos que dictan los programas de la vida pública, refirió.
Con todo, Juniper encontró un aspecto alentador en un cisma que cree advertir entre las empresas, pues una parte ha comenzado a reclamar a sus gobiernos que establezcan de nuevo regulaciones para lograr una economía más sustentable.
Por ejemplo, algunas grandes firmas británicas, como Tesco o British Telecom, han solicitado al gobierno que dicte normas, incentivos y regulaciones que ayuden a enfrentar el desafío del cambio climático y de la sustentabilidad, afirmó el ecologista.
Este es un hecho novedoso e importante porque demuestra que ya no existe más una demanda uniforme del sector de las empresas en favor de políticas desreguladoras, dedujo.