Mientras la prospección petrolera en las aguas cubanas del golfo de México puede devenir en otro factor de conflicto con Estados Unidos, investigadores de los dos países estudian esta cuenca en conjunto para preservar uno de los más ricos ecosistemas del planeta.
El estadounidense Instituto de Investigaciones Harte para Estudios del Golfo de México, (HRI, por sus siglas en inglés), adelanta un proyecto de estudios de la noroccidental costa cubana como parte de un empeño mayor de investigaciones del vasto recurso marino.
En ese proyecto, que comenzó oficialmente en 2003, HRI colabora con el Centro de Investigaciones Marinas de la Universidad de la Habana (CIM), con el que hasta ahora realizaron tres expediciones costeras y para este año planificaron otras cuatro.
"El Instituto Harte es afortunado de ser una de las pocas instituciones autorizadas por una licencia (del gobierno de Estados Unidos) para efectuar investigaciones marinas en Cuba", valoró en entrevista con IPS David Guggenheim, director del programa con la isla por HRI.
En contraste, por ejemplo, está la prohibición de Washington a las empresas petroleras de ese país de participar en la prospección de hidrocarburos en la plataforma submarina cubana del golfo de México, distante sólo a 137 kilómetros de la sudoccidental península de Florida.
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La región de 112.000 kilómetros cuadrados de subsuelo marítimo, puesta a licitación por Cuba en 1999, tiene un potencial estimado de 1.000 millones a 9.300 millones de barriles de petróleo y de 1,9 millones a 22 millones de millones de pies cúbicos" de gas natural.
Guggenheim explicó que, además del CIM, otras instituciones gubernamentales cubanas, como la Empresa Nacional de Flora y Fauna y el Centro Nacional de Áreas Protegidas, participan en los trabajos investigativos conjuntos.
"Tienen interés de participar en el proyecto porque los datos les resultan útiles para diseñar planes de áreas protegidas en esta región en el futuro, y esa es otra de las razones de nuestro trabajo, ayudar a proteger los recursos marinos", aseguró el investigador estadounidense.
De los diversos proyectos de investigación que auspicia el CIM, según información procedente de esta entidad de la isla caribeña, en dos de ellos relacionados con la ecología colabora directamente el HRI.
Se trata de los titulados "La biodiversidad marina en la región noroccidental de Cuba: estado actual, amenazas principales y medidas para su conservación y uso racional", y "Ecología y conservación de los tiburones" en la misma área geográfica.
En particular procuran conocer en el primer caso la distribución de los hábitat principales de la biodiversidad biológica, las amenazas por el impacto humano y las acciones recomendadas para la conservación y uso racional de los ecosistemas.
En el segundo de los proyectos en marcha, el enfoque fundamental radica en actualizar el estado de conocimiento sobre los tiburones y propiciar que la isla se incorpore a los esfuerzos internacionales para el mejor manejo de esa especie marina.
"Hasta ahora hemos sido exitosos no sólo en fundar este proyecto sino también en hacerlo crecer incorporándole nuevos componentes de estudio, como las tortugas marinas, tiburones, delfines, y trabajando con otro instituto en Estados Unidos que se nombra MOTE, un laboratorio marino en Sarasota, Florida", amplió Guggeheim.
Este doctor en biología marina estadounidense precisó la importancia del estudio sobre los tiburones, pues según sus informaciones en el golfo de México algunas especies se han reducido hasta 98 por ciento.
La posición geográfica de Cuba "hace biológicamente muy importante esta área" para poder "comprender hacia dónde emigran los tiburones, cuáles regiones usan, dónde se reproducen, al igual que las tortugas marinas y los delfines, pues entonces podremos crear planes para protegerlos", estimó.
En igual sentido, valoró las investigaciones sobre la biodiversidad marina en la isla. Por sólo citar un caso, explicó, "uno de los problemas más serios que enfrenta el mundo en estos momentos es la degradación y muerte de los corales".
"En los cayos de Florida se ha visto la reducción de más de 40 por ciento de estas formaciones, en Veracruz (México) donde hubo uno de los más hermosos sistemas coralinos, alrededor de 95 por ciento de ellos murieron", ejemplificó.
Entonces valoró que Cuba "aún es un misterio para los científicos", por la conservación de sus corales. "En realidad, han sido los más bellos que he visto jamás", por lo que consideró que "debemos poner esta pieza del pastel junto a las otras" investigaciones para comprender "cómo proteger estos ecosistemas".
Incluso, para Cuba es muy importante profundizar en estos estudios, pues, pese a lo que ponderó antes, "también he visto aquí algunos patrones como en otras partes del Caribe", que alertan sobre amenazas.
Entre esos patrones citó el "blanqueo de corales, áreas con filamentos de algas que los perjudican, en el caso de los tiburones más de una semana sin verlos, por lo que, aunque esta región es más saludable", hay que estar alertas.
De ahí que la investigación que llevan a cabo con los científicos cubanos, que incluye unos 300 kilómetros de costas del país, proyecte interés para toda la región y sea realizada "con mucho detalle".
"Esta área particular, que está entre La Habana y Guanacahabibes, que nunca antes ha sido estudiada comprensiblemente, ahora será objeto de un gran sistemático mapeo con uso de información geográfica por computadoras", reveló.
La península de Guanacahabibes, distante unos 267 kilómetros de La Habana, fue declarada en 1987 reserva de la biosfera del planeta por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.
El hallazgo en diciembre de 27 nuevas especies de moluscos en el fondo del mar de esa península, anunciado por el Instituto de Oceanología de Cuba, confirma la reputación de la zona como del mayor interés por su alta biodiversidad.
Las diferencias políticas entre los dos gobiernos de Cuba y de Estados Unidos plantean problemas financieros y logísticos al proyecto, que ya gastó más de 100.000 dólares de donaciones privadas conseguidas por HRI.
Uno de los obstáculos a los que hizo referencia el académico fue que "se está tratando de usar submarinos para la investigación de las aguas profundas cubanas", pero por la coyuntura actual de resquemor entre Washington y La Habana "deberá ser posible en los próximos años".
A pesar de estas contradicciones, Guggenheim subrayó las partes gratificantes. "Me ha hecho muy feliz que muchas fundaciones en Estados Unidos reconocen que nuestro trabajo por la conservación está más allá de la cuestión política", aseguró.
HRI fue fundado con recursos privados en septiembre de 2000 en Corpus Christi, en el meridional estado estadounidense de Texas, y desde entonces avanza en el estudio del golfo de México desde una perspectiva trinacional, habida cuenta que Estados Unidos, México y Cuba comparten el rico recurso marino.
Apoyado por un Consejo Asesor de personalidades de los tres países investiga el golfo de México, sobre el que tiene costa Texas, con criterios de sustentabilidad económica y ecológica, acorde con la gran importancia que en ambos sentidos tiene para los países involucrados.
El golfo de México tiene una superficie de más de 1,8 millones de kilómetros cuadrados, y constituye una fuente de recursos de miles de millones de dólares anuales en producción de petróleo y gas para México y Estados Unidos, y por la pesca, fundamentalmente, para los tres países de los que es zona económica soberana.
En opinión de Guggenheim, "el golfo de México es un claro ejemplo de que necesitamos una colaboración intergubernamental, pues protegerlo es una empresa demasiado grande para un solo país o estado".
De los estudios adelantados por HRI se ha hecho evidente que el golfo de México presenta serios niveles de contaminación de diversa procedencia, así como afectaciones de sus ecosistemas, por lo que urge mancomunar fuerzas para su conservación.
En junio de este año en Tampico, México, habrá una reunión para analizar la problemática del golfo. "Mi esperanza es que allí los cubanos puedan participar y quizás constituya el comienzo de una colaboración entre los tres países para ser capaces realmente de enfrentar algunos de estos problemas", dijo el científico.
Respecto de la oportunidad que abre la colaboración entre el HRI y el CIM, abundó que, además de las investigaciones, "unos 20 estudiantes cubanos dependen del proyecto con vistas a obtener sus maestrías o doctorados".
"Así que es más que un proyecto de investigación, deviene plantar las semillas para el futuro de la ciencia y de la colaboración internacional con la esperanza que tenemos de que continúe fortaleciéndose entre Estados Unidos y Cuba", concluyó.