AMBIENTE: Hogares asesinos

Mujeres que tosen y se ahogan mientras cocinan en tradicionales hornos sin chimenea, alimentados a leña, hojas o estiércol, son comunes de ver en los hogares pobres de Asia, África y América Latina. Pero casi nadie nota sus silenciosos efectos nocivos.

A pesar de que alrededor de 1,5 millones de mujeres mueren prematuramente cada año por inhalar gases venenosos en sus domicilios, este problema recibe poca atención de los gobiernos, expertos, científicos y médicos.

Casi 3.000 millones de personas queman combustibles tradicionales dentro de sus casas, para cocinar o en calefacción, y se estima que ese número "aumente sustancialmente para 2020", dijo a IPS John Mitchell, coordinador de la sociedad para el aire limpio en los espacios interiores de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos.

Más de la mitad de esas personas, principalmente mujeres y niños, fallecen prematuramente cada año, una cifra que duplica las muertes que se calcula se producen debido a la contaminación en los espacios exteriores.

La contaminación aérea en interiores podría conducir a una epidemia de problemas respiratorios que mataría más rápidamente que el síndrome respiratorio agudo severo (SRAS) o la influenza aviar, advirtió Kirk Smith, profesor de salud pública en la Universidad de California en Berkeley.

"¿Habrá una reunión de emergencia en Ginebra de agencias y donantes internacionales con autoridad y fondos ilimitados para tomar acción?", preguntó Smith a los participantes de la reunión internacional sobre mejor calidad del aire, celebrada en diciembre en Yogyakarta, Indonesia, donde Mitchell expuso su preocupación.

"La respuesta es no. No se hará nada". Irónicamente, la conferencia misma se centró en la contaminación del aire en espacios abiertos y la declaración final del encuentro no se refirió al problema acuciante en el interior de los hogares.

"La biomasa o los combustibles tradicionales de origen biológico, como madera, ramas y hojas, representan 9,3 por ciento de la energía global consumida, según el informe World Energy Assessment de 2004.

La razón por la que son tan peligrosos es que no se queman completamente. O, en términos científicos, su eficiencia de combustión es menor a 100 por ciento.

"Un horno tradicional indio alimentado a leña puede ser una fábrica de desechos tóxicos", dijo Smith. Según este experto, los típicos hornos de biomasa convierten entre seis y 20 por ciento del carbón en sustancias tóxicas.

Globalmente, el humo de interiores se ubica décimo en la lista de factores de riesgo para la carga global de enfermedades, según un informe de la Organización Mundial de la Salud de 2002. Pero ocupa el tercer lugar entre la carga de enfermedades de India.

Los típicos contaminantes venenosos en el humo de combustibles producido por la quema incluyen pequeñas partículas de monóxido de carbono y dióxido de nitrógeno, así como sustancias que contienen carbón e hidrógeno (hidrocarbonos), y a veces cloro.

En efecto, alrededor de cinco por ciento de la contaminación del aire en espacios exteriores se debe a escapes del humo procedente de los hogares, explicó Mitchell.

Talar árboles para obtener combustible conduce a la deforestación y la desertificación, está vinculada a emisiones de gases de efecto invernadero y al cambio climático. Pero también es un tema de género, dado que afecta la salud de las mujeres, que son las más expuestas al humo doméstico y a menudo son las últimas de la familia en acceder a tratamiento médico. Eso afecta la salud de los niños, causando problemas respiratorios, explicó Mitchell.

Hasta ahora, la contaminación en los hogares ha sido ampliamente ignorada por los científicos. Hubo demasiado pocas medidas en todo el mundo para determinar los valores exactos de las exposiciones o vincularlos a modelos específicos de enfermedades, dijo Smith.

Por ejemplo, de los entre dos y tres millones de muertes de niños menores de cinco años por infecciones en el tracto respiratorio inferior, existen cálculos de porcentajes de fallecimientos por desnutrición, diarrea, susceptibilidad genética a las enfermedades, no inmunización contra enfermedades prevenibles mediante vacunas, pero no de casos debidos a la quema de combustibles sólidos en los hogares.

Datos preliminares de una investigación en curso sobre 530 hogares de Guatemala que usan hornos de fuego abierto para cocinar mostraron que los pequeños que viven en esas condiciones tienen serias enfermedades respiratorias, en comparación con aquellos que habitan hogares con hornos de leña mejorados, que tienen chimeneas, informó Smith en el taller.

Una vez que una chimenea era agregada al horno, las pequeñas partículas contaminantes se reducían 90 por ciento, dijo Smith.

Una serie de estudios en cuatro lugares de India, financiados por Fogarty International, está abordando la cuestión de si la exposición al humo doméstico generado por combustibles fósiles agrava la tuberculosis. Se espera terminar de recabar los datos para fines del año próximo.

Noticias más alentadoras procedieron de la Alianza para Aire Limpio Intradomiciliario (PCIA, por sus siglas en inglés), que fue lanzada en la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sustentable en 2002 en Johannesburgo.

La PCIA intenta mejorar la salud y los medios y la calidad de vida a través de la exposición reducida a la contaminación aérea, principalmente entre mujeres y niños, en países en desarrollo. Esto a través de un aumento en el uso de prácticas de cocina y calefacción limpias, confiables, de costo bajo, eficientes y seguras en los hogares.

Según la PCIA, sus 10 proyectos piloto en África, Asia y América Latina educaron a 1,3 millones de hogares. El resultado es que 70.000 de ellos ahora usan prácticas limpias y eficientes, y que 700 nuevos negocios producen y comercializan tecnologías mejoradas.

Otra historia de éxito tuvo lugar en China, donde The Nature Conservancy, una organización sin fines de lucro que aboga por la conservación de la biodiversidad con sede en la meridional provincia de Yunan, tomó la delantera en el uso de energía alternativa para mejorar la calidad del aire doméstico.

La región noroccidental de Yunan contiene las cabeceras de los ríos Yangtze, Mekong, Salween e Irrawady, y es uno de los 10 puntos de mayor biodiversidad del mundo.

La mayoría de los habitantes de esa zona dependen de la leña para cocinar y calentar sus hogares, pero ello no solamente destruye los bosques de la zona, sino que también causa serios problemas de salud debido a la contaminación del aire en los espacios cerrados.

The Nature Conservancy inició un programa de energía alternativa en 2001 para proteger la rica biodiversidad de Yunan noroccidental y usar estrategias energéticas.

El proyecto desarrolló hornos más eficientes y expandió las fuentes de energía renovable, tales como biogas, calentadores solares de agua y microgeneradores de energía hidroeléctrica, dijo Xia Zuzhang, director de operaciones del programa de The Nature Conservancy.

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