TURQUÍA: Europa, tan cerca y tan lejos

El rumbo de Turquía a la Unión Europea (UE) es de colisión. Aún está por verse si será un choque menor o de alto impacto el que podría desbaratar la primera incorporación musulmana al bloque regional.

El distanciamiento entre la UE y Turquía llegó a un punto en que este país, asociado al bloque desde 1963, podría mantener un vínculo permanente pero nunca llegar a consumar el matrimonio.

La Comisión Europea, rama ejecutiva de la UE, recomendó la semana pasada interrumpir por ahora las negociaciones sobre ocho de los 35 "capítulos" que integran el diálogo por el ingreso de Turquía.

Los cancilleres del bloque discutirán la sugerencia de la Comisión el 11 de este mes, y el Consejo de Europa, compuesto por los jefes de gobierno, el 14 y 15.

"Estas negociaciones deben continuar, pero más lentamente", declaró el comisario europeo para la Ampliación, Olli Rehn.

La recomendación se debe a la actitud de Turquía hacia un país que integra la UE desde 1994, Chipre, isla dividida entre los greco-chipriotas griegos del sur y los turco-chipriotas del norte.

El gobierno de la porción griega es el único legítimo representante de toda la isla para la comunidad internacional, mientras el del norte sólo cuenta con el reconocimiento de Turquía.

Este país se niega a reconocer el gobierno greco-chipriota y se propone mantener cerrados los puertos y aeropuertos del sur de la isla a pesar de su promesa de habilitarlos para todos los miembros del bloque.

Turquía permitirá el atraque de buques y aterrizaje de aviones greco-chipriotas en sus puertos y aeropuertos si la UE cumple con su promesa de aliviar el aislamiento económico que padece el norte, abriéndose al comercio directo y los vínculos aéreos,

Pero Grecia, que integra el bloque, se opone a esta concesión.

La UE prometió ayudar a los tuco-chipriotas después de que aprobaran en las urnas un plan de reunificación de la isla, propuesto por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y respaldado por el bloque, en abril de 2004.

Pero el sur greco-chipriota, seguro de su incorporación a la UE, a pesar del resultado del referéndum, votó en contra.

La isla permanece dividida desde 1974, cuando Turquía invadió el norte de Chipre en respuesta a una intentona golpista para unirla a Grecia.

La excusa principal de la UE para bloquear las negociaciones por el ingreso de Turquía es la controversia en torno de Chipre, pero en Ankara se considera que es un mero pretexto de los opositores a su incorporación.

La prensa turca atribuye esa oposición al gobierno chipriota, Austria, Francia, Grecia y Holanda. En cambio, consideran que España, Gran Bretaña, Italia y Suecia son favorables a un acercamiento, aunque laxo.

Pero este país musulmán, con una población de 73 millones de habitantes, es considerado demasiado grande y demasiado pobre para la UE. Además, despierta temor la posibilidad de una masiva inmigración de trabajadores turcos al resto del bloque.

Ankara arguye que con su ingreso el bloque se convertirá en un actor más fuerte en el concierto mundial.

Además de aportar fuerza de trabajo joven a la envejecida Europa, el concurso de Turquía representaría una alianza en vez de un choque de civilizaciones en tiempos conflictivos.

"La población turca considera a la disputa por los puertos greco-chipriotas como un mero pretexto utilizado por ciertos países de la UE", declaró el presidente de la Comisión de Asuntos Europeos del parlamento turco, Yasar Yakis, la semana pasada en Londres.

"Básicamente, se trata de la cuestión cultural. Tenemos una cultura rica y ellos no la respetan. Cuando concedemos algo, nos piden más", señaló Sevim Candan, un residente de Estambul.

La población turca a favor de incorporarse a la UE cayó en los últimos dos años de 78 a 32 por ciento de los encuestados, afirmó el analista Yuksel Soylemez en Hurriyet, el principal diario del país.

Entre los más favorables figuran los grandes empresarios, con grandes negocios en la UE, los intelectuales y la población urbana, añadió.

De todos modos, la población turca parece consternada por la recomendación de la Comisión de la UE.

Pero el primer ministro Recep Tayyip Erdogan reafirmó la determinación de su gobierno de procurar la incorporación plena al bloque, en respuesta a la "asociación de privilegio" propuesta por la canciller (jefa de gobierno) alemana Angela Merkel.

La perspectiva turca es que pudo ser peor, y aún puede ser así.

Los cancilleres europeos y los jefes de Estado pueden revisar las recomendaciones de la Comisión Europea mientras Turquía presiona para que sean menos los puntos de la agenda cuya negociación quede en suspenso.

Estos son la libre circulación de mercancías, la libertad de ofrecer servicios financieros, agrícolas y pesqueros, la política de transporte, la unión aduanera y las relaciones exteriores.

Pero la Comisión Europea ya decidió que esos asuntos no iban a negociarse por ahora.

Actualmente se están realizando esfuerzos para destrabar el bloqueo por la cuestión chipriota.

El primer ministro finlandés Matti Vanhanen estuvo el viernes en Turquía para convencer al gobierno de Erdoyan de hacer concesiones respecto de Chipre.

"Creo que los líderes europeos actuarán con sentido común y no dejarán que un país miembro (Chipre) se apropie de nuestro proceso de incorporación", declaró Erdogan tras su reunión con Vanhanen.

El gobierno turco tiene razones para querer mostrar una postura sólida, pues en los próximos 11 meses afrontará elecciones generales mientras se eleva el fervor nacionalista.

Pero la interrupción de las conversaciones entre la UE y Turquía puede llegar a ser un alivio para ambas partes.

Alemania y Francia ya propusieron que las negociaciones se congelen 18 meses para que la "cuestión turca" quede fuera de la política interna, incluidos los comicios presidenciales franceses del año que viene.

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