Al opinar que el creciente uso del velo islámico en Egipto es un síntoma de «retroceso» social, el ministro de Cultura, Farouk Hosni, desató una polémica previsible pero afiebrada.
El velo, conocido como "hijab" en Egipto, representa un "pensamiento retrógrado", comentó Hosni, según el periódico independiente Al-Masri Al-Youm. El ministro recordó con placer la época en que las mujeres "iban a las universidades y al trabajo sin velo".
Las declaraciones de Hosni causaron indignación en círculos musulmanes conservadores.
"En un país de mayoría musulmana como Egipto, las declaraciones del ministro fueron inusualmente fuertes", dijo a IPS Walid Kazziha, director del Departamento de Ciencia Política de la Universidad Americana en El Cairo.
En el parlamento, tanto representantes de la oposición como del gobernante Partido Nacional Demócrata condenaron los comentarios de Hosni.
[related_articles]
Legisladores de la Hermandad Musulmana, que cuenta con alrededor de un quinto de los escaños en la Asamblea del Pueblo, reclamó la inmediata renuncia del ministro.
Para no ser menos que sus rivales islamistas, funcionarios del Partido Nacional Demócrata, al que Hosni está afiliado, también se apresuraron a distanciarse de las declaraciones del ministro.
Cincuenta parlamentarios del Partido Nacional Demócrata se unieron a sus pares de la Hermandad Musulmana al promover un voto de no confianza contra el ministro.
Las reacciones entre la gente común fueron igualmente intensas.
Cientos de estudiantes de la Universidad Al-Azhar —una de las instituciones más antiguas y veneradas del Islam sunita— protestaron en el distrito capitalino de Nasr, demandando la renuncia de Hosni.
Se calcula que 1.500 universitarias de la meridional ciudad de Assiut, la mayoría de ellas usando velo, también participaron en manifestaciones contra el ministro.
Cunde el rumor de que Hosni teme ahora salir de su casa. Luego, afirmó que sus comentarios "no representaron más que una opinión personal" y que "no tuvieron nada que ver con la religión".
La mayoría de los clérigos musulmanes creen que usar el hijab es obligatorio para todas las mujeres, pero algunos eruditos religiosos discuten ese punto de vista.
No obstante, a instancias de legisladores de todas las tendencias, Hosni debió comparecer ante dos comités parlamentarios responsables de religión y cultura, donde se le pidió que "aclarara" su posición.
Una de las reuniones se celebró en la sede del Partido Nacional Demócrata de El Cairo, el 27 de noviembre. Asistieron más de 100 dirigentes.
Al día siguiente, la prensa local informó que miembros del partido oficialista urgieron al ministro a extremar los esfuerzos para ponerse a línea con la opinión pública.
Según Al-Masri Al-Youm, la reunión concluyó con una promesa del ministro de Cultura de "celebrar una conferencia de prensa o difundir una declaración oficial" para "aclarar más" su posición.
A los legisladores también les permitieron cuestionar a Hosni en el parlamento.
Inmediatamente después de la reunión, un vocero del Partido Nacional Demócrata dijo a la prensa que había quedado de manifiesto la "unidad partidaria", y que la política del gobierno "garantiza la libertad de expresión y de opinión en valores básicos de libertad y democracia".
En señal de lo delicado del tema, sin embargo, funcionarios del gobierno continúan distanciándose de los comentarios del ministro.
"El uso del hijab es un asunto cultural, no político. Los políticos no tienen derecho a juzgar los códigos de vestimenta de la gente", dijo a IPS Ali El-Din Helal, portavoz del Partido Nacional Demócrata.
"Todas las mujeres egipcias tienen derecho a vestirse como les plazca, dentro de los límites tradicionales de la decencia", agregó.
Muchas egipcias, particularmente a aquellas que usan velo, se sintieron molestas, insultadas y ultrajadas por las declaraciones.
"El ministro de Cultura no debería hablar de temas religiosos. Él es el que está atrasado", dijo Naglaa Badr, una trabajadora en el hogar de 33 años residente en El Cairo que habitualmente usa hijab.
"No es un asunto de 'opinión personal'. El velo es esencial para el Islam; está escrito en el Corán", sentenció.
Pero aunque los comentarios del ministro pueden haber parecido fuera de tono respecto del pensamiento popular, algunos observadores dicen que Hosni estaba expresando el punto de vista de una considerable minoría en Egipto.
"Decir estas cosas en público lo puede meter a uno en problemas, pero el ministro de Cultura no es el único que opina así", aseguró Kazziha.
Según expertos locales en derechos humanos, las declaraciones de Hosni solamente sirvieron para volver más controvertido una cuestión ya delicada.
"El asunto del hijab se politizó tanto que se convirtió en casi imposible de discutir racionalmente", dijo a IPS Hossam Bahgat, director de programa en la Iniciativa Egipcia para los Derechos Humanos, con sede en El Cairo.
"Desafortunadamente, las declaraciones del ministro de Cultura empeoraron aún más la situación, pues vuelven el diálogo mucho más difícil", concluyó.