PATRIMONIO-CHILE: Valparaíso de fiesta

La sexta versión del Carnaval Cultural en la chilena Valparaíso florecerá a fines de este mes con la participación creciente de la comunidad.

Entre el 27 y el 30 de diciembre Valparaíso mostrará por qué fue declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad en 2003 por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).

Durante esos cuatro días, todas las expresiones artísticas se darán cita en Valparaíso, ciudad puerto ubicada 120 kilómetros al oeste de Santiago, convocando a un gran número de turistas nacionales y extranjeros y anticipando las celebraciones de año nuevo, que en la región son famosas por sus espectaculares fuegos pirotécnicos.

El Carnaval Cultural surgió en 2001 como iniciativa del ex presidente Ricardo Lagos (2000-2006), con la intención de fortalecer la riqueza patrimonial de la ciudad y potenciar sus actividades turísticas y económicas.

Actualmente lo organiza el gubernamental Consejo Nacional de la Cultura y las Artes junto con la municipalidad de Valparaíso. El programa incluye espectáculos internacionales, nacionales, regionales e iniciativas ciudadanas.

En 2003, el casco histórico de Valparaíso fue declarado Patrimonio Cultural por la Unesco, por "ser un testimonio excepcional de la temprana fase de globalización en el siglo XIX", cuando llegó a ser el principal puerto mercante de la costa sudamericana sobre el océano Pacífico.

La primera versión del Carnaval Cultural tuvo como ciudad invitada a Barcelona, España. Le siguieron la mexicana Guanajuato, la brasileña Salvador, la colombiana Barranquilla y Buenos Aires, la capital argentina.

Este año, será Ciudad de Panamá la escogida para desplegar sus tradiciones artísticas. La comitiva estará liderada por la primera dama de ese país, Vivian Fernández de Torrijos, y el destacado músico Rubén Blades, actual ministro de Turismo.

En total, se realizarán más de 85 actividades gratuitas en cuatro escenarios al aire libre y 20 espacios cerrados, públicos y privados. Además de teatro, danza, cine, música, plástica, fotografía, literatura y gastronomía, habrá dos caravanas —con música, carrozas y bailarines— que se tomarán las arterias de la ciudad.

Entre los artistas chilenos que participarán en el carnaval se destacan los cantautores de música popular Gepe y Mauricio Redolés y la banda de rock radicada en México, Lucybell. También se presentará el Ballet Nacional de Chile y el Ballet Folclórico Nacional.

En esta versión, se ha dado especial importancia a la participación ciudadana. A través de un concurso público, la municipalidad de Valparaíso seleccionó 14 iniciativas populares de asociaciones culturales, juntas de vecinos y agrupaciones juveniles, las cuales recogen elementos de identidad, historia y pertenencia a la ciudad.

Daniela Campos, coordinadora ejecutiva del carnaval, dijo a IPS que se trata del encuentro chileno más importante de su tipo, pese a que todavía no se ha consolidado. "De a poco la ciudad se ha ido apropiando de esta fiesta, y cada vez hay mayor interés ciudadano", indicó.

Debido a que nació de la institucionalidad pública, al principio los "porteños", como se llaman los residentes de Valparaíso, lo veían como algo impuesto, explicó.

Según la productora, el año pasado asistieron a las actividades cerca de 300.000 personas, la misma cantidad de habitantes de Valparaíso, ciudad famosa por sus 45 cerros y ascensores. Los comerciantes son los más felices con la avalancha, ya que los días de fiesta se transforman en la mejor semana de ventas del año.

Para la fecha suelen arribar numerosos santiaguinos —especialmente estudiantes— y turistas extranjeros, muchos de los cuales aprovechan para pasar el año nuevo en el puerto, que tradicionalmente deleita a los visitantes con casi media hora de fuegos artificiales.

Carmen Gloria García, de 27 años, ha asistido varias veces al carnaval. Para ella el festejo es una oportunidad para que la población se tome los espacios públicos de la ciudad, y le consta que cada vez son más las agrupaciones ciudadanas interesadas en presentar sus espectáculos.

No obstante, critica el aún insuficiente compromiso de los porteños con el festival. "Cuesta mucho movilizar a la gente, que prefiere seguir trabajando, seguramente por los problemas que aquejan a la ciudad, como el desempleo", dijo a IPS.

Según las últimas cifras del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), el desempleo en la región de Valparaíso, a la que pertenece la ciudad homónima, alcanza a 7,7 por ciento de la población activa, lo que la coloca como la quinta de las 13 regiones del país con la mayor tasa.

Rodrigo Quintana, periodista de 33 años, no se ha perdido ningún carnaval de Valparaíso, que disfruta pero también analiza críticamente.

"La iniciativa hace que la ciudad luzca más. Los jóvenes participan bastante, asisten a los eventos culturales escenificados en los distintos cerros, y al atardecer los porteños se pelean las entradas gratuitas para las obras de teatro y recitales", contó a IPS.

También rescata el hecho de que el comercio más modesto se reactiva. "Hay mucha pobreza en Valparaíso, y las personas esos días ganan algo extra gracias a la comida callejera, los artículos importados para fiestas, y las altas ventas de DVD (discos de vídeo digitales) y de música en formato MP3, éstos últimos falsificados", dice.

No obstante, siente que no se trata de un verdadero carnaval, como los que han hecho famosas a otras ciudades sudamericanas, como Río de Janeiro o Barranquilla.

La fiesta "debería empezar el 31 en la noche y durar dos ó tres días. Pero el chileno no sabe lo que es una festividad de este tipo. Vive bajo el terror laboral, y los jefes no conciben tres días sin trabajar. Las autoridades aún temen a las aglomeraciones públicas. Creen más en los daños a la propiedad privada y el supuesto caos que en el excelente negocio que implicaría un carnaval de verdad", arguyó.

Para el periodista, "se margina a grupos de universitarios, que hace años han organizado escuelas de carnaval, porque insisten en elaborar carruajes alusivos a temas que molestan a las autoridades. Por lo menos eso pasó en el vergonzoso fin de carnaval de 2003", afirmó refiriéndose a que hubo discriminación contra esos estudiantes.

Campos, del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, reconoce que la ciudad todavía no se paraliza en torno al carnaval, pero destaca que todas las actividades se copan de espectadores y que cada año la demanda de las organizaciones ciudadanas es mayor, un signo favorable para que en un futuro pueda derivar en una fiesta "interminable".

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe