La muerte de más de 260 personas esta semana en Nigeria por la explosión en un oleoducto sumó una tragedia más en este tipo de infraestructura petrolera, instalada en las zonas más pobres del país.
"El lugar y el momento contribuyeron a que fuera una situación perfecta para este tipo de desastre", dijo el activista Bode Olufemi, del grupo nigeriano Acción por los Derechos Ambientales, afiliado a la organización internacional Amigos de la Tierra.
Muchos cuerpos todavía deben ser rescatados del lugar de la explosión, y se teme que la cifra de muertos podría ser aun mayor.
La tragedia se produjo cuando residentes del suburbio de Abule-Egba, de la sudoccidental ciudad de Lagos, aprovechaban el derrame en un oleoducto que había sido perforado por ladrones para extraer petróleo refinado.
A pesar de sus importantes recursos petroleros, Nigeria sufre en estos momentos una aguda escasez de combustible. Un litro de petróleo se vende a unos 1,5 dólares, aproximadamente tres veces el precio habitual.
"El lugar del incidente es un área donde viven los más pobres de los pobres, en el que las personas tienen que luchar duro para satisfacer sus necesidades. Pensaron que era su oportunidad para hacer algo de dinero", señaló Olufemi a IPS.
Más de 300 personas resultaron heridas por la explosión, algunas de las cuales están en condición crítica. Además, se incendiaron varias casas, dos aserraderos, una planta de reciclamiento de plástico, tres talleres mecánicos, un mercado, una iglesia y una mezquita.
Un grupo de ladrones habían perforado el oleoducto en la madrugada y huyeron con petróleo, dejando tras sí un derrame. "A eso de las 2.00 de la mañana, unas pocas personas que sabían del derrame fueron con cubetas de plástico y latas para extraer combustible", contó a IPS Bola Adeyi, un residente de la zona.
"A las 4.00, todo el vecindario se había despertado por el ruido de una multitud sacando petróleo del oleoducto. Para la mayoría de ellos, era como maná del cielo", añadió.
Pero todo terminó trágicamente alrededor de las 8.00, cuando se desató el fuego, como ya había sucedido en otras ocasiones.
En los últimos años, Nigeria ha sufrido decenas de incendios de oleoductos, que han matado a más de 2.000 personas.
Los oleoductos están ubicados en su mayoría en los suburbios más pobres. Olufemi, quien supervisa la tragedia de esta semana, señala que si esto pasara en zonas habitadas por ricos, las autoridades harían más esfuerzos para hallar una solución al problema.
La existencia misma de estos suburbios pobres es una de las paradojas que sufre Nigeria.
A pesar de que este país africano es el sexto productor de petróleo, ganando miles de millones de dólares al año en exportaciones, pocos ciudadanos se han beneficiado de los más de 40 años de explotación del crudo.
"La corrupción masiva le niega a la mayoría de las personas el acceso a la riqueza del petróleo, y esto desespera a los pobres, que viven al lado de esos oleoductos", indicó Patrick Naagbaton, residente del delta del Níger, donde se ubica la gran parte de la infraestructura petrolera nigeriana.
"Es la desesperación por cambiar su suerte lo que hace que estos pobres vayan a juntar petróleo cada vez que ladrones perforan los oleoductos", añadió.
Estas personas arriesgan su vida para ganar unos pocos dólares, dijo Naagbaton. "No tienen acceso a elementos básicos para la vida. Están desesperados por obtener algo de dinero, no importa cuánto", añadió.
Pero el gerente general para asuntos públicos de la Corporación Nacional de Petróleo de Nigeria, Levi Ajuonuma, señaló que no hay justificación para robar combustible.
"Es una actividad criminal que no debe ser perdonada. Lamentamos la pérdida de vidas, pero cualquiera que voluntariamente intentar forzar los oleoductos sabe que puede morir en el intento", dijo en la televisión nacional.
La mayoría de los oleoductos transportan petróleo crudo, y solo algunos pocos refinado, como el que se incendió esta semana.
Los responsables de perforar oleoductos por lo general vienen de fuera de las comunidades donde estos se encuentran, y forman parte de grupos con equipos especializados para extraer el petróleo y colocarlo en tanques.
Se calcula que ganan millones de dólares al año gracias a esta práctica y se sospecha que están vinculados con importantes personalidades de la sociedad nigeriana.