«Tuve que ir corriendo a la estación de policía luego de que mi esposo llegó tarde a casa por la noche y comenzó a pegarme y a perseguirme por la casa con un cuchillo. Esto me pasó dos veces, hasta que un día me hirió en una mano y en una mejilla», contó Linda*.
"La primera vez que fui a la estación, el oficial de la recepción se burló de mí y me dijo que quizás yo no estaba satisfaciendo sexualmente a mi marido. Se rió y me dijo que regresara a casa para satisfacer a mi esposo, y que de esa forma él dejaría de golpearme", añadió.
La segunda ocasión en que acudió a la policía de Nairobi, no recibió una mejor atención. Un oficial le dijo que su caso no era de preocupación para las autoridades. Ahora Linda ni siquiera intenta denunciar los abusos de su marido, que continúan.
Éste es uno de los tantos casos revelados en Kenia durante los 16 Días de Activismo Contra la Violencia de Género, una campaña que se lleva a cabo en un centenar de países desde el 25 de noviembre y hasta este domingo.
Así como la indiferencia policial desalienta a las mujeres a denunciar los casos de maltrato doméstico, la tradición cultural de algunos países puede hacer que las víctimas vean a la violencia como algo normal.
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"Algunas mujeres han sido socializadas para aceptar como algo corriente ser golpeadas, y entonces no ven la necesidad de denunciar. Esto requiere de un trabajo para crear conciencia y hacer saber a las mujeres que ser golpeadas o ser violadas es algo inhumano", dijo la directora ejecutiva de la oficina keniata de la Federación de Mujeres Abogadas, Jane Onyango.
La ausencia de una legislación sobre violencia doméstica ha complicado aun más la situación en Kenia.
"No contamos con un marco legal para este asunto. ¿Cómo podremos entonces vencer la guerra contra la violencia doméstica, particularmente la guerra contra la violencia a la mujer?", preguntó la subdirectora ejecutiva del Centro para la Educación de los Derechos y la Toma de Conciencia, Emma Nungari.
Esta organización con sede en Nairobi trabaja por los derechos de las mujeres, y atiende al menos tres casos de violencia de género por día.
Un proyecto de ley contra la violencia doméstica y de protección a la familia fue presentado en el parlamento en 2000, bajo el gobierno de Daniel arap Moi (1978-2002). El texto condenaba todo abuso físico, sexual y mental, y obligaba a los tribunales a proteger a las mujeres de sus parejas hombres.
También autorizaba a mujeres, niños y niñas víctimas de abusos pedir una compensación de un fondo especial del gobierno destinado a cubrir gastos de tratamiento médico, asistencia legal y consejería.
Sin embargo, el proyecto no fue aprobado. El actual gobierno de Mwai Kibaki tampoco le ha prestado mucha atención, ya que ha enfocado todas sus fuerzas en un proceso de reforma constitucional.
Un borrador de una nueva constitución hecho público el año pasado incluía algunos puntos del viejo proyecto de ley contra violencia de género, pero fue rechazado por referendo.
Ahora, las posibilidades de que se retomen las discusiones en el parlamento sobre una ley que aborde este problema son muy escasas. La atención está cifrada en las elecciones generales del año próximo.
"Tarde o temprano la ley será aprobada, pero no sabemos cuándo. Mientras tanto, sin una ley como esa no podemos hacer mucho", dijo el director de la gubernamental Comisión Nacional sobre Género y Desarrollo, Peterlis Nyatuga.
La Comisión, encargada de realizar investigaciones sobre violencia de género en Kenia y aconsejar a las autoridades, acaba de realizar un estudio sobre la magnitud del problema en este país africano.
El trabajo, divulgado en mayo, revela que hubo 9.169 casos de ataques y 3.509 de violaciones e intentos de violación en 2005, contra 8.959 y 2.908 respectivamente el año previo.
Entre lo positivo, a inicios de este año fue aprobada una ley que establece las sentencias mínimas y máximas por violación.
El Código Penal antes sólo indicaba cuál era la máxima sentencia para los delitos sexuales, dejando la mínima a discreción de los magistrados, que hasta podían condenar a los violadores a un solo día de prisión o a realizar servicios comunitarios.
Bajo la nueva Ley de Delitos Sexuales, la violación es castigada con una sentencia mínima de 10 años de prisión, y una máxima de cadena perpetua. La ley también incluye casos de violación en el matrimonio.
Sin embargo, causan preocupación las crecientes quejas de que la policía y los jueces no se han familiarizado aún con la nueva ley, e incluso usan viejas normas sobre delitos sexuales.
De esta manera, aunque Kenia parece hacer lentos avances en materia de legislación sobre estos delitos, la práctica queda muy rezagada.
* Nombre cambiado para proteger su identidad.