El vertiginoso aumento del desempleo y la lenta reacción del gobierno de Botswana hacen temer que se revierta la exitosa historia económica que detentaba este país en África austral.
Esta nación, sin salida al mar y rodeada por Namibia, Sudáfrica, Zambia y Zimbabwe, presume de buenas credenciales democráticas y altos índices de inversiones. También tiene fama de no sufrir altos grados de corrupción.
Las estimaciones indican que hay 23,8 por ciento de desempleados, muy por encima del 13,9 por ciento de 1991.
Según el último informe del Banco de Botswana, la mayor pérdida de puestos de trabajo se registró en la construcción, el transporte y la comunicación. Pero también la industria, el comercio, la agricultura y la educación sufrieron una disminución.
El aumento del desempleo puede atribuirse a la disminución del crecimiento en los sectores no mineros, que fue de 5,5 por ciento en el periodo 2003-2004 a 1,9 en 2004-2005.
Esas son malas noticias para un gobierno que reconoció la necesidad de diversificar la economía. Las ganancias procedentes de la industria de diamantes siguen representando más de 80 por ciento de los ingresos de divisas.
La Federación de Sindicatos de Botswana señaló que la tendencia más preocupante es la alta prevalencia del desempleo entre los jóvenes.
Esa situación es especialmente preocupante entre los jóvenes profesionales, lo que muestra la desigualdad entre la oferta calificada y la demanda del mercado.
En respuesta a ello, el gobierno reconsidera formas de atraer nuevas inversiones con vistas a impulsar el crecimiento de la economía y la creación de empleos. Pero una encuesta del Instituto de Análisis de Políticas de Desarrollo de Botswana identificó varias limitaciones para esta iniciativa.
Ese estudio, encargado por la sección de asesoramiento a la inversión extranjera del Banco Mundial, reveló que el marco legislativo dificultaba la realización de negocios.
Esto hizo que el gobierno revisara sus políticas y la normativa en la materia, y dio lugar al lanzamiento de una nueva estrategia para atraer la inversión extranjera directa.
Pero un año después de que el presidente Festus Mogae prometió que esa revisión impulsaría el flujo de inversiones, los resultados son magros.
El Ministerio de Comercio e Industria admitió que los esfuerzos para atraer inversiones al país se habían frustrado por el atraso en la emisión de permisos de residencia y de trabajo y la escasez de terrenos industriales y comerciales en buen estado.
El ex director del Banco de Botswana Keith Jefferis cree que las perspectivas económicas serían menos pesimistas si el gobierno se esforzara más para ayudar a los inversionistas extranjeros.
Se deben evitar los engorrosos procesos burocráticos y las demoras en la expedición de licencias, y poner a disposición los terrenos, señaló Jefferis.
Además, subrayó que se siente la falta de personal calificado a causa del sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida). "Por eso debemos facilitar el ingreso de trabajadores calificados a Botswana. Pero lo estamos haciendo más difícil", apuntó.
Jefferis sostuvo que las revisiones en materia legislativa tuvieron el efecto contrario al previsto. Lo único que consiguieron fue "dificultar la obtención de permisos de trabajo", afirmó.
Según el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre VIH/sida, la prevalencia del virus de inmunodeficiencia humana en adultos es de 24 por ciento en Botswana.
Alwin D'Souza, propietario de la fábrica de azulejos WD Engineering, no puede contratar trabajadores extranjeros calificados por las dificultades que éstos tienen para obtener permisos de trabajo.
Por esa razón, un ingeniero ruso que él había empleado tuvo que regresar a su país. D'Souza tiene muchos ejemplos como ese.
El presidente de la Confederación de Comercio, Industria y Recursos Humanos, Igbal Ibrahim, remarcó que el gobierno no escucha las preocupaciones de los empresarios y acusa a su organización de "espantar a los inversores" cuando cuestionan su actuación.
El informe del Fondo Monetario Internacional de 2006 también insta al gobierno de Botswana a aumentar el ritmo de las reformas para preservar el desempeño de la economía del país.
Al mismo tiempo, el gobierno estudia otro documento con recomendaciones para que el país atraiga más inversiones extranjeras.
Hace un año, el presidente estableció un consejo asesor en materia económica y empresarial que concluyó su tarea de proponer una política de inversiones, ahora a estudio del gobierno.