Al admitir la «inmoralidad sexual» en su vínculo con un prostituto, el clérigo evangélico Ted Haggard dio una de las «sorpresas de noviembre» tan usuales en las campañas electorales estadounidenses.
Poco antes de que los votantes en Colorado y otros siete estados decidan en las urnas la prohibición del matrimonio homosexual, en simultáneo con las elecciones legislativas de este martes, el prostituto Mike Jones sacó del armario al pastor Haggard y sus compras de metanfetaminas.
Este líder religioso fundó la congregación Nueva Vida, considerada la mayor "megaiglesia" de Colorado, con 14.000 feligreses. Haggard también presidió la Asociación Nacional de Evangélicos, federación de 45.000 iglesias de todo el país que suman 30 millones de miembros.
En los últimos años, había brindado regularmente asesoramiento al gobierno de George W. Bush en sus intentos de incorporar el matrimonio entre homosexuales como punto fuerte a la agenda de la actual campaña, con el fin de alentar la concurrencia conservadora a las urnas.
Después de tratar de desacreditar la denuncia pública de Jones, Haggard, casado con cinco hijos, renunció a la presidencia de la Asociación Nacional de Evangélicos y tomó voluntariamente licencia en su iglesia, cuya junta, al fin y al cabo, terminó despidiéndolo.
Una carta redactada por Haggard y leída en los servicios de la Iglesia Nueva Vida el domingo constituye su admisión pública de su vínculo con Jones. El religioso pidió a sus seguidores perdón por sus pecados.
"El hecho es que soy culpable de inmoralidad sexual. Asumo la responsabilidad de todo el problema. Son un embaucador, un mentiroso. Una parte de mi vida es tan repulsiva y oscura que he luchado contra ella durante toda mi vida adulta", anotó.
Haggard se negó a especificar cuáles de las afirmaciones de Jones eran inciertas, pero aseguró que "las acusaciones no eran todas verdaderas". De todos modos, las que sí lo eran fueron "suficientes" como para abandonar su encumbrada posición.
Luego, entrevistado por la prensa, aseguró que sólo había recibido un "masaje" del prostituto y que compró metanfetaminas a través suyo.
MIke Jones lanzó la denuncia a través de una entrevista radial, luego de darse cuenta, según él, que la persona con la que estuvo involucrado era Haggard.
"La principal razón es que, al haber sido homosexual toda la vida, experimenté con mis amigos una gran tristeza por aquellos que mantienen una relación durante años" y no se les permite gozar de los mismos derechos que un matrimonio entre un hombre y una mujer, dijo.
"Sentí que era mi responsabilidad con mis hermanos y hermanas" frente al "mensaje anti-gay" de Haggard, afirmó.
El sitio periodístico en Internet Colorado Confidential informó que la Iglesia Nueva Vida aportó 12.000 dólares a la campaña por la Enmienda 43, un proyecto de reforma de la constitución del estado para definir el matrimonio exclusivamente entre un hombre y una mujer.
"Fue un año muy malo para los evangelistas conservadores", dijo a IPS Barry Lynn, director ejecutivo de la organización no gubernamental Estadounidenses Unidos por la Separación de la Iglesia y el Estado.
"Su líder en el Congreso legislativo, Tom DeLay, cayó en desgracia. Varios defensores de los 'valores familiares' en la Cámara de Representantes parecen haber encubierto el escándalo sexual del diputado Max Foley. Y ahora Ted Haggard es forzado a abandonar la escena", explicó.
Al mismo tiempo, un libro publicado por un ex alto funcionario de la Oficina de Iniciativas Basadas sobre la Fe de la Casa Blanca, David Kuo, consideran que algunos líderes evangelistas son "orates".
Kuo le dijo a la revista Times que el escándalo reducirá la asistencia de evangélicos a las urnas este martes. "El valor del caso de Haggard es que consolida a quienes están contra el involucramiento de los evangélicos en la política", dijo. "Los cristianos son listos."
Al tiempo que apoyaba medidas federales y estaduales contra el matrimonio entre homosexuales, Haggard era más tolerante en materia de cuestiones más domésticas.
"Si el estado quiere darle a la gente involucrada en diferentes tipos de relaciones los mismos beneficios que el matrimonio, eso depende de la comunidad", dijo. "Como cristiano, vacilaría en impedirles el acceso al seguro médico o negarles la posibilidad de visitar a sus parejas en el hospital."
"En la iglesia creemos que la sexualidad debería ser sólo entre un hombre y una mujer unidos en matrimonio", agregó. "Pero hay muchas cosas que puedo enseñar en la iglesia que nunca querría integradas en la ley civil."
Haggard era una de las estrellas del momento en los círculos conservadores evangélicos. Muchos le consideraban el príncipe heredero de los grandes líderes de esta inmensa corriente de opinión, como Pat Robertson, Jerry Falwell y James Dobson.
La cadena de televisión NBC ubicó la de Haggard entre las grandes megaiglesias estadounidenses, y la revista Time incluyó el año pasado al clérigo en su lista de los 25 líderes evangélicos más influyentes.
El líder religioso solía reunirse con funcionarios del gobierno en la Casa Blanca, y en las elecciones de 2004 participó activamente en la campaña electoral republicana. Además, urgió a sus seguidores a exigir a sus legisladores apoyo a la Enmienda Federal sobre Matrimonio, que prohibiría la unión entre personas del mismo sexo.
También condenó públicamente el uso de la tortura contra sospechosos de terrorismo, y, al frente de la Asociación Nacional de Evangélicos, presionó al gobierno para que cambiara su posición respecto del recalentamiento planetario.
La celebridad de la figura de Haggard y su influencia en las comunidades religiosas y políticas hace que su escándalo tenga mayor impacto que otros dos similares ocurridos en los años 80: la revelación de los encuentros del reverendo Jimmy Swaggart con prostitutas y la de las relacines extramatrimoniales del clérigo Jim Bakker.
Pero las consecuencias electorales del caso aún están por verse.
"Haggard tenía los mismos puntos de vista rígidos sobre asuntos como el matrimonio entre homosexuales que el reverendo Jerry Falwel, perla suficiente destreza política para comprender que los evangélicos cristianos conservadores estaban preocupados también por otras cuestiones, como la raza y la pobreza", dijo Lynn.
Pero "espero que en el futuro los cristianos evangélicos se esfuercen más en sus vidas personales que en sus ambiciones políticas", sentenció el activista.
* Bill Berkowitz es un conocido observador del movimiento conservador estadounidense. Publica periódicamente la columna "Conservative Watch" en la revista electrónica WorkingForChange.org. (FIN/IPS/traen-mj/bb/ks/na ip sp hd cr/06)