IRAQ: Protectores al ataque

La institución creada en Iraq por la ocupación estadounidense para proteger edificios de gobierno, escuelas, hospitales y bancos es la principal fuente de la ola de violencia religiosa que hoy sumerge a Iraq, según insistentes versiones.

Reclutas del FPS iraquí reciben instrucciones de militares estadounidenses. Crédito: Departamento de Defensa de EEUU
Reclutas del FPS iraquí reciben instrucciones de militares estadounidenses. Crédito: Departamento de Defensa de EEUU
"La primera disposición de Paul Bremer", el diplomático estadounidense que encabezó la administración civil de la ocupación, "fue disolver el ejército iraquí y todas las instituciones de seguridad", explicó a IPS un funcionario ministerial que solicitó reserva de su identidad.

El presidente George W. Bush "le entregó la más alta distinción de la Casa Blanca", la Medalla de la Libertad en diciembre de 2004, "por un trabajo bien hecho", ironizó el informante.

Las autoridades de la ocupación estadounidense y los líderes iraquíes que colaboraron con ella crearon un nuevo ejército y una nueva policía bajo la supervisión de las fuerzas multinacionales.

También se decidió entonces que cada ministerio establecería su propia fuerza de seguridad fuera del control de las carteras del Interior y de Defensa, aunque en la órbita de una institución central.
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La Orden 27 de la Autoridad Provisional de la Coalición, máxima autoridad civil de las fuerzas extranjeras en Iraq, creó el Servicio de Protección de Instalaciones (FPS) el 10 de abril de 2003, un día después de la caída de Bagdad y a 21 del inicio de la invasión.

Este decreto indica que "el FPS integrará también a empleados de firmas privadas de seguridad contratadas para brindar servicios a los ministros o gobernaciones". Esas compañías y sus empleados deberán contar con "licencia y autorización del Ministerio del Interior".

Para la organización investigadora independiente GlobalSecurity.Org, el FPS "trabaja para todos los ministerios y agencias gubernamentales, pero su línea de acción es establecida y aplicada por el Ministerio del Interior".

Pero el Servicio "también puede ser contratado privadamente", explica. "El FPS tiene la tarea de proteger los edificios ministeriales, gubernamentales o privados, las instalaciones y el personal", agrega el informe de GlobalSecurity.Org.

"La mayoría de los empleados del FPS son ex guardias de seguridad y ex uniformados. El FPS ahora dará seguridad en instalaciones públicas como hospitales, bancos y centrales de energía. Una vez entrenados, los guardias trabajan con fuerzas militares estadounidenses en la protección de sitios críticos como escuelas, hospitales y centrales eléctricas", indica.

Harith al-Fahad, un general del disuelto ejército iraquí, aseguró que el FPS no está haciendo nada de eso.

"Todas las fuerzas formadas han sido, en realidad, milicias, no fuerzas organizadas. Se crearon de acuerdo con porciones asignadas a cada partido en el poder", dijo el ex militar a IPS en un café de Bagdad, donde resonaban las detonaciones de áreas cercanas.

"Los políticos llevaron a sus seguidores a las autodenominadas fuerzas de seguridad. Otros tomaron sobornos de entre 500 y 700 dólares por cada solicitante para que le dieran empleo sin tomar en cuenta las regulaciones", aseguró Al-Fahad.

Cuando estalló la violencia entre comunidades religiosas por todo Iraq tras el atentado contra un santuario chiita en Samarra en febrero, "el FPS pareció la fuerza principal detrás de los asesinatos en Bagdad, y hay evidencia de que los cometieron por dinero", según el ex general.

La situación parece interminable. Según oficiales estadounidenses que entrenan a la policía, la infiltración de las milicias en las unidades podría retrasar años la entrega del control de la seguridad a las autoridades iraquíes.

"¿Cómo podemos esperar que los iraquíes comunes confíen en la policía si no podemos ni siquiera esperar que no maten a nuestros propios camaradas?", se preguntó la semana pasada el capitán Alexander Shaw, comandante del equipo de policía de transición del 372 Batallón de Policía Militar.

Este batallón, cuyo cuartel se encuentra en la ciudad de Washington, supervisa el entrenamiento de todos los policías en el área occidental de Bagdad.

"Para ser honesto, no estoy seguro de que alguna vez vaya a haber aquí una policía libre de la influencia de las milicias", dijo Shaw.

La mayor parte de la infiltración procede de las dos grandes milicias chiitas, la Organización Badr, brazo armado del proiraní Consejo Supremo para la Revolución Islámica en Iraq, y el Ejército Mehdi, cuyo líder espiritual es el mulá Muqtada al-Sadr.

Shaw advirtió que alrededor de 70 por ciento de la fuerza policial iraquí corresponde a infiltrados, y que los oficiales tienen demasiado miedo como para patrullar vastas áreas de la capital.

"Ningún policía iraquí está trabajando para mejorar el país", dijo a la prensa el general Salah al-Ani, jefe de policía del occidente de Bagdad. "Trabajan para las milicias o para embolsarse dinero."

El médico Nameer Hadi dejó su empleo en un gran hospital de Bagdad porque se sintió amenazado por el FPS.

"Los vi matando a sangre fría a una paciente cuando supieron que era esposa de un líder tribal sunita", dijo a IPS. "Soy chiita, pero estos crímenes son inconcebibles."

Muchísima gente, tal vez la mayoría de la población de Bagdad, creen que el FPS se compone principalmente de delicuentes, los mismos que se dedicaron a saquear bancos y oficinas del gobierno mientras transcurría la invasión estadounidense.

El ministro del Interior, Jawad al-Bolani, rechazó el mes pasado acusaciones sobre la participación de policías y militares en escuadrones de la muerte. En cambio, atribuyó el astronómico nivel de violencia al FPS, que, según diversas estimaciones, cuenta hoy con 150.000 efectivos.

"Cada vez que capturamos a alguien" por crímenes políticos o de odio religioso, "en raras ocasiones no es empleado de los ministerios", dijo Al-Bolani. "La mayoría resultaron ser del FPS."

Entrevistado por el canal satelital Al Arabiya el mes pasado, el portavoz del gobierno iraquí, Alí al-Dabbagh, admitió que las fuerzas de seguridad requieren de una "purificación", y acusó la actual violencia a errores cometidos durante el "periodo Bremer".

Al mismo tiempo, los ataques contra instalaciones del gobierno están en su apogeo. Por lo tanto, el FPS ha sido poco eficaz en protegerlas. (FIN/IPS/traen-mj/dj-aaf/ss/mm ip hd ik/06)

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