Las fuerzas de la coalición militar encabezada por Estados Unidos tomaron medidas duras y desesperadas en Al-Anbar, provincia al oeste de Bagdad dominada por la comunidad musulmana sunita.
"Miles murieron a manos de las fuerzas multinacionales y de sus aliados iraquíes, y la situación empeora día a día", dijo a IPS un miembro del concejo municipal de Faluya que solicitó reserva de su identidad.
"No podemos hacer absolutamente nada porque los estadounidenses siempre prefieren las soluciones violentas que nos llevan de un desastre a otro", se lamentó el legislador.
La violencia parece perjudicar a la población civil más de lo que somete a la resistencia. El sufrimiento de los habitantes de Faluya aumenta sin cesar, y la cantidad de francotiradores insurgentes parece aumentar en respuesta al uso también de francotiradores por parte del ejército estadounidense.
"De hecho, hay muchos más francotiradores ahora, considerando la cantidad de incidentes que han ocurrido", dijo a IPS el policía local Sebri Ahmed. "Nuestros hombres están aterrorizados, y la mayoría de ellos renuncian o son asesinados, entre ellos tres comandantes."
El general Hudhairi Abbas, quien era subjefe de policía de Faluya, sufrió esa suerte hace dos meses. Poco después fue asesinado el coronel Ahmed Dirii, y la semana pasada cayó abatido a tiros en la puerta de su propia casa el jefe de policía de Al-Anbar, general Shaaban Al-Janabi.
No hay actualmente patrullas policiales en las calles de Faluya. Los agentes que quedan están refugiados en la comandancia. El actual jefe de la policía de Faluya, general Salh Aati, se encuentra muy lejos, en la zona verde, el área más custodiada de Bagdad.
"¿Cómo estos tres oficiales nacidos en Faluya fueron asesinados mientras el comandante Aati se refugia detrás de muros de concreto?", se preguntó un policía.
Mientras, los ataques contra las fuerzas ocupantes aumentaron en frecuencia y en severidad. Cuatro vehículos acorazados Humvee en un convoy fueron destruidos hace poco con explosivos detonados a la vera de una carretera cerca de la ciudad de Eid.
La respuesta militar fue el cierre de todos los puestos de control para ingresar en la ciudad. Miles debieron pasar la noche, la primera de las vacaciones, fuera de Eid. También se cerraron las carreteras cercanas.
"Soldados estadounidenses mataron a cuatro bomberos porque llegaron tarde a asistir a los carros blindados incendiados", dijo a IPS un joven testigo del ataque. "No los mataron por error: los asesinaron frente a mucha gente."
Portavoces militares de Estados Unidos aseguraron haber matado a tres bomberos por error, pues, dijeron, los confundieron con insurgentes.
Cientos de residentes asistieron al entierro de los bomberos, que se realizó de forma conjunta con el de otros cinco hombres muertos por las fuerzas de ocupación el mismo día.
"Los estadounidenses trajeron cinco civiles muertos a los que balearon en las calles en represalia por las bajas que sufrieron", dijo a IPS un hombre que se encontraba en el antiguo estadio de fútbol, donde hoy se encuentra el Cementerio de los Mártires.
"Necesitaremos abrir otra tumba. Ésta se llenará pronto", se lamentó.
Toda semblanza de una vida normal en la provincia ha desaparecido. Saif Al-Juboori, estudiante de la Universidad de Al-Anbar en Ramadi, capital de la provincia, sostuvo que éste será un año perdido para miles de sus compañeros.
"Toda la universidad está bajo sitio. Hay un puesto de control en la entrada principal", dijo Al-Juboori a IPS.
"Estudiantes y profesores deben levantarse la camiseta a 50 metros de distancia y escuchar los repugnantes comentarios de los arrogantes soldados que realizan el chequeo corporal", explicó. "La mayoría no acepta esa humillación y, por lo tanto, no asisten a la universidad este año."
Ramadi sufre cortes de electricidad y agua desde hace dos semanas. La mayoría de los residentes creen que se trata de un castigo por el apoyo popular que recibe la resistencia iraquí.
"Preferiríamos morir de hambre que aceptar esta ocupación y a sus aliados iraníes", dijo a IPS un estudiante de 20 años. "No dejaremos que la sangre de nuestros mártires corra impune."
A pesar de las tácticas de castigo de las fuerzas de ocupación, la población parece poco dispuesta a cooperar con ellos o contra las autoridades locales.
"Los iraquíes creen firmemente que el embajador estadounidense Zalmay Khalilzad es el actual gobernador de un país ocupante a pesar de la comedia de la transferencia de soberanía a los gobiernos de Iyad Allawi e Ibrahim Al-Jaafari y ahora al de Noori Al-Maliki", dijo a IPS un alto dirigente del Movimiento Nacional Árabe que solicitó reserva de su identidad.
"Esto no significa que la Embajada de Estados Unidos tenga el control real, pues los combatientes de la resistencia lo tienen en las calles de las ciudades y barrios sunitas. Las milicias (chiitas y kurdas) y sus escuadrones de la muerte controlan el resto del país, así como el enorme mercado petrolero", aseguró.
Los insurgentes ingresaron hace poco en Ramadi e hicieron ostentación de su fuerza, paseándose fuertemente armados en docenas de vehículos. Inmediatamente después, ocurrieron los cortes de electricidad y agua, así como registros de viviendas en áreas civiles.
Varias personas terminaron muertas por los disparos de los francotiradores estadounidenses, dijeron pobladores. Mientras, la policía no hace nada, porque ya tienen bastantes dificultades para protegerse a sí mismos. Los pistoleros ya atacaron comisarías en Samarra, Beji y Mosul.
Lo mismo le ocurre a los estadounidenses, que "están demasiado ocupados en cuidar su propia seguridad como para preocuparse por los iraquíes", dijo a IPS Yassin Hussein, un profesor de 30 años residente en Ramadi.
Los combatientes insurgentes son los únicos capaces de mantener la paz y aplacar a las pandillas, aseguró.
"Llegamos al punto cero", dijo a IPS un alto funcionario del Ministerio del Interior. "Nuestras fuerzas son leales a las milicias y a los partidos políticos o demasiado impotentes como para cumplir con su deber."
"Todo aquel que luche contra la ocupación estadounidense tiene nuestro pleno apoyo", dijo el profesor Hussein. "Nos mienten todo el tiempo, y es hora de que admitan su fracaso y se vayan. Que se ocupen de reconstruir Nueva Órleans".