Las mujeres de Kajiado, distrito en el sur de Kenia, no estaban convencidas de que unos recipientes de cartón forrados por dentro con papel de aluminio pudieran servir para cocinar alimentos al ponerlos al sol.
Pero sus dudas se evaporaron luego de asistir a una demostración de los inusuales recipientes. Se colocaron alimentos crudos —carne, arroz, huevos— en esta suerte de cocinas solares, también llamadas "paneles cocinero", cuyo color negro ayuda a absorber el calor, y luego se empacaron en bolsas plásticas para retenerlo.
Después de varias horas, la comida estaba lista y con un aroma apetitoso.
"Estoy impresionada de ver que los alimentos se cocinaron sin necesidad de fuego. Pero ahí la tienen, tan caliente y sabrosa como cuando se prepara corrientemente. Es sorprendente, nunca había visto algo semejante antes", dijo Esther Lokuso, de 70 años.
Lokuso es una de las integrantes del Grupo de Mujeres Oloika que se reunió en la escuela de Kajido para la demostración a cargo de la organización Cocineros Solares Internacional (SCI, por su sigla en inglés), con sede en Sacramento, en el sudoccidental estado estadounidense de California, y con una oficina en Nairobi. Esta entidad sin fines de lucro busca promover el uso de la energía solar para beneficio de la población y del ambiente.
El uso generalizado de leña para cocinar es una de las causas de la deforestación en Kenia, donde, según cifras oficiales, 85 por ciento de sus 30 millones de habitantes no tienen acceso a la electricidad.
"Nosotras y nuestros hijos caminamos unas cuatro horas diariamente para encontrar leña. Puesto que ha sido nuestra principal fuente de combustible, no tenemos otra opción que cortar árboles para proveernos de madera, para poder cocinar para nuestras familias", dijo Janet Sirinyi. "Si usamos el sol para cocinar, a partir de ahora podremos salvar nuestros bosques", dijo la madre de cinco niños.
Las mujeres del grupo Oloika también se entusiasmaron con la perspectiva de poder atender otras cosas mientras la comida se cocina al sol. "Como los paneles toman más tiempo (que la leña), tendremos tiempo para hacer otras tareas, como recolectar agua, alimentar a los animales, así mataremos dos pájaros de un solo tiro", comentó sonriente Grace Orumai.
Los promotores de los paneles cocineros aseguran que, a diferencia de la leña, éstos no generan humo, causante de irritación de ojos, nariz y garganta, ni hollín. Además, no presentan riesgos como el fuego, que puede producir quemaduras o salirse de control.
El grupo Oloika está ahora tratando de recabar dinero para comprar paneles cocineros para sus 50 integrantes. Quieren comprar el modelo "cookit", que funciona incluso con temperaturas moderadas, y que cuesta alrededor de ocho dólares cada uno. El precio es accesible para algunas capas de la población, pero muy costoso para otros keniatas, dado que 56 por ciento de los habitantes, según el gobierno, viven con menos de un dólar al día.
En Nyakach, región occidental de Kenia, las mujeres fueron aún más allá, no solamente usan los paneles, sino que también están obteniendo ingresos con ellos.
Un proyecto entre SCI y las comunidades de esta región facilitó a las mujeres fabricar y vender paneles cocineros y capacitó a la gente de las áreas vecinas sobre su uso.
"Las mujeres acordaron hacer estos (paneles), y algunas de ellas ganan hasta cuatro dólares diarios. Estos recipientes han creado una oportunidad de generación de ingresos para ellas", dijo a IPS Margaret Owino, la representante regional de SCI en Nairobi. El proyecto empezó en 2003.
A pesar de los beneficios ofrecidos por los cocineros solares, todavía no son aceptados totalmente.
"Los paneles solares implican cocinar a la intemperie, y a la mayoría de los keniatas no les gusta preparar los alimentos afuera. Se necesita muchas más información, pues aún son impopulares en el país", dijo a IPS Jackson Maina, director encargado de la Sección de Energía Renovable del Ministerio de Energía..
"Si el gobierno no toma el liderazgo, muy poca gente va a adoptar la tecnología de cocinar con energía solar".
Superar la tradición es un desafío. "La cultura indica que debe haber fuego para cocinar, sin el cual la comida no es igual", dijo Owino, explicando lo que los hombres dicen a sus esposas en contra de comer alimentos preparados con la nueva tecnología.
Owino también advierte que cocinar con energía solar no reemplaza las técnicas tradicionales, que seguirán usándose, por ejemplo en días de lluvia. "Pero es otra alternativa para contribuir a economizar combustible, ya que el sol es gratis".
En consecuencia, las comunidades han sido informadas sobre la tecnología solar y también sobre otros medios de eficiente uso de combustible que pueden ser utilizados paralelamente.
Entre ellos se encuentra la cocina de cerámica, que consume relativamente menos madera y carbón, y la canasta para cocinar, un recipiente aislado y cerrado en una canasta que permite completar la cocción de alimentos iniciada al fuego. La canasta, además, mantiene la comida caliente hasta por ocho horas.
También hay varios tipos de paneles para cocinar en venta, como el fabricado en metal, el más costoso, en el que caben dos o tres ollas.