El auge de la producción de cortometrajes en Chile, pese a los persistentes obstáculos para su difusión, se manifestará en todo su esplendor en la muestra internacional que pondrá en competencia 140 películas entre el 9 y el 15 de este mes en la capital del país.
El XIV Festival Chileno Internacional de Cortometrajes de Santiago "es el evento multicultural más importante de esta capital", indicó a IPS Jaime Muñoz, presidente del encuentro organizado por la privada Corporación Cultural Arcos, al destacar que se presentarán trabajos procedentes de 40 países y de una enorme diversidad temática.
Junto al Festival Internacional de Sao Paulo, que este año celebró su 17 edición, el certamen santiaguino es uno de los más importantes de América Latina por su gran convocatoria. Este año, los organizadores recibieron más de 800 trabajos de todo el mundo, 250 más que el año pasado, seleccionando 100 obras extranjeras y 40 chilenas.
Además de las obras nacionales y de Alemania, invitado de honor de esta versión, estarán presentes, entre otros, Argentina, Australia, Brasil, España, Estados Unidos, Estonia, India, Japón, Kenia, Lituania, México, Irán, Israel, Rusia, Sudáfrica y Turquía.
Los criterios de selección fueron simples: calidad y real interés por contar historias en menos de 30 minutos. "Privilegiamos las obras que apoyaran al cortometraje como género independiente, tratando de dejar de lado a aquellos trabajos que tuvieran como único propósito ser una tarjeta de visita para realizar un largometraje", puntualizó Muñoz.
Los cortometrajes fueron clasificados de acuerdo a sus géneros y temáticas. Entre las 18 secciones se destacan "Retratos", "Experimental", "Ellos y ellas", "Días de Cólera", "Documental", "Soledades", "Pasado presente", "Un mundo perdido", "Decisiones difíciles", "Cortos de la Infancia", "Del cielo al mar", "Animación" y "Vecinos".
El presidente del festival resaltó este último tópico. "El vecino es el que vive al lado tuyo, que puede ser una persona, un país, un barrio, una pandilla, es un tema que antes no habíamos visto, que se empieza a hacer presente de una manera negativa o paródica, que establece una cierta problemática del entorno en el cual se vive", apuntó Muñoz.
A su juicio, el festival representa una gran oportunidad para los cinéfilos chilenos. "El público tiene en el festival la posibilidad de asistir al cine que viene, al cine del futuro", explicó.
"Se verán las grandes corrientes, las grandes preocupaciones, tanto en el plano de la imagen como de los contenidos, ocasión que se da poco en Chile, dado que estamos siempre exhibiendo cine comercial", subrayó.
Los formatos aceptados en la competencia son películas filmadas en 35 milímetros, en vídeo digital (DV) y en discos de vídeo digital (DVD). El premio al mejor material chileno será el pago de la producción y posproducción de un cortometraje de seis minutos en celuloide, equivalente a 35 millones de pesos (70.000 dólares).
El ganador del mejor cortometraje internacional será invitado a participar como integrante del jurado internacional de la próxima edición 2007. También se entregarán reconocimientos al mejor guión, al filme más creativo y al mejor actor y actriz de Chile.
Además de la competencia oficial, el festival tendrá una serie de actividades paralelas. Se exhibirán cintas realizadas por estudiantes secundarios y por realizadores de regiones y se llevará a cabo la llamada "La noche más larga del corto", que es una muestra nocturna para amantes de estas obras cinematográficas.
Asimismo, se convocarán mesas redondas para discutir sobre nuevas tecnologías, distribución y exhibición. "Este año nos hemos centrado en el tema de la distribución y exhibición del cortometraje, con el propósito de colaborar con los realizadores para que consigan ingresar al mercado audiovisual", explicó Muñoz.
Precisamente, la falta de espacios de exposición y la subordinación del cortometraje al largometraje son algunos de los principales obstáculos que enfrentan los autores locales.
"En Chile hay un auge creciente del cortometraje, a pesar del bloqueo de las pantallas calificadas (cine y televisión)", que no lo consideran rentable, indicó Muñoz, quien demanda políticas públicas que promuevan la presentación de estas obras, "para renovar talentos y enriquecer la calidad del cine nacional".
"La producción va en aumento, debido (a la labor de) las escuelas de cine, la (irrupción) de la tecnología digital, que tiene una alcance masivo, la creación de nuevos festivales y muestras y el apoyo (financiero) del Estado", comentó a IPS Marcelo Gaete, presidente de la Asociación de Cortometrajistas de Chile (Acorch), que agrupa a unos 30 realizadores de todo el país.
"Hace 13 o 14 años no habían más de 10 productoras independientes y hoy superan las 50 o 60, las cuales están constantemente realizando videos institucionales, pedagógicos, comerciales, además de documentales y ficción (largo y cortometrajes)", indicó a IPS Carlos Saavedra, director de la carrera de Cine y Televisión del Instituto de Comunicación e Imagen de la estatal Universidad de Chile.
"Estamos en un buen momento, con películas que participan en el circuito internacional y que han obtenido premios importantes. Existe una gran variedad de temáticas tratadas y eso habla bien de un medio que da sus primeros pasos después del receso histórico de los años 70 y 80", a causa de la dictadura militar de 1973 a 1990, aseguró Gaete.
Saavedra valoró la realización de una nueva versión del Festival Chileno Internacional de Cortometrajes de Santiago, por ser una importante vitrina para los autores locales y un espacio para "ampliar la mirada" y empaparse de la riqueza audiovisual de muchas creaciones extranjeras.
No obstante, el académico se sumó a las críticas de Muñoz respecto del estatus que posee actualmente el cortometraje en Chile, ya que se le considera el "hermano menor" del largometraje, una especie de "ensayo", una "práctica" que debe realizar obligatoriamente el aspirante a cineasta.
A su juicio, la inexistencia de salas de cine dedicadas exclusivamente a este tipo de piezas prolonga esta situación. "Una vez que se abra un espacio que exhiba constantemente cortometrajes, que cree un consumidor de estos materiales, va a cambiar la percepción" general, sostuvo Saavedra.
"El gobierno podría apoyar a los realizadores subsidiando a los canales y a las salas de cine", planteó, por su parte, el presidente del festival. "Hay mucha gente que se endeuda, hace un cortometraje con mucho sacrificio, pero como no tiene resonancia, los trabajos quedan ahí, y se van perdiendo muchos talentos por esa causa", confesó Muñoz.
"Creo que falta tomar conciencia en todo nivel, porque el cine es una actividad transversal, que cruza a toda la sociedad, por ende, es tarea del Estado y de los productores privados la de generar políticas y espacios para el desarrollo de esta actividad", indicó Gaete.
"Creo que tenemos un potencial de crecimiento increíble que tal vez aún no hemos dimensionado en su totalidad", concluyó el realizador chileno.