AMBIENTE-MARRUECOS: Tradicional postal con palmeras se esfuma

Los turistas suelen ir a Marruecos tentados por las típicas palmeras de las fotografías. Pero los futuros visitantes pueden llegar a no encontrar ni siquiera uno de estos árboles, dado el ritmo en que desaparecen por la desertificación natural y la causada por los humanos.

Ahora la fotografía es otra. El desierto del Sahara avanza sobre tramos verdes. Más de 22.000 hectáreas de tierras cultivables desaparecen cada año en Marruecos, según cifras oficiales.

La desertificación amenaza a todo el país. El Ministerio de Ambiente indicó que casi 93 por ciento del país padece aridez.

La palmera del dátil es la más castigada por la desertificación. A fines del siglo XIX, Marruecos tenía unas 15 millones de esas datileras, según una investigación del geógrafo Ahmed Harrak.

Al desaparecer esa palmera, la población local "pierde su principal fuente de ingresos y se ve obligada a abandonar su tierra", dijo a IPS M. Achlif, de la Asociación para el Desarrollo y la Solidaridad.

Muchos marroquíes creen que no hay gran cosa para hacer, porque la principal causa del avance de la desertificación parece ser natural. "El norte de África es una región principalmente árida o semiárida", explicó a IPS el geógrafo Bouazza Zahir, que precisó que "Marruecos tiene 700 kilómetros cuadrados de tierras áridas por cada 1.000 kilómetros cuadrados".

La tierra puede adquirir condiciones más áridas ahora que las fuentes de agua se reducen, indicó Zahir.

Pero no se puede responsabilizar a la naturaleza de todo. "La excesiva actividad pastoril y el mal uso de la tierra son factores significativos", apuntó Zahir. Y la demanda de la población por tierras verdes se eleva.

"El aumento anual promedio de los habitantes en las regiones áridas es de 3,5 por ciento" indicó Zahir. "Por lo tanto la tierra está sobreexplotada porque la población busca máximos beneficios en el menor tiempo posible".

En 2001, se lanzó un plan nacional contra la desertificación que pretende reforzar el marco político, legislativo e institucional del estado y otros órganos para, en conjunto, contener el fenómeno.

La iniciativa intenta limitar el papel del gobierno e involucrar a más agencias. En ese contexto las autoridades marroquíes accedieron a "anticipar nuevas formas de organización autónomas y descentralizadas". Los proyectos para combatir la desertificación "deben realizarse en un marco contractual que definiría los compromisos de toda intervención".

Los acuerdos conceptuales no están marcando diferencias prácticas en la mayor parte de los lugares.

Los residentes de la ciudad de Mhamid al-Ghouzlane, en la meridional provincia de Zagora, afirman que las dunas que avanzan ahogan las tierras de labranza y los recursos hídricos. La población debe afrontar las dificultades sin ayuda.

En tanto, organizaciones ambientales independientes se organizaron en Marruecos para luchar contra la desertificación. En 1997 se fundó una red con varias de ellas para hacer frente al problema.

"Pero esas asociaciones no tienen suficientes medios financieros ni logísticos", indicó Achlif, residente de Mhamid al-Ghouzlane.

El plan de acción nacional procura reforzar las capacidades de las organizaciones. "Pero no tendrá éxito si no hay un programa enérgico que genere conciencia" sobre esa problemática ambiental, dijo Zahir.

Aun así los esfuerzos en ese sentido son necesarios, remarcó. "La medida tendente a formar actores locales es muy importante. Suele haber una carencia de capacidad administrativa y eso es un serio obstáculo para el desarrollo de los planes".

El plan del gobierno procura ahora capacitar a funcionarios y a representantes locales. También incluye cursos para jóvenes de áreas rurales. Ochenta y uno por cientos de los agricultores de las tierras áridas y semiáridas son analfabetos, según cifras oficiales.

Asimismo el programa se propone promover la investigación científica respecto de la desertificación y fomentar el desarrollo de "paquetes tecnológicos" para ayudar a la población local a comprender y lidiar mejor con el problema.

* Este artículo es parte de una serie sobre desarrollo sustentable producida en conjunto por IPS (Inter Press Service) e IFEJ (siglas en inglés de Federación Internacional de Periodistas Ambientales).

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