RELIGIÓN-EEUU: Cruzado carcelario graduado en Watergate

Las cárceles de Estados Unidos son un semillero de terroristas islámicos, según el líder evangelista Charles Colson, quien conoce ese lado de las rejas por el caso Watergate que acabó con la presidencia de Richard Nixon (1969-1974).

Colson ha consagrado su vida a impulsar los proyectos religiosos en las prisiones estadounidenses, a los que ahora promueve con el argumento de que la conversión de reclusos al Islam es una "amenaza contra la patria".

El ex asesor de Nixon e integrante de la comisión del Partido Republicano que promovía su reelección preside desde 1976 la Confraternidad Carcelaria. En 1974 había sido condenado por obstrucción de la justicia a entre uno y tres años de prisión, de los que cumplió siete meses.

En los últimos meses, ha manifestado su profunda decepción porque un juez federal consideró inconstitucional la actividad en el estado de Iowa de otra de las instituciones que dirige, denominada InnerChange Freedom Initiative (IFI, Iniciativa por la Libertad del Cambio Interior).

La demanda contra IFI fue presentada por Estadounidenses Unidos por la Separación de la Iglesia y el Estado y el recluso Jerry Ashburn, residente en el Correccional Newton, en Iowa.

Los demandantes advirtieron a la justicia que las autoridades del estado daban trato preferencial a los presos que participaban en actividades de IFI, que opera en el Correccional Newton desde 1999.

El sitio web de IFI describe la iniciativa como "un programa revolucionario, centrado en Cristo, basado sobre la Biblia, que apoya a los reclusos a través de su transformación espiritual y moral, iniciada mientras están presos y continuada luego de su liberación".

El programa se inició en 1997 en Texas, y su objetivo declarado es reducir las reincidencias haciendo que los prisioneros acepten a Jesús en sus vidas.

El grupo de Colson recibe financiamiento del gobierno para sus actividades en cárceles de cuatro estados: el septentrional de Minnesota, los centrales de Iowa y Kansas y el meridional de Texas.

IFI apeló el fallo, y continúa recibiendo fondos públicos mientras la sentencia en segunda instancia está pendiente, dijo Rob Boston, portavoz de Estadounidenses Unidos por la Separación de la Iglesia y el Estado.

Colson, designado el año pasado por la revista Time como uno de los 25 líderes evangelistas más influyentes en Estados Unidos, publicó en el sitio Breakpoint.org un comentario titulado "Qué se esconde en las sombras: El Islam radical y las prisiones estadounidenses".

"Habitualmente no hago predicciones, pero aventuraré una. Si, Dios no lo permita, ocurriera un ataque en suelo estadounidense perpetrado por radicales islámicos locales, muchos de los perpetradores, si no la mayoría, se habrán convertido al Islam en prisión", advirtió.

Colson citó en ese sentido un estudio realizado por el Instituto de Políticas de Seguridad Interna en la Universidad George Washington y el Grupo de Análisis de Incidentes Críticos, de la Universidad de Virginia, titulado "Fuera de las sombras: Adelantándose a la radicalización de presos".

Los autores del informe concluyeron que existe en Estados Unidos el riesgo "del tipo de terrorismo local que hoy existe en otros países" a causa de "la gran población carcelaria".

Según el estudio, Estados Unidos cuenta hoy con la mayor población carcelaria del mundo (unos dos millones de personas) y la mayor proporción de presos por habitante (siete por cada 1.000).

Por lo tanto, advierte, este país afronta "un enorme desafío: cada preso radicalizado se convierte en un potencial recluta terrorista".

La falta de controles sobre los capellanes musulmanes permite el ingreso a las prisiones de clérigos "que defienden la violencia", asegura el informe.

"En pocas oportunidades las prisiones han rechazado la literatura que intentamos distribuir, y nunca fue por radicalismo", dijo un ex empleado de una organización musulmana ante un comité del Senado, según el estudio.

De todos modos, sus autores también advirtieron la presencia en las cárceles de supremacistas blancos, cuyas organizaciones tienen antecedentes terroristas.

Por su parte, Colson ha manifestado desde 2001 su preocupación por la "amenaza terrorista" de los musulmanes radicalizados en prisión. Según él, los fallos judiciales contra los proyectos carcelarios de inspiración religiosa exacerban el problema.

También atacó directamente a quienes se oponen a IFI, entre los que identificó a Barry Lynn, director ejecutivo de Estadounidenses Unidos por la Separación de la Iglesia y el Estado.

"Desafortunadamente, oponentes como Lynn son ciegos ante esto. Ponen en riesgo más que el programa IFI. Como vimos en el caso de Richard Reid, el británico que llevaba explosivos en sus zapatos, las organizaciones que ahora operan en las sombras de nuestras prisiones constituyen un peligro real para nosotros", agregó.

"Los comentarios de Colson fueron asombrosos", dijo Lynn a IPS. "Apenas pude dar crédito a lo que estaba leyendo."

"Literalmente parece no haber ningún nivel al que Charles Colson no se rebaje en estos días. En este clima político, llamar a alguien instigador del terrorismo es lo peor que se le puede decir. Parece haberse quedado sin argumentos sensatos, por lo que recurre a la mentira", señaló.

Lynn, quien publicó este año el libro "Piety & Politics: The Right-Wing Assault on Religious Freedom" ("Piedad y política: El ataque de la derecha a la libertad religiosa"), cree que la carta terrorista jugada por Colson es un claro síntoma de su desesperación.

"Él se da cuenta de que sus programas están en terreno resbaladizo por el fallo de Iowa", acotó. "No puede afrontar un alegato. En los 38 meses que duró el juicio, la Confraternidad Carcelaria nunca presentó los resultados del programa IFI, porque quería evitar que los revisáramos."

En sus textos, Colson asegura que existen "estudios" que "demuestran" que los programas carcelarios de carácter religioso "son la mejor solución a la alienación y la furia que alimentan las conversiones al Islam radical dentro de las prisiones".

Pero un estudio frecuentemente citado por Colson fue desacreditado tanto por su metodología como por sus conclusiones, según Claire Hughes, de la Mesa Redonda sobre Políticas de Religión y Bienestar Social.

"Un estudio completado hace tres años por el Centro de Investigaciones sobre Religión en la Sociedad Civil Urbana, de la Universidad de Pennsylvania indica que dos años después de salir en libertad apenas ocho por ciento de los graduados de IFI volvieron a la cárcel, ante 20 por ciento del total de liberados", indicó Hughes.

"Pero el estudio define a los 'graduados' como aquellos que obtuvieron empleo. Cuando fueron incluidos todos, quedó demostrado que era más probable que fueran reencarcelados los participantes de IFI que los ex reclusos en general", dijo Hughes.

¿Tienen futuro los programas carcelarios de inspiración religiosa? En diciembre de 2003, el gobernador del sudoriental estado de Florida, Jeb Bush, convirtió la Institución Correccional Lawtey, de seguridad media, en la primera prisión totalmente religiosa de la nación.

Pese a las objeciones de los activistas por la separación entre Iglesia y Estado, el Departamento de Correccionales de Florida abrió otras dos cárceles similares —una para reclusos que cumplen condenas largas y otra exclusiva para mujeres— y, según un informe de ABC News difundido a comienzos de este año, pretende inaugurar otras 30.

"El estado cree que estas clases de programas significan menos acción disciplinaria y una reincidencia más baja, pero ningún estudio científico lo avala", destacó ABC News.

(*) Bill Berkowitz es un conocido observador del movimiento conservador estadounidense. Publica periódicamente la columna "Conservative Watch" en la revista electrónica WorkingForChange.org.

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