El escándalo sexual que protagoniza el legislador Mark Foley, del gobernante y conservador Partido Republicano, contamina la campaña rumbo a las elecciones legislativas en Florida, de donde es oriundo, y en todo Estados Unidos.
A fines de septiembre, Foley, un diputado católico de 52 años, renunció a su escaño legislativo al saberse que había enviado numerosos correos electrónicos de contenido sexual a adolescentes varones que trabajaban como mensajeros en el Congreso.
Luego, el legislador admitió ser homosexual y aseguró que en su niñez sufrió abuso a manos de un sacerdote católico. Además, se alojó en una clínica especializada para someterse a tratamiento contra su supuesto alcoholismo.
Expertos de varias universidades de Estados Unidos pronosticaron que el escándalo perjudicará a los candidatos republicanos en las elecciones legislativas del 7 de noviembre. Pero el alcance del daño es difícil de prever.
"El impacto del caso Foley, la insatisfacción con la guerra de Iraq y la situación de la economía son difíciles de soslayar", dijo a IPS Norman Luttbeg, profesor de ciencias políticas desde hace 28 años en el centro universitario Texas A&M.
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Los votantes del meridional estado de Texas "están desanimados", explicó. "Es posible que el escándalo pase rápidamente a la historia, pero el horrible manejo que hizo del caso el presidente de la Cámara de Representantes, Dennis Hastert, será recordado por mucho más tiempo" que la conducta de Foley", agregó..
Según diversas versiones, el principal colaborador de Foley, Kirk Fordham, pidió a Hastert hace tres años que le recomendara a su jefe moderar el vínculo con los adolescentes que trabajaban en el Congreso.
Pero el jefe del equipo de Hastert, Scott Palmer, aseguró a la prensa que la advertencia de Fordham nunca ocurrió.
El Panel de Ética de la Cámara de Representantes investiga desde comienzos de mes cómo manejaron los legisladores, en especial Hastert, las acusaciones contra Foley.
Larry Sabato, profesor de ciencias políticas en la Universidad de Virginia, dijo que la mayoría de los votantes no rechazan a un candidato por una cuestión única.
Sin embargo, evaluó que el Caso Foley se suma a una gran cantidad de problemas que complican la situación del Partido Republicano, tanto en términos de política interna como exterior.
"Todavía no se completó una investigación adecuada, pero podría costarles más escaños que los que anticipan, porque los ciudadanos no olvidarán el caso del todo", declaró a IPS.
Cincuenta y cinco por ciento de los encuestados este mes para un sondeo difundido por la cadena de televisión CNN afirmaron que el caso Foley sería "extremadamente" o "muy importante" en la definición de su voto en noviembre. Veintiuno por ciento de los entrevistados dijeron que sería "moderadamente importante" y 22 por ciento, "no tan importante".
El mismo estudio indica que, para 57 por ciento de los consultados, los dirigentes republicanos "encubrieron deliberadamente" acusaciones anteriores contra el legislador. Y 43 por ciento dijeron que Hastert debería renunciar a la presidencia de la Cámara.
Aubrey Jewett, profesor de ciencias políticas en la Universidad de Florida Central —no lejos del distrito al que Foley representaba—, cree que el escándalo "cristaliza las preocupaciones de los votantes sobre la ética de la dirigencia de la Cámara y del Partido Republicano".
Las consecuencias son más evidentes en el sudoriental estado Florida porque el legislador procede de allí, agregó.
La ciudadanía estadounidense elegirá el mes próximo la totalidad de los 435 miembros de la Cámara de Representantes y a 33 de los 100 senadores. Ambos cuerpos legislativos son controlados hoy por el Partido Republicano. La mayoría de las encuestas prevén que la mayoría podría pasar a manos del Partido Demócrata, casi seguramente en la cámara baja.
Incluso entre los cristianos evangelistas, uno de los sectores de votantes más leales a los candidatos republicanos, el apoyo a ese partido se redujo desde de 78 por ciento en las elecciones de 2004 al 57 por ciento que establece una encuesta del Centro de Investigaciones Pew.
El Partido Republicano es una monumental fuerza política en Florida, cuyo gobernador es Jeb Bush, hermano del presidente George W. Bush.
La acción de las autoridades del estado en el escrutinio fue fundamental en el triunfo electoral republicano de noviembre de 2000, a pesar de que el candidato demócrata a presidente, el entonces vicepresidente Al Gore, había conquistado más votos a nivel nacional.
Jewett no cree que el poder de los republicanos de Florida se haya pulverizado con el escándalo de Foley.
"Éste es un estado grande y rico. Los republicanos locales son muy exitosos en su objetivo de reclutar recaudadores de fondos y dirigentes políticos jóvenes. Florida será una potencia de la política nacional durante muchos años", dijo.
Pero el escándalo es percibido en Florida "como la más reciente de una serie de contradicciones dentro del Partido Republicano", observó Ann Crigler, presidenta del Departamento de Ciencias Políticas de la Universidad de California del Sur.
Están en curso varias investigaciones por el escándalo Foley, incluso dentro de la propia Iglesia Católica. El sacerdote acusado por el legislador, Anthony Mercieca, que hoy tiene 69 años y vive en Malta, admitió haberlo "acariciado" cuando era un monaguillo de 13 años.