Mauricio avizora otros mercados africanos como parte de su esfuerzo por reflotar la industria de la vestimenta para la exportación, con especial atención en Sudáfrica, que el año próximo limitará algunas de sus compras a China.
El fin del Acuerdo Multi Fibra, que había dado a algunos países en desarrollo acceso preferencial a los mercados de vestimenta de Estados Unidos y de la Unión Europea, hizo que varias fábricas, tanto grandes como pequeñas, fueran clausuradas en Mauricio.
Miles de personas, en su mayoría mujeres, quedaron sin empleo. Ahora, en un intento por estimular las manufacturas para exportación, la industria se centrará en mercados de otros países africanos, como Kenia, Tanzania, Uganda, Mozambique, Etiopía, Zambia y Madagascar.
La gubernamental Enterprise Mauritius ve a Sudáfrica como un importante mercado para camisas, camisetas, jerseys y pantalones. "Ahora deberíamos trabajar para convertirnos en la primera alternativa a China en este mercado", dijo un funcionario de la firma.
Una brecha para los exportadores de Mauricio se abrirá con la decisión de Sudáfrica de limitar ciertas importaciones chinas a partir de enero.
Mauricio también está trabajando en el frente asiático. Ya se aseguró una cuota de un millón de prendas para India, con un acuerdo de comercio preferencial. Actualmente también lleva a cabo negociaciones con Estados Unidos y Pakistán.
La industria textil y de la vestimenta de Mauricio parece estar sobrellevando la tormenta desatada con el Acuerdo Multi Fibra. Ya se abrieron nuevas fábricas y, en lo que va del año, se recibieron inversiones por 60 millones de dólares.
"Lo destacable es que las cosas están mejorando en la industria. Los ejecutivos que el año pasado no podían dormir por falta de órdenes de compra, este año no duermen por tener demasiadas", dijo a IPS el ministro de Industria y Comercio, Rajesh Jeetah.
El año pasado las exportaciones de Mauricio llegaron a 942 millones de dólares, mientras que en 2004 fue de 1.030 millones de dólares. En los primeros seis meses de 2006 llegaron a poco más de 500 millones de dólares, lo cual sugiere un regreso a los niveles de 2004.
Para el tercer trimestre de este año, el valor neto de las exportaciones es 23 por ciento más alto que en el mismo periodo de 2005.
Siguiendo esta tendencia, el sector textil y de vestimenta proyecta terminar el año con un valor total por concepto de exportaciones más elevado que en 2005. Por lo tanto, el economista Eric Ng Ping Chung espera un crecimiento positivo de 1,7 por ciento para el sector en 2006.
El gobierno de Mauricio tomó varias medidas que costaron 1,6 millones de dólares, para restaurar la industria, entre ellas volver a centrarla en un segmento de mercado diferente para aumentar las exportaciones.
Las fábricas, el desarrollo de mercados y productos y la logística fueron reestructurados.
El gobierno también abordó el acceso a créditos y mercados. La última medida tomada es la creación del Instituto de la Moda y el Diseño, para ayudar al sector a evolucionar hacia una industria acorde con la demanda mundial.
Esa política pide creatividad e innovación, una manufactura de mayor calidad y con valor agregado, superioridad técnica, velocidad y diferenciación del producto.
Enterprise Mauritius se está enfocando en las estrategias de las firmas, su competitividad, y las condiciones operativas para empresas más pequeñas. El objetivo es capacitarlas para desarrollar nuevos productos y explorar nuevos mercados.
El vicepresidente de la Asociación Zona de Procesamiento de Exportaciones de Mauricio, Ahmed Parker, dijo que la reanimación de la industria textil y de la vestimenta tiene lugar en un contexto donde los precios están bajo presión.
"Los compradores europeos y estadounidenses están acostumbrados a los bajos precios ofrecidos por China. Por eso Mauricio tendrá que seguir la tendencia, mientras mantiene la calidad de sus productos, cumpliendo a tiempo y brindando un buen servicio a sus clientes", explicó.
La industria textil y de la vestimenta está entre los cuatro pilares económicos de esta isla del océano Índico, junto con el azúcar, el turismo y los servicios financieros. Se anticipó que el fin del Acuerdo Multi Fibra podría destruir al sector.
Este sector se redujo seis por ciento en 2002, seis por ciento en 2003, 6,8 por ciento en 2004 y ocho por ciento en 2005.
Pero actualmente hay 250 fábricas, que emplean a 55.000 trabajadores nacionales y 13.000 extranjeros. En 1999 fueron empleadas 91.000 personas, cifra que cayó a 77.500 en 2003 y a 66.300 en 2005. Las mujeres constituyen alrededor de dos tercios de la fuerza laboral.
Si la industria se benefició de la asistencia del gobierno, éste no fue siempre el caso para quienes perdieron sus empleos.
Algunos de los trabajadores recibieron sumas de entre 162 y 194 dólares del gobierno para iniciar microproyectos. Sin embargo, miles de ellos todavía esperan sus indemnizaciones, pese a protestas en las calles de Port Louis.
Eso les ocurrió a Basdeo Jhingree y Sweta Bassant, dos obreros que fueron despedidos el año pasado. "Nuestra situación es más oscura porque tenemos que devolver préstamos bancarios que sacamos para financiar nuestras viviendas", explicó Bassant.
"Los niños tienen que estudiar; todavía estamos luchando para conseguir un trabajo. Con tantos desempleados alrededor, es muy difícil hallar empleo en otras partes, particularmente para los mayores", agregó.
Como muchos otros, ellos realizan trabajos ocasionales, como lavar y limpiar en hogares de otras personas, o vender pequeñas mercaderías en las calles. Otros fueron introducidos a la cría de aves por parte del no gubernamental Movimiento de Autosuficiencia Alimentaria.
"Muchas mujeres que perdieron sus trabajos iniciaron pequeñas empresas de alimentos en distintos lugares de la isla. Otras comenzaron a criar aves y a vender huevos en las cercanías, como para obtener algunas ganancias", señaló el director del Movimiento, Eric Mangar.
Jane Ragoo, de la Federación de Sindicatos Progresistas, dijo que los trabajadores no fueron capacitados para beneficiarse de las reformas pasando al segmento superior de la industria.
"Cuando las fábricas son modernizadas, ¿miramos solamente los equipos o también el salario y las condiciones laborales?", preguntó.
Los problemas de bajos salarios y la falta de beneficios también persisten. Los obreros todavía trabajan 55 horas por semana por menos de 90 dólares sin seguridad laboral, ninguna cifra abultada a la edad de 60, como en otros sectores, y las mujeres mayores no son empleadas, enfatizó Ragoo.
También denunció a los industriales que necesitan personal, pero llaman a los trabajadores locales "haraganes" como para no contratarlos, dado que prefieren traer mano de obra extranjera, más barata, a la isla.
El deterioro de la industria textil y de la vestimenta de Mauricio se registró por varias razones, entre las que se cuenta la liberalización del comercio, pues la competencia global en la producción de ropa se volvió dura, al tiempo que surgieron productores baratos como China, India, Indonesia, Bangladesh y Sri Lanka.
Varias debilidades contribuyeron con la vulnerabilidad de la industria. Entre ellas, altos costos laborales aparejados con bajos niveles de productividad. La falta de trabajadores calificados significó un desequilibrio entre la oferta y la demanda en el mercado laboral.
El sector también fue criticado por depender excesivamente de la producción de camisas, camisetas, buzos y pantalones. (FIN/IPS/traen-js/dm/na/if lb/06)